viernes, septiembre 28, 2007

LIBERO, La Familia mal, gracias

Se ha estrenado de puntillas en la cartelera española una película, Libero (reduccionista versión del original Anche Libero Va Bene) que es una prueba más de que algo se está moviendo en los últimos años en la cinematografía italiana, donde tras varios años oscuros en los que apenas ha trascendido el nombre de autores como Nanni Moretti, Gianni Amelio o Pupi Avati, parece abrirse paso poco a poco toda una nueva generación de cineastas cuyas obras van llegando con más fluidez hasta las pantallas españolas. Son los casos de Paolo Sorrentino (Las Consecuencias del Amor), Gian Paolo Cugno (Salvatore), Emanuele Crialese (Nuovomundo) o el más veterano Marco Tulio Giordana (La Mejor Juventud, Cuando Naces...) aunque también hay que sentir que obras igualmente interesantes para hacerse una idea de conjunto como Romanzo Criminale (Michele Placido), L’Amico di Famiglia (Paolo Sorrentino), La Vita che Vorrei (Giuseppe Piccioni) o La Bestia Nel Cuore (Cristina Comencini), que solo han podido verse en festivales como Sevilla, sigan siendo desconocidas para el público español. Hay que alegrarse pues de que una película pequeña pero muy estimable, con una estupenda dirección de actores y un interesante punto de vista personal sobre un drama familiar de lo más común haya logrado estrenarse entre nosotros.

Tommasso, a sus escasos ocho años, ya tiene una conciencia bastante clara de algunos de los sinsabores que produce la vida. De origen bastante humilde, convive con su padre Renato, un cariñoso aunque ocasionalmente colérico operador de steady-cam que se gana la vida como free-lance y su hermana mayor Viola en un piso en el que por más que se esfuerzan se nota día a día la ausencia de su madre Stefania, una mujer incapaz de asumir la pobreza en la que viven y que les ha abandonado varias veces. Los esfuerzos de Renato por sacar adelante a su famlia con sus escasos medios y sus intentos de proporcionarles una educación complementaria que él considera esencial para su formación - natación para Tommasso, clases de danza para Viola - chocan constantemente con la dura realidad en la que viven, con una segunda hipoteca que pende como una espada de Damocles sobre sus cabezas. Y en esta situación, una vez más, Stefanía reaparece para ocupar su lugar como esposa y madre de una familia más desestructurada de lo que parece

A pesar de los recelos de Tommi, que teme que su madre vuelva a las andadas y por puro instinto de protección frente al daño que pueda causarle se blinda frente a ella y de la violenta forma en la que es recibida por Renato, cuya posición de superioridad moral por haber sido abandonado y ser el único que ha hecho frente a sus responsabilidades hace que su primera reacción sea la de no admitirla en la casa, todos deciden de común acuerdo que es el momento de intentar volver a ser una familia y a partir de aquí comienza el proceso de adaptación a la nueva situación. La claridad con la que ve Tommasso el mundo – el punto de vista de la película es siempre el suyo: vemos lo que ocurre a través de sus ojos, sin que eso suponga toma de postura alguna por parte del realizador, sino más bien un intento de resultar objetivo - que choca con la inmadurez que a menudo demuestran sus dos progenitores y con sus propios deseos, la apertura a toda una forma de vida opuesta a la suya que representan una familia de mejor nivel económico que se instala en el edificio y su propia pelea personal para poder no solo encontrar su lugar en el mundo sino la forma de afirmar sus deseos frente a las exigencias de la vida cotidiana conforman la columna vertebral de un sólido y muy medido drama cuyos personajes están tan bien construidos y tienen tanto espacio para aportar sus propias razones que la película contiene un substrato muy rico en detalles en el que - y ese es uno de los grandes aciertos del filme - jamás se hacen juicios de valor sobre las actitudes de los miembros de la familia.

Por duro que pueda resultarnos aceptar a esa madre abandónica, uno puede entender a la perfección su frustración y su negación a aceptar el rol que le ha tocado vivir además de apreciar sus esfuerzos por ganarse de nuevo el corazón de sus hijos, del mismo modo que por mucho que uno pueda en un primer momento identificarse plenamente con Renato, su inconsciencia -a la escena del rodaje del spot publicitario es demoledora en ese sentido por más que esté rodada de un modo tan torpe que casi echa a perder su enorme fuerza dramática -, su incapacidad para dejar el más mínimo espacio a la madre una vez retornada para que ocupe el lugar que le corresponde o sus violentos accesos de ira producto de la frustración y la rabia lo hacen un personaje mucho más complejo y menos admirable de lo que podría parecer.

Kim Rossi Stuart, un actor con un notable parecido con un joven Nanni Moretti se revela en esta película como un realizador de lo más interesante, capaz de llevar con muy buen pulso este drama familiar que, por la naturaleza de los hechos que en él se cuentan, bien podría haberse deslizado por terrenos abonados para el sentimentalismo. Y sin embargo, Libero es una obra sumamente compleja y poliédrica, que permite ese ejercicio tan hermoso de salir del cine con muchas ganas de intercambiar comentaros y pareceres sobre ella y descubrir que tu percepción de los personajes no tiene necesariamente por qué coincidir con las de otros espectadores.

Película bien realizada e interpretada, de esas que saben analizar con habilidad los frágiles equilibrios que mantienen unidos los vínculos familiares y que diserta sobre el tema sin el menor asomo de dictar cátedra sobre el particular sino más bien limitándose a no manipular al espectador en uno u otro sentido - lo que siempre es muy de agradecer - dejando que él mismo se coloque en el lugar que más le interese, Anche Libero va Bene es una película sencilla y estimable, de esas que desaparecen de la cartelera sin que apenas nadie se de cuenta o tenga tiempo de recomendársela a sus amigos. Véanla si pueden: es una estupenda ocasión para reencontrarse con ese buen cine italiano que algunos tanto echamos de menos y que parece despertar poco a poco de su ensimismamiento y esa perpetua crisis en la que, dicen, lleva sumido varios años (¿A que me sonará a mi eso?).

jueves, septiembre 27, 2007

PARECIDOS RAZONABLES: Franco Battiato y Anton Ego

Lo vi en Noche Hache y no podía dar crécito a mis ojos, pero allí estaba: el autor de Nómadas había sido la inspiración secreta de las mentes pensantes de Pixar para dar vida a Anton Ego, el terrorífico crítico culinario de Ratatouille, la última maravilla de Pixar... y a las pruebas visuales me remito.

