La semana pasada les hablaba desde estas mismas páginas de las adaptaciones literarias y la forma en la que ha evolucionado la relación del cine con las mismas. Pues bien, hoy retomamos el tema desde una perspectiva algo distinta. Si hay un género literario que haya alcanzado una fuerza inusitada en los últimos tiempos gracias en parte a sus versiones para la gran pantalla, ese es sin duda el de la literatura fantástica. El éxito arrollador de las novelas de J.K.Rowling sobre Harry Potter y sus películas, sumado al fenómeno que supuso en su momento la trilogía de El Señor de los Anillos o el éxito en taquilla de Las Crónicas de Narnia han abonado el terreno para que en los últimos tiempos hayan conseguido ver la luz un puñado de películas que han adaptado, con mayor o menor fortuna, obras de similares temáticas como Eragon, Las Crónicas de Spiderwick, Un Puente hacia Terabitha o La Brújula Dorada. Si no fuera porque los resultados son, siendo muy benévolos, bastante desiguales, casi podríamos estar hablando de una especie de edad dorada del género.
Corazón de Tinta, primera parte de una trilogía escrita por Cornelia Funke que desconozco, dispone de una serie de elementos que a priori configuraban una película con posibilidades de resultar interesante, a saber: un hombre que solo con su voz es capaz de traer a esta realidad a los personajes y situaciones de cualquier libro si bien hay que pagar un cierto peaje por ello, pues por cada personaje literario que se materializa en nuestro mundo, alguien de nuestra realidad se queda atrapado en las páginas del mismo; un reparto compuesto por nombres tan solventes como Helen Mirren, Jim Broadbent o Paul Bettany y la voluntad de llevar este proyecto a contracorriente de las modas imperantes en el género, es decir, huir en cierta medida de las pantallas verdes y los efectos digitales para trasladar cierta sensación de realismo al espectador.
Esta apuesta de jugar con el realismo dentro de una propuesta fantástica, una labor que se apoya en una puesta en escena que introduce los elementos mágicos de la trama de una forma casi naturalista, no acaba de cuajar del todo, dejando la propuesta en terreno de nadie: ni su fantasía resulta tan seductora como para enganchar al espectador más joven ni sus reflexiones metalingüísticas están lo suficientemente desarrolladas como para resultar atractivas al público algo más adulto, con lo que el interés de la película se diluye como un azucarillo, victima tanto de los excesivos tiempos muertos que abundan en su metraje como de una realización, cortesía del irregular Iain Softley, bastante más plana de lo que pide a gritos una película de estas características. Resumiendo, Corazón de Tinta comete un pecado imperdonable: aburre como si en vez de un cuento fantástico adaptara el libro de instrucciones de una lavadora.
Pese a ello, resulta interesante el desparpajo con el que aborda una declaración de amor en toda regla por la palabra escrita: hay algo que empuja constantemente al espectador a dejarse seducir por la magia de los libros, incluso por encima de la aventura que se nos está contando. La aparición en escena del autor del libro Fenoglio – un excelente como acostumbra Jim Broadbent – y el hecho de vivir ese sueño en el que los personajes que ha creado sobre el papel aparecen en el mundo real, permitiéndole interactuar con ellos, da lugar a algunas reflexiones jugosas sobre la responsabilidad del autor sobre el destino de su obra y sus creaciones. Lástima que tan interesante cuestión esté solo apuntada y no demasiado desarrollada porque podría haber dado bastante más juego.
Para el anecdotario quedan los guiños tolkinianos - Andy Serkis, Gollum, haciendo de villano, La Sombra clavadita al Balrog de Moria y la aparición final de Helen Mirren emulando a cierto mago blanco – y que uno entiende a la perfección el deseo de Dustfinger (Paul Bettany) de volver a su libro a toda costa: la mujer que allí le espera no es otra que Jennifer Connelly, a la sazón su esposa en la vida real. Yo también querría lo mismo.
Video: Sagas Literarias de Cine Reportaje de Dias de Cine emitido el 18/06/2009
Este artículo, levemente modificado, se publicó en el periódico gratuito Voz Emérita el lunes 22 de Junio de 2009
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