viernes, enero 08, 2021

EL CINE QUE (CASI) ME SALVÓ EL 2020: Un preámbulo

 

EL CINE QUE (CASI) ME SALVÓ EL 2020 (I): UN PREÁMBULO

 

Siempre he sido un gran defensor de las listas de Lo Mejor del Año. Casi tanto como detractor de llamarlas así. Hacer una selección entre las películas que has visto a lo largo de los últimos doce meses te obliga primero, si eres de los que ve mucho cine, a ser disciplinado y llevar un cierto control tanto de lo que ves como de aquello que se estrena y que quizás no verás en ese momento, pero sí más adelante. También te obliga a echar la vista atrás y, repasando tus notas, valorar cómo y de qué forma se han fijado en tu memoria las películas que has visto, cómo ha evolucionado tu recuerdo sobre ellas, las ganas que tendrías de volverlas a ver en este preciso momento, la emoción que te provocaron, aquel detalle que te pareció maravilloso o al menos digno de ser rescatado incluso dentro de una película no redonda, ese momento que te aparece en la mente cuando lees el título en una hoja de papel.

Pero además es que estas listas tienen una gran ventaja y es la de descubrirte joyas que desconocías o incluso mirar con distintos ojos obras que sí has visto. Ambas cosas son valiosas y por eso también soy partidario de añadir un pequeño texto en el que puedas explicar por qué esta película en este momento de tu vida forma parte de tu cine del año. Y aquí llega lo que para mi es lo más importante: cada lista es absolutamente personal e intransferible. Es una foto fija de ti en un momento determinado que podría cambiar unos días después. Para mi las listas mal llamadas de ‘Lo Mejor del Año’ no son sino expresión del cine que a ti te ha tocado o te parece importante descubrir a la gente y el error más terrible es tomarlo como una especie de canon de lo que uno ‘debe ver’ o ‘tiene la obligación’ de conocer, por mucho que respetes la opinión de quien confecciona su lista. No son sino una guía hacia esa persona, con la que puedes estar o no de acuerdo. Quien hace esa lista lo hace – o debería hacerlo – en la convicción de que las películas que han sido importantes para él o para ella, quizás puedan llegar a serlo para el destinatario de la misma.

Público en el pase conjunto de Karen y La Nacencia, un lleno del XV FCIMerida

En este 2020 en el que todo ha cambiado, un año que parece contener en su interior un lustro entero, un año en el que las salas de cine cerraron durante meses – jamás en mi vida, ni siquiera de niño, pasé tanto tiempo sin pisar un cine - y se aceleró el proceso ya imparable de consumir películas (y series) a través de las plataformas VOD, un año que nos ha llenado de incertidumbre y en el que nadie sabe lo que vendrá, puede que estas listas sean más importantes que nunca, pues si en la crítica de cine hay que lamentar el también creciente fenómeno según el cual las películas se convierten en campos de batalla de polarización sobre si son la enésima y última obra maestra indispensable o un producto sobrevalorado, fallido y despreciable que no deberías atreverte siquiera a defender, con un espacio cada vez más reducido para encontrarse en un para mi cada vez más reivindicable término medio, más temible es aun el proceso por el que las películas se convierten en objetos de usar y tirar que no tienen el mínimo tiempo de reflexionarse antes de que llegue la siguiente obra maestra imprescindible que hay que ver ya y juzgarla igual de apresuradamente, contribuyendo a una ceremonia de la confusión repleta de ruido y furia.

Yo me he sorprendido varias veces este año atrapado en este proceso. Y trato de rebelarme contra él, no sé si con éxito. Me llamó mucho la atención durante el confinamiento, cuando veía los programas que hacía Días de Cine, comprobar como en las entrevistas a directores y actores del cine español, todos sin excepción confesaban que dedicaban las largas horas de confinamiento a ver cine clásico. Era el mismo refugio seguro al que yo también estaba acudiendo, imposibilitado muchas veces para ver cine nuevo – no me pasó solo con el cine: también con la lectura – y buscando la comodidad en el cine de unas viejas zapatillas de andar por casa. Todo eso cambió con el fin del confinamiento y el periplo por festivales, claro, que me llevó al otro lado del péndulo, a devorar cine nuevo, a una velocidad vertiginosa. Y salvadora.

Con Leticia Torres durante la presentación de su corto Fenomenal en el XV FCIMerida
 

Porque si, la selección de este año es la selección del cine que (casi) me salvó el 2020. Porque con la reapertura de las salas en junio y la preparación del XV Festival de Cine Inédito de Mérida que me llevó de forma consecutiva a San Sebastián, Sitges y Valladolid, recuperé todo el impulso y las viejas sensaciones de siempre: fueron 119 proyecciones en 17 salas de cine o espacios distintos de 5 CC.AA. en cinco intensas semanas, el periodo del 18/09 al 12/11, la prueba palpable que los cines son espacios seguros y la reivindicación de la importancia fundamental, hoy aun más que nunca, de los festivales de cine presenciales que culminó en una edición muy especial de nuestro FCIMerida que perdurará en mi memoria como uno de los recuerdos más bonitos e inolvidables de este olvidable año.

Soy consciente que me estoy extendiendo demasiado (como siempre) pero disculpadme: creía necesario hacer este preámbulo con las inquietudes que ahora que echo la vista atrás me rondan la cabeza antes de lanzaros en un próximo post mi selección del cine de este año que como siempre irá dividido en cine español y cine internacional. El criterio seguirá siendo el mismo: cine estrenado en salas y/o plataformas de VOD a lo largo del 2020, dividido en dos categorías, cine español y cine internacional, dejando fuera las películas vistas en Festivales que seguramente tendrán su estreno a lo largo del 2021 – aunque nadie sabe si eso será así o no en este momento, las cosas como son – y seguramente haciendo alguna mención aparte a algunas películas especialmente importantes para mí que he podido ver en distintos festivales o mercados de cine en este año pero cuyo destino o estreno es incierto, pues desconozco si llegarán a las salas o incluso a las plataformas VOD.

Con la máscarilla de Sitges 2020 en el XV FCIMerida durante el pase de La Nube y Tártaro

 

Dicho lo cual, vamos a ello…

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