¿Es o no es para perder el famoso Centro de Gravedad Permanente? ;-)

lunes, septiembre 24, 2007

GUARDIANES DEL DIA: Despropósito Rusky

El viernes pasado cuando me enteré de que estrenaban Guardianes del Día, me pasó una cosa curiosa: por más que me esforzaba era absolutamente incapaz de recordar prácticamente nada del argumento de Guardianes de la Noche, la primera peli de esta trilogía rusa de gran éxito (… en Rusia) que en su momento, y con gran descojone por parte de muchos, se trató de vender como “la alternativa rusa a Matrix” Como mucho recordaba vagamente la típica historia de lucha entre la luz y la oscuridad, un argumento pelin confuso, una jartá de efectos especiales – algunos más logrados que otros – servidos en una coctelera agitada por un director especializado en publicidad y en el lenguaje del videoclip (Timur Bekmambetov se llama el fulano, leanse el artículo del enlace, que no tiene desperdicio alguno) un vórtice de energía muy maligno y un niño que era muy importante para ambos bandos y que sería algo así como el Elegido que traería el equilibrio a la Fuerza o el que nos salvara de Matrix o algo por el estilo. Eso si, la sensación de que era un poco pestiño si que la tenía bien presente…

Pues bien: pese al hecho de que no recordara nada del argumento era en mi caso una señal de aviso bastante clara, hice los deberes y me agencié Guardianes de la Noche para refrescarla antes de meterme a ciegas en la segunda parte, por aquello de no andar más perdido que Michael Bay en una retrospectiva de Antonioni. Y mira tu por donde, en un segundo visionado me pareció que no era tan mala como recordaba, que la peli tenía cierto estilo curiosote – esos ambientes decrépitos post soviéticos, ese darle la vuelta a algunas convenciones como los vampiros y los espejos, ese ir de llenazo en llenazo del sufrido prota, que menudo comienzo de peli tiene… - y que, vaya, se le podía dar una oportunidad al dire para ver por donde continuaba la historia tras ese final tan chungo en el que el hijito del alma del prota, el Elegido de las narices, tiraba por el lado oscuro cual un Annakin consciente de que para un adolescente con ganas de marcha, el Mal ofrece posibilidades más atractivas que los panolis de la Luz.

Craso error: Guardianes del Día es un completo desastre se mire por donde se mire. Perdida la capacidad de sorpresa de los efectos visuales y abandonando por completo las interesantes posibilidades de un mundo lleno de grises en el que eso del Mal y el Bien son cuestiones de puntos de vista, más que nada porque ambos bandos son igual de brutotes en sus métodos, el director/guionista se embarca en una trama sin pies ni cabeza en el que salta como un poseso de un elemento a otro para hacer avanzar la historia a trompicones: que si ahora os muestro lo importante que es la Tiza del Destino (no, mejor no pregunten), que si un coche pirulero haciendo el bestia por allá, que si ahora un poquito del niño en plan “Soy malote porque mola”, que si me saco de la manga una improbable (y pelin patética) campeona de la luz para compensar, que si un poco de comedia de enredo con cambio de sexo incluido para hacer algunos chistecitos de vergüenza ajena, que si culebrones extraños de amoríos imposibles y por supuesto, no puede faltar el enésimo plan más estúpido para dominar el mundo jamás concebido por parte del maloso de turno, que es algo así como un mafiosillo ruso hortera al que le gusta bailar tangos, dar fiestas chachis y vestir camisas con colores chillones. Vamos, que uno llega a pensar que lo más jodido que puede pasar si la Oscuridad se sale con la suya es que vamos a vivir eternamente en una fiesta que es algo así como un cruce entre El Baile de los Vampiros de Polanski y los pijos de la party de Acción Mutante de Alex de la Iglesia. Terrorífico.

Del despropósito general y el mosqueo que produce que se hayan gastado la pastizara que sea en semejante engendro no te sacan ni algún detalle de humor aislado (la sonrojante forma en que un tal Tamerlain supera una fortaleza en forma de laberinto para alcanzar la Tiza del Destino en el prólogo o la ubicación final del dichoso objeto en la actualidad, que tienen su coña) ni embelesarse con los efectos visuales, siempre al servicio de una historia bastante idiota en la que a uno se la pela abundantemente lo que pase en la pantalla. En fin, una gloriosa tomadura de pelo en la que, eso si, Bekmambetov finalmente puede presumir de haber alcanzado a Matrix en algo: la resolución de Guardianes del Día recuerda no poco al final de la también bastante penosa – sin llegar a estos extremos – Matrix Revolutions, con lo que nos queda la incógnita de saber como van a concluir esta trilogía de momento argumentalmente cerrada con la próxima (sielos) Guardianes del Crepúsculo… Aunque me da a mí que igual la tercera ya no pico.

