viernes, julio 07, 2006

El Señor de la Guerra. Un novedoso punto de vista

Muy interesante película, ésta que nos ha traído Andrew Niccol, inolvidable guionista de perlas como El Show de Truman y Gattaca, peli que también dirigió en su momento. Quizás uno pueda ponerle ciertos reparos al abuso de la voz en off o a la ligereza con la que es tratado un asunto tan serio y tan asqueroso como éste del tráfico de armas, pero tampoco hay que olvidar que Niccol está en su pleno derecho a establecer, mediante un muy inteligente uso de la ironía y el cinismo más exarcebado, esa barrera entre la enormidad de lo que está contando y el espectador.

Me parece bastante apropiada esa definición que he leído por ahí de que El Señor de la Guerra es algo así como un cruce entre Uno de los Nuestros - de la que toma, además de esa omnipresente voz en off que perdura todo el relato y que consigue que entendamos a un personaje tan amoral y repulsivo como el que encarna con notable acierto Nicholas Cage, una muy cuidada selección musical en la que no falta ni el Cocaine de Eric Clapton ni el Glory Box de Portishead, pasando por el Hallelujah de Jeff Buckley o Coyita de Gustavo Santaolalla - y Syriana - por la importancia y complejidad del asunto que aborda, pero me pregunto si, de ser su objetivo hacer una denuncia más o menos seria de una situación habitual que pasa desapercibida para el espectador medio, no se le habrá ido la mano en el tratamiento ligero, casi juguetón, de tan espinoso tema.

Por lo demás, es obligado hacer referencia a esa majestuosa introducción, esa escena de los títulos de crédito iniciales que, bajo el posible título de 'Historia de una Bala', os he traido como regalito de hoy a este Blog. Disfrutad de esta escena rodada con cámara subjetiva y con el clásico tema de Buffalo Springfield 'For What's It's Worth' Su final dejará impactado a más de uno y si viendo estas imágenes no os entran ganas de descubrir que se oculta en el resto de esta inteligente película, es que no he conseguido mi objetivo.



2 comentarios:

Nesdy dijo...

Acabo de descubrir este blog y me parece fantástico.

La película me ha parecido excelente. Creo que puedo decir que es lo mejor que hay en estos momentos en la cartelera sin miedo a equivocarme. La escena inicial, con su impactante desenlace, ya augura lo que va a ser el resto de la película. Lo que más me ha gustado ha sido la forma en que está narrada la historia, por el propio protagonista y dejándole al espectador la tarea de juzgar si lo que hace está bien o mal.

Un saludo

David Garrido Bazán dijo...

Gracias a ambos por vuestros comentarios. En una cartelera tan desangelada como la que tenemos ultimamente por España - la cruz de todos los veranos - es posible que Nesdy tenga razón. Aun así, hay algunas cosas curiosas que se han estrenado ultimamente (en las grandes ciudades, claro) que pueden haber pasado desapercibidas porque la ausencia vacacional de programas tipo Días de Cine y similares evitan que tengan el mínimo de difusión necesaria.
Por ejemplo hay una peliculilla francesa, Pintar o Hacer el amor, que vi en el pasado festival de Sevilla y que me pareció una propuesta de lo más curiosa que aborada de una manera sumamente original un tema tan espinoso como el intercambio de parejas. Cuenta con un buen dueto interpretativo: el atribulado Daniel Auteil - tan estupendo como acostumbra - y nuestro Sergi Lopez, haciendo de un ciego cuanto menos peculiar. Dan unas ganas además de irse a vivir al campo que no imaginais...
Volviendo a la peli Lord of War, estoy de acuerdo con Nesdy en que la opción escogida por Andrew Niccol de dar libertad al mpersonaje de Yuri Orlov retratándole desde una forma un tanto neutra - no del todo: a un personaje que se dedica a algo tan abominable hay que contraponerle algunos rasgos 'positivos' para hacerlo soportable para el espectador y que se produzca esa mínima identificación siempre tan necesaria - y dejando espacio al espectador para que se haga su propio juicio es de lo más inteligente y efectiva. Insisto en lo que decía en mi post: no se si como denuncia de una situación por todos conocida resulta efectiva, pero sin duda que es tan respetable como entretenida.