Y es que esa fue la tónica dominante de la noche: presentadores que ya habían sido Premios San Pancracio’s en años anteriores o muy bien relacionados con los premiados se dejaban caer por el escenario para entregar los galardones de este año y todos sin excepción parecían más que felices de reencontrarse con Cáceres y los Re-Bross, también llamados Los Hombres de Paco, que no pararon de recibir agradecimientos a diestro y siniestro. Una que debutaba en estos menesteres era la presentadora Eva Hache, que con notable desparpajo, tablas y su habitual sentido del humor condujo la ceremonia con mano firme casi en todo momento – y cuando no fue así, ya que algún momento hubo en el que se perdió por el guión, salió del paso improvisando con naturalidad y oficio – con la sombra inquietante de ese San Pancracio/Michael Myers/azafato presente en todo momento en el escenario del que descubrimos con no poco estupor en la fiesta post gala que lucía un hermoso mostacho una vez despojado de la máscara blanca del protagonista de Halloween.
De lo ocurrido en una gala más que hacer una crónica al uso prefiero quedarme con diversos momentos que me parecieron reseñables. Empecemos por lo nuestro: Ángel Briz, muy hábil él, repitió su numerito Adrien Brody recogiendo el Oscar que ya clavara en Mérida en la entrega de los premios imprescindibles de COPE simulando un besazo de película para sorpresa de la actriz que le entregaba el San Pancracio y alborozo de todos los presentes, con lo que rompió el hielo de maravilla y tuvo tiempo de recordar a todos los que curramos en el Festival antes de hacer esa discreta a la vez que firme reivindicación de un mayor apoyo económico y de todo tipo por parte de la Junta a nuestro certamen, algo de lo que espero que tomara buena nota la consejera de Cultura Leonor Flores presente entre el público.
Juan Margallo y Petra Martínez, pareja artística de altura y matrimonio en la vida real, hicieron una prolongación de su magnífico espectáculo teatral Adosado(s) sobre el escenario del Gran Teatro cuando el primero recogió su San Pancracio uno de los Nuestros. Fueron absolutamente hilarantes las anécdotas del principio de su carrera artística (¡haciendo de falso boliviano con un grupo musical latinoamericano de gira en el mismo Cáceres donde todo Dios le conocía!). Genio y figura total, pocas intervenciones fueron más divertidas durante la gala que la de Margallo, buen actor y mejor persona.
Momentazo de la noche fue también el premio Pasión por el Cine que recibió Luis Alegre, al que Eva Hache obligó a cantar las primeras estrofas de La Bien Pagá – muy bien por cierto: nos quedamos con ganas de más – antes de retirarse del escenario. No estuvo nada mal tampoco la entrega del premio al Mejor Actor: entre que José Coronado no estaba entre bambalinas cuando Eva Hache reclamó su presencia – posiblemente porque lo hizo antes de lo que indicaba el guión –, que éste obligó a Enrique Urbizu a que subiera al escenario con él para entregar el premio, que pasaron de hacer la semblanza del premiado porque prefirieron dejar clara la estrecha relación que les une a todos desde que hicieron juntos esa maravillosa película llamada La Vida Mancha y la emoción que embargó por completo a Juan Sanz cuando al final subió al escenario, aquello fue estupendo.
También fue destacable la salida de la Sardà en plan maestra de ceremonias quejándose de que Eva Hache le pisaba todos los chistes que iba pensando decir al salir, una forma como otra cualquiera de alabar su trabajo. Disfrutamos además de la enorme complicidad que demostró con una coherente Elvira Mínguez que elaboró el que probablemente fue el mejor discurso de agradecimiento de la noche. Gracias a Verónica Sánchez descubrimos que una amiga suya castigaba a su San Pancracio cuando no cumplía lo que le pedía metiéndolo temporadas enteras en el congelador e indultándolo de cuando en cuando. Prometió no hacer lo propio, claro.
Ray Loriga estuvo más que consciente del alcance de su premio al Mejor Director por Teresa, El Cuerpo de Cristo “Creí que era el Premio Sor Citroen a la mejor peli de monjas. No se si lo hay, pero si lo hubiera igual tampoco me lo hubiera llevado. Ya sé que hay muchos que piensan que no me merezco este premio. Pero igualmente hay muchos otros que se llevan premios que no se merecen, así que éste se viene conmigo a casa” y José Luis Borau, presentado por la presidenta de la Academia Ángeles González Sinde, además de conseguir la merecida ovación de la noche puso un punto bien simpático cuando, a punto de abandonar el escenario y fuera del alcance de los micrófonos se dio lentamente la vuelta y musitó “Ah, por cierto: a mi si me parece La Soledad la mejor película del año” Alguien lo había puesto en duda.
Pero si tuviera que destacar un solo momento de toda la gala, ese sería sin duda el San Pancracio Honorífico que se quedó sin recoger Antonio Gasset, que probablemente huyó despavorido cuando tuvo noticia de lo que pretendían hacer los Re-Bross: un video en el que se recogían todas y cada una de sus estupendas menciones a los San Pancracio en sus soliloquios de Días de Cine, que tanto han hecho por engrandecer este festival, dejó un agujero en el corazón de la gala, pues todos hubiésemos querido reencontrarnos con el ya prejubilado presentador, que probablemente será ahora mucho más feliz dedicándose a cosas que poco o nada tendrán que ver con el cine.
Por lo demás, los números de baile del grupo de Jimmy Roca que abrieron y cerraron la gala fueron espectaculares y de los tres temas musicales funcionaron razonablemente bien el momento cantautor y el You’re So Beautiful y ya no tanto el numerito tecno-futurista (¡con arpa-láser y todo!) que nos dejó a todos tan perplejos como atufados de humo. Eso si, le reconozco el mérito a la vocalista: no debe ser nada fácil igualar las proezas vocales de la cantante aquella que salía en la peli El Quinto Elemento de Luc Besson cuyos acordes reconocí al cabo de un rato.
Resumiendo: dos horas que se pasaron bastante rapidito y al término de las cuales los tres miembros del festival que allí quedamos posábamos orgullosos con nuestro hermoso San Pancracio (y su perejil). En la fiesta post-gala en el Palacio de los Golfines (una de las tres que había y la única, creo, reservada a los premiados y organizadores) tuve tiempo más que de sobra para buscar una foto que me hacía una especial ilusión: rodearme de los tres artífices de una de mis pelis españolas favoritas de los últimos años, La Vida Mancha. Mira que soy poco mitómano pero esa instantánea – que repetimos hasta tres veces tentando la paciencia de los implicados hasta que quedó a mi gusto – me apetecía mucho tenerla. Con buen ambiente, unas copitas, algo de comer, buen rollo en general y contentos por la noche tan estupenda que habíamos pasado (hasta el clima, magnífico, nos fue de lo más propicio) fuimos terminando una noche hermosa en la que el Festival de Cine Inédito de Mérida no dejó de forjarse: servidor hasta le estuvo dando la vara un rato a Daniel Sánchez Arévalo, director de AzulOscuroCasiNegro – Azul Marengo, según Eva Hache – recién comenzado el rodaje de su próximo largometraje Gente Gorda para que nos lo traiga a Mérida en Diciembre. Será imposible, porque su plan de rodaje está previsto que se alargue hasta Septiembre pero mira, por intentarlo que no quede...
2 comentarios:
Enhorabuena, David. Una noche fetén. Por cierto, ¿qué haces ahí a mi lado (a no, que es Coronado, je, je)? Abrazos
El gordo de la foto ¿es hijo de Bud Spencer?
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