Por cierto, los del Trailer en castellano tampoco es que se hayan enterado muy bien de qué va la peli: todo lo que cuentan en los primeros 30 segundos del trailer es rigurosamente falso y no tiene nada que ver con el verdadero argumento de la peli. Hay que joerse...


viernes, septiembre 21, 2007

TRANSYLVANIA: Gatlif a lo suyo

Desde hace ya bastante tiempo uno sabe perfectamente lo que va a encontrarse cada vez que se enfrenta a una película del director francés Tony Gatlif. El autor de Exils o Vengo repite una y otra vez los mismos elementos en todas sus películas: su admiración por la cultura gitana repartida por toda Europa, la descripción de los viajes a ninguna parte en los que siempre están inmersos de una u otra forma sus personajes, la recuperación del folklore y de las costumbres más antiguas de los habitantes de la vieja Europa y, por supuesto, la música sonando continuamente. Siempre me ha parecido que este hombre tiene una cierta obsesión por llegar a los niveles de un Emir Kusturica, director con el que comparte no pocas obsesiones e imaginarios personales, pero al que le falta el talento necesario (y el sentido del humor del serbio) para conseguir ese objetivo. Por eso sus películas dan siempre esa sensación de obras de segunda mano, ya vistas mejor realizadas anteriormente, y Transylvania no es precisamente una excepción, ni siquiera con la presencia de una pareja de actores a priori tan extraña como Asia Argento y Birol Ünel y su deseo de ambientar el filme en Rumanía.

Transylvania se inicia con el viaje de dos mujeres, nuestra protagonista Zingarina y su amiga Marie, que con ayuda de una guía se internan en Rumanía a la búsqueda del hombre de los sueños de la primera, un apuesto músico que fue expulsado de Francia hace unos meses dejando a la primera embarazada y del que ella no tiene ninguna noticia. Zingarina - la siempre perturbadora Asia Argento - es una de esas mujeres capaces de hacer todo por conseguir lo que quieren, una mujer decidida y con cierta inclinación natural por el exceso que busca por todas partes a su amado para tratar de darle sentido a su vida.

Sin embargo, cuando tras muchos días de búsqueda (y muchas juergas nocturnas: resulta que el mozo es músico y, claro, para encontrarle han de vivir de forma continua la noche rumana) Zingarina localiza al fin a su hombre en mitad de la tradicional y un tanto surrealista fiesta de Herodes (una especie de pasacalles salvaje con la gente disfrazada de animales y música a todo trapo) Zingarina descubre que éste no tiene la más mínima intención de volver con ella, rechazándola abruptamente y sumiéndola en una terrible depresión. El rechazo provoca que a Zingarina se le vaya la pinza y, en un arrebato tan histérico como en verdad incomprensible, abandone a Marie para comenzar un viaje a ninguna parte vestida como una gitana más de las muchas que pueblan los caminos de la región transilvana.

En su desesperación, encuentra un alma dispuesta a ayudarla en el personaje de Birol Ünel - le ha visto el lector en la estupenda Contra la Pared de Fatih Akin, - un trashumante que sobrevive comprando y vendiendo objetos de cierto valor y que, aunque no quiera reconocerlo, está fascinado con Zingarina. Transylvania es, como la mayor parte de la obra de Gatlif, una película en la que no importa tanto lo que se cuenta como los elementos aparentemente accesorios que ayudan a contar la historia, que en realidad resulta de lo más previsible. Así, no es la historia de amor lo que más interesa, ya que esto es poco menos que un pretexto para que Gatlif esboce un pintoresco cuadro de las gentes y las costumbres de los rumanos, las duras condiciones en las que sobreviven muchos de sus habitantes y, por supuesto, la fuerza que la música y las viejas tradiciones aun tienen entre ellos.

Nada nuevo bajo el sol: Birol Ünel se limita a repetir en gran medida su papel de tipo excesivo con un gusto desmedido por la libertad y los excesos que ya clavara en Contra la Pared y la subyugante presencia de Asia Argento se desaprovecha desde el mismo instante en que se empeña en disfrazarse de gitana - no da el pego, la verdad: sus bonitos rasgos la delatan - conformando una pareja curiosa, pero poco más. Mucha música - casi siempre interesante - y algún rasgo de humor aislado completan una propuesta pelin pesadita que no aporta mucho nuevo a la filmografía de Gatlif. Lo mejor, eso si, la estupenda BSO, una de esas que hace que no pares con el pie quieto un segundo mientras estas en la butaca...

Venga, un cachito de la peli con musiquilla y con Birol Ünel haciendo el cafre - por la Argento, claro - para que os hagais una idea de lo que va el tema


sábado, septiembre 08, 2007

VENECIA 2007: El Palmarés

LEÓN DE ORO: ‘Se, Jie’ (Lust, Caution) de Ang Lee (Taiwan)

Oti Rodríguez Marchante "El León de Oro ha sido para otro chino, o taiwanés, Ang Lee, que había desaparecido del mapa desde el primer día de Festival, cuando se proyectó «Lust, caution», una obsesiva y turbadora historia de espionaje y sexo (más turbadora, con perdón, que aquella de «Brokeback Mountain» con la que ganó este mismo León hace dos años). Les ha gustado. Vale. Coincidirán con muchísima gente. Unos años rigen unos baremos y otros, los contrarios. (...) «In the Valley of Elah», de Paul Haggis, es la mejor película de esta edición de la Mostra y, como es lógico, ha sido burlada por las triquiñuelas del jurado."
Enric Gonzalez, El País "Podría especularse con la circunstancia de que el presidente del jurado fuera Zhang Yimou, chino, y que el director del certamen fuera Marco Muller, sinólogo y experto en idioma mandarín (...) No es una película grandiosa, pese al tamaño y las pretensiones, y queda un peldaño por debajo de Brokeback mounntain . La cadencia lenta y preciosista, más asiática que en anteriores realizaciones de Lee, y las muy explícitas escenas de sexo, demasiadas relamidas para conseguir el impacto al que aspiran, lastran el producto. Las escenas violentas (un prolongado asesinato en el que la víctima no muere ni a tiros, y una violación con la que el policía y la espía inician relaciones) están mucho mejor logradas."

