jueves, noviembre 12, 2020

¿Dónde Está La Magia? - Artículo para la XV Edición del Festival de Cine Inédito de Mérida

 

¿DÓNDE ESTÁ LA MAGIA?

Foto: Charly Morlock

En Hannah y Sus Hermanas, hay una escena en la que el personaje que interpreta Woody Allen le explica al de Dianne Wiest cómo superó su depresión y una crisis de fe. Allen le cuenta que tras un chapucero intento de suicidio, se echó a andar horas por las calles, confundido y asustado, con la mente hecha un lío mientras todo le parecía violento e irreal… hasta que encontró un cine y se metió dentro sin fijarse siquiera en lo que echaban, buscando un momento para poner en orden sus pensamientos, ser lógico y volver a ver el mundo desde una perspectiva racional. La película era Sopa de Ganso de los Hermanos Marx. Se puso a verla. Al rato, comenzó a decirse a sí mismo: “¿Cómo puedes pensar siquiera en suicidarte? ¿Cómo puedes ser tan estúpido? Mira a toda esa gente ahí arriba en la pantalla pasándoselo en grande ¿Y qué si Dios no existe y solo tenemos esta vida? ¿No querrías ser parte de esa experiencia? No todo es horrible: debería dejar de amargarme la vida y disfrutar de ella mientras dure” y empezó a relajarse y a pasárselo bien.

Allen expresó de forma brillante algo que todos sabemos: que el cine puede ser curativo. Que durante las dos horas que uno está sentado en una sala, a solas con la historia que le están contando en la pantalla, emocionándose con esos personajes y lo que les ocurre, deja a un lado temporalmente los problemas de su vida y se toma un necesario respiro de la asfixia que a veces sentimos. El cine como tabla de salvación a la que aferrarse cuando todo parece ser naufragio a tu alrededor o quizás solo para hacer un poco mejor tu existencia. Que no es poco.

En este 2020 hemos sufrido como nunca antes. La vida nos ha cambiado por completo, echamos de menos lo que tuvimos y miramos al futuro con incertidumbre y desconfianza. Una de las pocas cosas que nos ha salvado ha sido la Cultura y muy especialmente el Cine. Primero en nuestras casas y después en las salas, en esos espacios seguros. Lo he observado y vivido en primera persona en San Sebastián, en Sitges, en Valladolid: gente feliz por reencontrarse en sus festivales. Pese a las mascarillas, pese a la distancia de seguridad, pese a la reducción de aforos, pese a no poder hacer corrillos a la salida para enredarse en tertulias interminables sobre lo visto… felices por disfrutar de esa experiencia compartida, felices por olvidarse un rato del maldito virus, de las preocupaciones, del ruido, del dolor, felices por reírse, por asustarse, por emocionarse. Felices de recuperar el cine en las salas. Felices por reconquistar sus salas.


La XV Edición del FCIMerida no es una edición cualquiera. Y no solo por la ilusión que representa el volver a encargarme de sus contenidos tras mi paso por la Filmoteca de Extremadura, sino por el enorme reto que suponía configurar una programación con ese elemento ‘curativo’ siempre en la cabeza. Esta vez teníamos que huir del drama. No están los tiempos para dramas. Están para buscar la magia y sentir la belleza, para disfrutar de la música que fue y sigue siendo parte de nuestras vidas, para volver a soñar aventuras como los niños que quizás hemos olvidado que fuimos, para saber cuando es necesario ejercer la resistencia incluso cuando parece no tener demasiado sentido ante lo inevitable, para recordar que la dignidad y los principios con los que regir tu vida siempre son importantes, para darse cuenta que detrás de las redes sociales sigue habiendo personas de carne y hueso que sufren más de lo que dejan entrever detrás de un filtro, para aferrarse con fiereza a un proyecto con el que quizás sacar a los tuyos adelante, para ver milagros como una dehesa de Extremadura convertida en la lejana sabana africana, para redescubrir a un pintor y a su obra como nunca antes lo habíamos imaginado, para (¿por qué no?) estar a tiempo de rehacer tu vida prestando atención a las cosas a las que antes quizás no lo hacíamos. Incluso para saber que Wuhan no es solo el origen de una pandemia, sino una ciudad china donde ambientar otras historias de cine que nada tienen que ver con el dichoso COVID-19 y el ruido que genera a su alrededor.

 

Todo eso y mucho más lo vais a encontrar en esta XV Edición en la que, sin dejar de lado la irrenunciable apuesta por el cine de autor de calidad que nos caracteriza, nos hemos esforzado mucho para conseguir que de verdad os merezca la pena y os compense acudir a la sala de cine en estos tiempos difíciles en lugar de quedaros en casa. Viajaremos por el cine documental y el de ficción, tendremos cine de animación, cortometrajes y sesiones dobles pensadas minuciosamente para que las piezas encajen y ofrezcan una experiencia aún más enriquecedora e inolvidable. Festival viene de Fiesta, no lo olvidemos nunca.

Viajaremos por Francia (mucho, nos ha salido una edición especialmente francófona sin pretenderlo de antemano), Reino Unido, Polonia, EE.UU., Bélgica y China. Hasta tendremos algo parecido a una vuelta al mundo en varios Museos siguiendo las pistas de una increíble historia del pintor extremeño Zurbarán en el portentoso trabajo de Arantxa Aguirre, uno de nuestros Premios Miradas de este año. Pero antes acompañaremos al otro Premio Miradas, la gran actriz Petra Martínez, en un viaje que nos llevará hasta los remotos parajes de Almería.

Y luego está Extremadura. Extremadura y sus autores. Nuestros maravillosos autores. Nunca antes en el FCIMerida hemos tenido tal representación extremeña en su programación como ahora: cuatro cortometrajes (Fenomenal, La Nacencia, Influencer, Tártaro) de otros tantos autores extremeños que estarán codo con codo con los grandes nombres – aunque la mayoría sean directores debutantes o de segundas películas – que protagonizan nuestra Sección Oficial. Tendremos allí el privilegio de estrenar en Extremadura Karen, el segundo largometraje de la extremeña María Pérez Sanz, una obra heterodoxa, arriesgadísima y brillante que va a descolocar no poco y hasta Noite Perpetua, un cortometraje del talentoso director portugués Pedro Peralta que un día decidió contar una historia acaecida en Castuera durante la Guerra Civil, que también estrenamos en nuestra región.

Hay otra maravillosa escena de The Majestic (Frank Darabont, 2001) en la que Martin Landau, en la platea de un cine abandonado que quiere restaurar, se preguntaba “¿Por qué quedarse en casa a mirar una caja? ¿Porque es cómodo, porque no tienes que vestirte, porque simplemente te sientas en el sillón y ya está? ¿Cómo se puede llamar a eso espectáculo, a quedarte solo en tu salón? ¿Dónde está la magia?”

 


The Majestic - Where's The Magic? - VO 

The Majestic - ¿Dónde Está la Magia? - VE 

 

Vosotros sabéis dónde está la magia. Venid a compartidla un año más en vuestro Festival de Inédito de Mérida.

David Garrido Bazán
Director de Programación y Contenidos del XV FCIMerida