LEÓN DE PLATA A LA MEJOR DIRECCIÓN: Brian de Palma por ‘Redacted’

Enric González, El País "El León de Plata a la mejor dirección fue para Brian de Palma, por Redacted. Si ese león fue concedido por las buenas intenciones, por el esfuerzo innovador y por la voluntad de adaptarse a la estética sucia de Internet, se podría dialogar civilizadamente sobre el tema. Si se premió el resultado, no hay nada de qué hablar. Redacted es una película fallida.

PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: Ex Aequo a Abdellatif Kechiche por ‘La Graine et le Mulet’ y a Todd Haynes por ‘I’m Not There’

Oti Rodríguez Marchante "Al no premiar la película de Haggis ni tampoco su antípoda (la de Guerín), el jurado se retrata: qué criterios habrán manejado para que compartieran su premio especial dos películas como «Le graine et le moulet», del tunecino Kechiche, y la de Todd Haynes dedicada a Dylan, «I´m not there», casando la interculturalidad con la contraculturalidad."
Enric González, El País "I'm not there, de Todd Haynes, una de las propuestas más sugestivas de la Mostra, tuvo que conformarse con un Premio Especial del Jurado que supo a poco. También la franco-tunecina La graine et le mulet, de Abdellatif Kechiche, recibió un premio especial, y también, vistas las expectativas, supo a poco. El grano y el mújol, en referencia a los ingredientes de un cuscús es una obra exuberante, mediterránea, con un arranque muy confuso y un desarrollo coral y tragicómico que gustó al público de la Mostra."

COPA VOLPI AL MEJOR ACTOR: Brad Pitt por The Assasination of Jesse James by the Coward Robert Ford

Enric Gonzalez, El País "Habría resultado absolutamente lógico que al actor que encarna al policía en la película de Ang Lee, Tony Leung, le dieran el premio a la mejor interpretación. Algún tipo de fenómeno paranormal (quizá relacionado con la presencia en el jurado de Alejandro González Iñárrituz, que le dirigió en Babel) desvió el premio hacia las manos de Brad Pitt.El propio actor, que no acudió a la ceremonia de entrega de premios, se declaró "absolutamente sorprendido" por medio de un mensaje. El resto de los presentes le acompañaron en el sentimiento."
Oti Rodríguez Marchante "Ni siquiera le han reconocido su grandeza a Tommy Lee Jones (premio que sí debería haber estado cantado): el mejor actor ha sido Brad Pitt por su descarnado y patológico Jesse James... Había al menos veinte candidatos a ganarlo, entre ellos, los doce miembros del jurado de Mijalkov (al que le han puesto una medalla por toda su obra, le han dado una palmadita y lo han mandado a la estepa), además, claro, de Michael Caine."

COPA VOLPI A LA MEJOR ACTRIZ: Cate Blanchett por ‘I’m Not There’

Oti Rodríguez Marchante "Copa Volpi a la mejor actriz para Cate Blanchett por encajarse en la piel de un personaje masculino, Bob Dylan: un premio cantado, dirán los ingeniosos, y ciertamente sólo se lo disputaban a la australiana transparente Charlize Theron y Susan Sarandon por sus impactantes trabajos en In the Valley of Elah"
Enric González, El País "Lo de Cate Blanchett, en cambio, resultaba indiscutible. Todo el mundo quedó fascinado por su interpretación de Bob Dylan en I'm not there y el jurado, por una vez, se comportó como si formara parte del mundo. Blanchett fue la mejor actriz, y fue premiada por ello."

Mejor Guión: Paul Laverty por "It's a Free World"
Enric Gonzalez, El País "Paul Laverty fue merecidamente premiado como guionista de Un mundo libre, la denuncia de Ken Loach contra el trabajo precario y el neoesclavismo de lo inmigrantes."

Comentario final de Oti Rodríguez Marchante en su Blog “No ha ganado Paul Haggis ni su Valle de Elah... No ha ganado Guerín ni su recuerdo de Sylvia. Le han dado el León de Oro a Ang Lee por "Lust, caution", una peli que gustará a mucha gente, entre los que me incluyo. No tiene el golpe, la grandeza y la hondura de la de Haggis, pero los jurados, ya se sabe, jurados.

No ha gando Tommy Lee Jones, ni Michael Caine, ni Susan Sarandon, ni Charlize Theron... Pero han ganado Brad Pitt, que está francamente bien como Jesse James, y Cate Blanchett, que tiene mérito haciendo de Bob Dylan. Ninguno hace una escena tan demoledora como la de Tommy Lee Jones y Susan Sarandon yéndose de la morgue después de ver los despojos de su hijo, pero los jurados, ya se sabe, jurados.

A Brian De Palma, al tunecino Kechiche, al propio Todd Haynes... Bueno, cualquier cosa es aceptable si se va a dejar fuera lo mejor, y lo mejor ha sido Haggis, o su todo lo contrario, es decir, Guerín. Con el jurado del pasado año, que premio a Jia Zhang Ke, Guerín también hubiera ganado éste; aunque lo de no ser chino siempre pesa.

Felicitemos a Eduardo Chapero-Jackson, que ha ganado el premio a mejor corto con "Alumbramiento" un asfixiante ejercicio de buceo a pulmón en la sima de la muerte

ECOS DE VENECIA 10: 12 y Caos

12 (Nikita Mikhalkov, Rusia)

Oti Rodríguez Marchante, ABC “Se proyectó la última del ruso Nikita Mijalkov (…), titulada con un sencillo «12» al haberse eludido lo siguiente, «hombres sin piedad», pues es una adaptación de aquella película de Sidney Lumet. Mijalkov consigue embutir en dos horas y media esa apasionante historia de un jurado que pasa de un veredicto de culpabilidad a otro de inocencia a un joven al que se le acusa de asesinato, y al argumento en sí, el ruso le pone un aderezo que le sienta como un guante: la guerra de Chechenia. Mijalkov conoce el alma rusa como un funcionario los días en rojo del calendario, y en «12» husmea en ella mediante esos doce fulanos que se van deshojando durante las deliberaciones. Grandes actores, y lo mismo los cazan a todos al vuelo para sacarse hoy de encima el premio de interpretación masculina.”

Enric González, El País “El filme 12 cuenta con una factura impecable, óptimos actores y bastantes momentos felices. Pero nace con un defecto grave. La introducción del factor checheno (el joven acusado pertenece a esa etnia caucásica, enfrentada desde siempre a los eslavos del norte) permite a Mijalkov, actor y director, trufar el filme con una serie de escenas bélicas, y eso resulta escasamente compatible con el código genético de la obra original de Reginald Rose. Doce hombres sin piedad es un estudio acerca de los fantasmas íntimos y su proyección sobre los demás. Mijalkov considera que el esquema creado por Rose constituye un instrumento idóneo para analizar los fantasmas individuales de los miembros del jurado ruso (el científico, el taxista, el magnate televisivo, el pensionista) y los fantasmas colectivos del país, sobre todo el de Chechenia. En ese sentido, el resultado deja dudas. Ningún espectador saldrá del cine con una idea más clara sobre lo que ocurre más allá de los Urales.”

Sergi Sáchez, La Razón “El ruso Nikita Mikhalhov perdió su aura en «El barbero de Siberia », emborrachado por su propia egolatría, que adquiere un tono casi autoparódico en «12», nueva versión aumentada (una hora adicional), de «Doce hombres sin piedad». A la austeridad de la puesta en escena de Lumet le corresponde la ampulosidad propia de un rey absolutista: no casualmente Mikhalkov se reserva el papel de maestro de ceremonias y conciencia moral de un jurado preparado para dictar sentencia contra un joven checheno acusado de matar a su padre adoptivo, ruso para mas inri. Mikhalkov hace un llamamiento a la paz entre etnias, utilizando a cada uno de los miembros del jurado como ridículo portavoz de un cuento con moraleja. Es tal la obsesión por la grandilocuencia de Mikhalkov que se olvida por completo de la credibilidad de los personajes, rompiendo la construcción del relato con golpes de efecto bélicos y música redundante. Lamentable.”

Carlos Boyero, El Mundo “Aunque la apuesta no le ha salido mal del todo y es aceptable, todo el rato estoy pensando que no hacía ninguna falta que rehicieran aquella tensa y excelente trama judicial en blanco y negro, dominada por la integridad moral que desprendía aquel actor tan profundo como insustituible llamado Henry Fonda (…) Aunque Mijalkov compagina la batalla dialéctica entre este jurado que irá desnudando sus contradicciones, tramas, prejuicios e incertidumbres con una acción paralela ambientada en la guerra de Chechenia, hay demasiados momentos en los que 12 desprende la agotadora retórica del teatro filmado. Parece que no va a finalizar nunca. Te hace añorar aquella bendita y generalizadora norma por las que las historias debían ser contadas en un máximo de 90 minutos.”

Chaos (Heya Fawda, Yousef Chahine, Egipto)

Sergi Sánchez, La Razón “El más célebre de los cineastas egipcios, completamente desconocido en España, tiene 81 años y está fresco como una rosa, sobre todo a tenor de la vitalidad que respira su última película. No es fácil aproximarse a ella: es tan primitiva en sus formas, tan cándida en sus intenciones y tan honesta en sus resultados que, en el contexto de un festival resabiado, parece poco menos que un melodrama que llega del espacio exterior. El exotismo está en nuestra mirada y no en la de Chahine, que cuenta la historia de un triángulo amoroso en un barrio obrero de El Cairo sin apenas guiños al espectador occidental. Todo despide un aroma de culebrón que tira de espaldas: Hatem es un policía corrupto que está locamente enamorado de Nour, maestra que a su vez está locamente enamorada de un juez. La tensión entre estos tres elementos genera un vívido retrato de la sociedad egipcia contemporánea, y Chahine, que no descarta ninguno de los excesos propios del folletín, la aprovecha para reivindicar la necesidad de la unión del pueblo, de la solidaridad frente a la injusticia. Su lenguaje es simple y directo, y, al margen de la sensación de extrañamiento que produce el histrionismo de algunas de sus secuencias, «Chaos» es una película ágil, viva, de una energía contagiosa.”

Enric González, El País “Chahine aspira a hacer cine popular, y tiene todo el derecho. Parece razonable que intente arrojar un poco de luz sobre los problemas de una sociedad tan caótica, sabia y desorientada como la egipcia, y que utilice recursos comprensibles para su potencial audiencia. Esos recursos, sin embargo, descolocan al espectador occidental, poco habituado ya a la subcultura de la fotonovela o al maniqueísmo de guiñol. Caos es una película esencialmente ingenua, en el peor sentido de la palabra.”

Carlos Boyero, El Mundo “Chahine disfruta de un sólido prestigio entre el público de los festivales. Y eso lo entiendo menos. A mi siempre me ha parecido intrascendente y chapucero (…) Su película Heya Fawda es una fotonovela Taif, poblada por buenos y malísimos imposibles de creer, por situaciones que pretenden ser melodramáticas y resultan involuntariamente cómicas. No tiene vocación de caricatura sino de realismo. Chahine se toma grotescamente en serio esta trama protagonizada por un policía corrupto que acosa y roba la ropa interior de su joven vecina, un ser angelical que está enamorada de un juez íntegro al que su novia minifaldera y fumeta se lo hace pasar fatal. Pero a cualquier espectador sensato esta pretendida tragedia y el tono cutre que la acompaña solo le puede provocar lastimosa risa.”

Oti Rodríguez Marchante, ABC “Ya lleva este Festival un par de días más muerto que Bruce Willis en el «Sexto sentido», aunque él no lo sepa. Pero, por si acaso, ayer vino a darle la definitiva puntilla el egipcio Youssef Chahine y su película «El caos», que cerraba la competición de cualquier manera. El cine ingenuo, cutrillo y semitierno de Chahine era más o menos el fin que se merecía esta edición tan irregular de la Mostra (…) película justo en el límite de lo aceptable en una sección competitiva (para que se hagan una idea está en la línea de aquellas de Pajares y Esteso, pero sin intención cómica)”

viernes, septiembre 07, 2007

ECOS DE VENECIA 9: Mad Detective, Nightwatching, L'Ora di Punta

MAD DETECTIVE (Johnnie To, Hong Kong)

Carlos Boyero, El Mundo “Desde hace tiempo, la Mostra ha pillado la sádica costumbre de programar en las últimas jornadas del Festival cuando los espectadores tenemos los ojos y el ánimo bajo mínimos, una película sorpresa que va a competir por los premios. Y aunque lo único que hace falta a estas alturas para cortarse las venas a los extenuados cronistas sean las sorpresitas, podrías sentirte bien con la resolución de este enigma si la sorpresa la protagonizara la última película que ha rodado Eastwood o Scorsese. Pero no, la puñetera sorpresa siempre pertenece al cine oriental (…) Se titula El Detective Loco y la ha dirigido Johnnie To (…) especializado en cine negro e hiperviolento. Nunca entiendo los argumentos de sus películas, siempre me hago un lío tratando de identificar a sus personajes, ya que a mis occidentales ojos, todos le parecen el mismo (…) Todo es gritería insoportable, toneladas de sangre, incoherencia dramática y guiños para los iniciados en el universo de este director cañero y absurdo. Es una película tan boba como gratuita, pero al menos hemos cumplido con la jodida sorpresa. Y si le cae un premio, que no me extrañaría, ya no nos va a pillar a dos velas como el año pasado.”

Oti Rodríguez Marchante, ABC “«Mad detective» no es una mala película policiaca de acción, y si su director, el señor To, consiguiera que no se le anudara a uno en el cuello todos los hilos narrativos que maneja, todavía sería mejor. El policía protagonista está loco, ve los fantasmas y demonios que residen en los demás, y unas veces la película nos ofrece su punto de vista (los personajes y sus demonios, o sea mucha gente) y otras, el del otro policía, que ve el mundo con mas sencillez. El resultado es un jaleo importante, aunque lo fundamental en las películas de este director es tener los reflejos suficientes para esquivar las balas y para cerrar los ojos cuando se pone bruto, cosa que ocurre con frecuencia.”

Enric Gonzalez, El País “El detective loco (…) fue incluida en el programa como "película sorpresa", y ofreció lo que se podía esperar: ritmo, imaginación, ironía y disparos en abundancia. Frente a la escasez de ideas de Hollywood, que vive en gran medida del reciclaje de productos antiguos o ajenos, Hong Kong nada en la abundancia. La absorción del ilimitado universo manga y la falta de prejuicios proporcionan a gente como To y Fai una agradable frescura (…) El detective loco tiene un desarrollo irregular. A los problemas prácticos representados por la comitiva de personalidades ocultas se unen los altibajos del guión y un cierto desaliño en la dirección. La historia se embrolla hasta hacerse incomprensible, serpentea entre homenajes a películas célebres (el desenlace, un tiroteo con espejos de por medio, reproduce La dama de Shanghai) y desemboca en un final sorprendente y gracioso. El guión pertenece a la escuela que dio recientemente la exitosa Infernal Affaires, reciclada como Infiltrados por Martin Scorsese. No sería extraño que Hollywood acabara echando mano también del detective esquizofrénico y visionario.”

NIGHTWATCHING (Peter Greenaway, Reino Unido)

Oti Rodríguez Marchante, ABC “La película de Greenaway es tan de Greenaway que trasluce más el estilo, la forma y el color del director que el del propio Rembrandt, a pesar de estar la tela completamente dedicada a él y los enigmas de «Ronda de Noche». O sea, aparentemente hay un «aire Rembrandt», pero para que se haga una idea el lector a lo que se parece formalmente el cascarón, la envoltura de esta película es a otra suya como «El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante». Una puesta en escena absolutamente teatral, un ritmo y tono operístico, una estética que mezcla lo esencial y lo posmoderno, un texto prolijo y una narrativa fatigosa es básicamente el armamento de la última de Greenaway. Hay momentos, por no macerarnos en nuestro propio vinagre, de una sorprendente belleza visual y se pueden disfrutar tanto como una puesta de sol en ese bar de Ibiza.”

Enric González, El País “Nightwatching es una película de factura estrictamente teatral, con unos pocos decorados y movimientos propios del escenario. La cámara tiende a adaptarse también al punto de vista de un espectador de platea, una opción favorecida por la iluminación al estilo de Rembrandt, con focos situados por debajo de los personajes. Todo es ampuloso, barroco, afectado. Como producto cinematográfico, Nightwatching se mueve con la soltura de un acorazado en un bidé. Se trata de una obra muy de Greenaway. A la habitual calidad pictórica de las imágenes del cineasta galés (…) se une esta vez la decisión de desarrollar el relato como una serie de cuadros. Cada fotograma aspira a contener el equilibrio armónico de un óleo flamenco del XVII. Esa apuesta estética, teóricamente coherente, añade lastre a un estilo, el de Greenaway, que no se caracteriza por el dinamismo.”

CARLOS BOYERO, EL MUNDO “Peter Geenaway, ese cultivado autor que pertenece a mis fobias fijas, ha decidido ofrecernos su intelectual y exquisita reflexión sobre la accidentada vida y el arte magistral de Rembrandt en la insoportable Nightwatching. Greenaway nos ofrece más de lo mismo, de lo de siempre. O sea: una puesta en escena cansinamente teatral, esmero pictórico reconstruyendo la época y la pintura de Rembrandt, culturalismo sin alma y el habitual tono moroso. Estoy seguro que seguiré visitando el Rijkmuseum cada vez que vaya a Ámsterdam y de que seguiré admirando de rodillas la genialidad de la pintura de Rembrandt, pero igualmente tengo claro que ni loco voy a volver a ver esta película cuando se estrene en España”

L’ORA DI PUNTA (Vincenzo Marra)

Oti Rodríguez Marchante, ABC “El cine italiano ha presentado tres películas a la competición, y no se sabría decir cuál de ellas ha sido más vapuleada. La de ayer, «L´ora di punta» tenía también ese toque de telefilme tan propio al cine italiano actual, y contaba la historia de un fulano sin escrúpulos, uno de esos «tiburones» de ciudad que no piensan: maquinan. El protagonista, Michelle Lastella, se da un aire a Figo, con lo que el estreno de la película podría tener cierto sentido en Barcelona. El tipo engaña a todo el que se le pone cerca, especialmente a la pobre Fanny Ardant, cuya puntería con el cine es tan discutible como indiscutible es su clase y elegancia. Hay veces en las que el único sentido que se le encuentra a estas películas que «echan» aquí es que son el preludio o la antesala de la calle. Así de simple.”

Carlos Boyero, El Mundo “La grotesca película dirigida sin un mínimo de talento por Vincenzo Marra cuenta la ascensión y caída de un trepa, un policía que vigila a la policía financiera y que acabará corrompiéndose hasta el asesinato. Nada es creíble en ella, todo resulta enfático y forzado. EL público ha comenzado a reírse ante situaciones y diálogos que el director pretende que sean realistas, veraces y trágicos. Y cuando hablo de las carcajadas del público no solo me refiero a los espectadores foráneos, sino también a los propios italianos. Es lo peor que le puede ocurrir a una película.”

jueves, septiembre 06, 2007

ECOS DE VENECIA 8: En La Ciudad de Sylvia, Suriyaki Western Django, Cristobal Colon: El Enigma

EN LA CIUDAD DE SYLVIA (JOSE LUIS GUERIN, ESPAÑA)

Oti Rodríguez Marchante, ABC “«En la ciudad de Sylvia» es una película de una sencillez casi inaceptable y con muy poco más allá de lo que se ve: un hombre que busca y sigue a una mujer, o el recuerdo (o el fantasma) de una mujer (...)La película de Guerín pretende defenderse con ese nimio argumento de los ojos de un hombre y el rostro, el aire, de una mujer, y la cámara no se sale de esa intriga: rostros, gestos, esbozos en hojas de papel (...), calles de una ciudad, Estrasburgo, sus habitantes, sus rótulos, pintadas, deseos, espejos..., y en eso consiste una trama que se explica, sólo, mediante el estado de ánimo que la provoca, profundamente primaveral, ingenuo, optimista, ardoroso, erótico (...) Debe de haber tantos modos de sentarse y ver esta película como rostros de mujeres salen en la pantalla. Se puede estar ante ella como en la terraza de ese bar y dedicarse pacientemente a ese indiscreto modo de mirar, espiar, soñar, que la vida real no nos permite, al menos sin molestar a los demás. Se puede ser impaciente, pedirle a la cámara que nos cuente algo, que nos muestre más. Se puede, igualmente, participar de la intriga que sugiere al tener ese título (...) Como ven, nada o casi nada que te obligue a saltar en la butaca; bien: puede estarse uno tranquilamente en ella, observando, sin molestar ni molestándose, en el mero quedarse con lo que sugiere un gesto, una mirada, un cartel, un vendedor de flores, un inmigrante, unos bocetos en un cuaderno que podrían querer ser una historia, pero que no lo son. «En la ciudad de Sylvia» es una película de Guerín, pero si alguien se esfuerza también puede apropiársela, hacerla completamente suya, porque allí está, en la pantalla, con todo por hacer.”

Enric González, El País “¿De cuántos elementos puede despojarse una película, sin dejar de ser película? Ésa es la cuestión que plantea En la ciudad de Sylvia. La obra de José Luis Guerín cuenta con un argumento extremadamente sencillo (un chico mira a una chica), unas pocas líneas de diálogo y una banda sonora tejida con ruidos ambientales. Pese a tanta desnudez, hay película. Y belleza. También hay una severa exigencia de complicidad por parte del espectador, y parsimonia, y riesgo de trauma para los adictos al videojuego y la gente con prisa (...)Si se acepta el juego, si se logra simultanear el candor emotivo y el análisis inteligente (porque ésas son las reglas, más cercanas a Antonioni que a los pioneros del cine, establecidas por Guerín), la película puede constituir una experiencia gratificante, enriquecedora y casi iniciática. Guerín posee una mirada sutil, acaricia lo que filma. Ocasionalmente, puede ocurrirle como a los grandes oradores cuando se escuchan a sí mismos y caen en un trance autohipnótico.”

Sergi Sánchez, La Razón “«En la ciudad de Sylvia» es, sorpresa, una película de filiación «hitchcockiana», una revisión adolescente de «Vértigo» cuya frágil belleza no hace otra cosa que seducirnos. Expliquémonos. Sinopsis: un joven busca desesperadamente a Sylvia, la chica que conoció hace seis años en un bar de Estrasburgo. Punto y final. La forma en que se desarrolla esta premisa resulta fascinante por varias razones: 1/La película es una reflexión sobre la mirada como productora de sentido y, en concreto, como recreación fantasmática de una cierta idea del eterno femenino. La obsesión del protagonista, como la del James Stewart de «Vértigo», es construir un mundo colonizado por una imagen, la de la mujer soñada. No es difícil ver en esa mirada la de Guerín, que, tan hechizado por el recuerdo de Sylvia (Pilar López de Ayala, espléndida presencia) como por la ciudad que la acoge, traza una preciosa topografía del amor en forma de laberinto; 2/ Estrasburgo no es Estrasburgo, es un espacio mental donde voces, sonidos urbanos, diálogos cogidos al vuelo y sombras diurnas tocan la misma canción, compuesta a dos manos por el azar y la premeditación. 3/ La recreación de esa imagen femenina adquiere, una vez perdida, una vez olvidada, una delicada dimensión poética -pienso en el espectro reflejado (¿o imaginado?) de Sylvia en los cristales del autobús, una ilusión de linterna mágica-. Sería injusto ignorar la valentía que Guerín demuestra en esta obra con apariencia menor. Hay que ser valiente para perseguir el amor; en fin, hay que creer en él.”

Carlos Boyero, El Mundo “Las expectativas de que ocurra algo que tenga sentido, me intrigue o me conmueva se me van cerrando a los 15 minutos de proyección. Y no se que hacer con mi cuerpo ni con mi cabeza durante la hora y cuarto que me queda de suplicio (...) Pilar López de Ayala es una actriz y mujer que a mi me seduce siempre. Encuentro precioso su rostro y lo que me sugiere, babeo con su expresividad, me gusta como se mueve y el enigma que desprende, puedo mirarla con arrobo durante mucho tiempo, pero me parece un abuso intolerable sobre los espectadores dedicar una película entera a ese homenaje tan particular, sin que ocurra nada que se pueda narrar, con tres o cuatro minutos de diálogo en la inexistente o estéril acción de esa película. Admito la esforzada vocación de cine poético, de sensaciones, de clima que pretende En la Ciudad de Sylvia, pero como yo soy muy prosaico permanezco fatigosamente inmune a esos dones subterráneos.”


SURIYAKI WESTERN DYANGO (Takeshi Miike, Japón)

Enric González, El País “Sukiyaki western Dyango es una broma encerrada en una parodia y envuelta en sátira. Su director, Miike Takashi, proclamó que Dyango, uno de los spaghetti western más celebrados en los cines de parroquia de finales de los sesenta, formaba parte de las obras maestras del cine. Y decidió rendir homenaje a esa obra inmortal realizando un remake del Dyango original, firmado en 1966 por Sergio Corbucci. Takashi combinó paisajes y temática japoneses con revólveres Colt y diálogos en inglés macarrónico. Para que no se plantearan equívocos, colocó a Quentin Tarantino, patrón y protector de la astracanada posmoderna, en la primera secuencia. Y puso en marcha un mecanismo de violencia gratuita, sátira cultural y humor primario. La salvaje autoironía de Sukiyaki western Dyango proporciona más de una sonrisa, pero no lleva a ninguna parte. El círculo parodia-homenaje se parece a la frase "nunca digo la verdad": conduce a un colapso de la lógica. Se puede discutir durante años sobre En la ciudad de Sylvia, y aprender bastante en el proceso. No hay nada que discutir, en cambio, sobre el Dyango japonés.”

Sergi Sánchez, La Razón “El más prolífico de los cineastas del universo mundo -ésta es su película número 72, y ya tiene casi listos dos títulos más- ha reciclado la estética del cine de samuráis y, sobre todo, del «spaghetti western», género muy celebrado en Japón y homenajeado con una espléndida retrospectiva en la Mostra, en una película incomprensible, un monótono ejercicio de estilo que no sabe superar el atractivo de su marciano punto de partida, con un jugoso cameo de Tarantino. Menos mal que aparece en el prólogo...”

Oti Rodríguez Marchante, ABC “Takashi Miike se presentaba (¡a concurso, qué valor!) con una cosa titulada «Sukiyaki western Django», protagonizada en parte por Tarantino. Cualquier cosa que se diga sobre ella será poco. Y cualquier cosa que se añada, mucho.”

Carlos Boyero, El Mundo “Me resulta imposible encontrar un adjetivo lo suficientemente injurioso para describir con precisión lo que siento ante una cosita descerebrada, aunque pretenciosa que firma un japonés llamado Takeshi Miike, señor idolatrado por los modernuquis de la última hormada y del que no había tenido la desgracia de ver otros presumibles engendros. Es un remake de Django, un infame spaghetti western que dirigió Sergio Corbucci y que Takeshi considera la mejor película que ha visto nunca. Ni como boutade tendría gracia pero al parecer el pavo lo dice en serio.”

CRISTOVAO COLON, O ENIGMA (Manoel de Oliveira, Portugal)

Oti Rodríguez Marchante, ABC “No era un día cómodo para el habitante de la butaca aquí en la Mostra: Manoel de Oliveira presentaba su última (Dios no lo quiera) película, «Cristovao Colombo. O enigma», en la que el director centenario bucea en la historia de su país y en sus casi olvidadas hazañas viajeras, entre ellas la de Cristóbal Colón, a quien supone portugués, nacido en un pueblo llamado Cuba y apellidado en realidad Gonçalvez Zarco. A su modo particular, Oliveira nos cuenta Historia con mayúscula y nos muestra cine con minúscula, además de retratar un Nueva York nocturno y brumoso que enternece (filmado, tal vez, en una esquina de su casa), y otro diurno pletórico con él mismo allí, protagonizando una escena de infinito tirón romántico con su propia esposa, María Isabel de Oliveira, puede que algo más joven. El cine de Oliveira es un lujo; sólo eso, un lujo, en el que sólo caben ideas interesantes y del que sólo salen palabras bien cultivadas y regadas.
Sergi Sánchez, La Razón “Otro cineasta venerable que persigue el amor: el casi centenario Manoel de Oliveira. El amor a su país, Portugal; el amor a su esposa, María Isabel, que aparece junto a él en «Cristovao Colon. O Enigma», presentada fuera de concurso; el amor al cine como trabajo de investigación a la vez histórica y científica, siempre arqueológica. Se trata aquí de probar que Colón nació en Cuba, un pequeño pueblo portugués. Se trata de buscar el origen del descubridor, o el origen del descubrimiento, que puede ser el de América o el del cine. Oliveira firma una obra casi testamentaria: breve, literaria, lírica, a ratos conmovedora.”