martes, diciembre 29, 2009

DONDE VIVEN LOS MONSTRUOS, Imaginacion y honestidad

Hay dos argumentos que se repiten en casi todos los comentarios que he leído sobre Donde Viven los Monstruos. Uno es que no parece o no es una película para niños. El otro es que no parece encajar muy bien con la filmografía anterior de Spike Jonze, compuesta por dos títulos de estructura argumental compleja como Adaptation y Cómo Ser John Malkovich. Ambos argumentos me parecen de una miopía alarmante y dicen mucho acerca de cómo lugares comunes no demasiado razonados pueden extenderse por la crítica de cine como un pernicioso virus. Para rebatir el primero quizás lo primero que deberíamos hacer es examinar con cierto detenimiento la cuestión de qué es o qué debería ser una película para niños. Durante demasiado tiempo la tendencia dominante en lo que al cine para niños – o quizás deberíamos decir familiar – se refiere ha estado marcada por un, perdónenme la redundancia, infantilismo insufrible que jamás se plantea tratar a los niños con la inteligencia y el respeto que merecen. Y es que suele olvidarse demasiado a menudo que los niños son eso, niños, no idiotas.
Afortunadamente en este 2009 que está a punto de terminar hemos tenido una serie de películas que desafían abiertamente esa tendencia: Los Mundos de Coraline, Up, Ponyo en el Acantilado y la misma Donde Viven los Monstruos constituyen obras que con una libertad y un sentido del riesgo encomiables plantean un discurso cuya idea principal parece afirmar que no hay nada que no puedas plantearle a un niño. Tendemos a subestimar su capacidad para interpretar la realidad y caemos en el error constante de sobreprotegerlos cuando lo que viven día a día a menudo suele ser bastante más terrorífico que los mundos paralelos, extraños y estimulantes que plantean dichas obras.
Centrándonos en Donde Viven los Monstruos, no cabe duda que Jonze ha sabido – y por eso ha podido llevarlo a la pantalla – captar a la perfección el espíritu inconformista y un punto salvaje de Maurice Sendak, autor del cuento original donde en apenas unas páginas planteaba en términos sencillos una sublevación en toda regla que ha sabido conectar a lo largo de los años con niños de todo tipo. Y es que hay que estar muy desconectado de lo que uno ha sido alguna vez para no verse reflejado en ese mundo en el que Max, castigado por su comportamiento por su madre, tiene libertad absoluta para dar rienda suelta a sus instintos más primarios junto a una serie de monstruos que, de una forma u otra, reflejan aspectos de sí mismo. Lo más importante en mi opinión de la obra de Sendak – y es el espíritu al que se aferra con fuerza Jonze – es su falta de un juicio moral: aunque todo viaje supone un aprendizaje y éste no lo es menos para Max, jamás se juzgan sus comportamientos, ni la forma que tiene de enfrentarse a los conflictos. Dicho de otra forma, la mirada de Max, con todo lo magnífico y a veces terrible que tiene la mirada de un niño, es donde se sitúa el punto de vista del espectador, que se ve obligado a hacer el esfuerzo de buscar dentro de sí mismo para sintonizar con esa forma de ver el mundo.
Y aquí es donde entra el poder visual de Spike Jonze, empeñado en conseguir por todos los medios a su alcance que no nos perdamos en tan difícil empresa. Donde Viven los Monstruos conecta claramente con sus dos obras anteriores en un aspecto esencial: en todas ellas recrea un mundo que es una alternativa a la realidad – la cabeza de Malkovich, el guión imposible al que trata de dar forma Charlie Kaufman – pero tan fuertemente anclado en ella que resulta una tarea inútil desligar uno de otra. Por muy extravagantes o inverosímiles que nos puedan resultar esos mundos imaginarios, todos reflejan de un modo u otro la realidad y nos obligan a bucear en los personajes que los crean para entender las raíces que los sustentan. Desde ahí, se entiende la obsesión de Jonze por construir Donde Viven los Monstruos con un sentido de lo físico apabullante: utiliza el CGI lo justo para, apoyado en animatronics, muñecos y hombres con disfraces gigantes como si de una versión desmadrada de Jim Henson se tratara, atrapar la calidez y el refugio que Max necesita sentir de forma desesperada en su huida de la realidad hacia un mundo que le resulte más acogedor. Ese empeño se transmite al espectador, que si se trata de un adulto recibe esa sensación con una mezcla de agrado y cierto lógico extrañamiento. Al fin y al cabo se le está pidiendo que abrace de nuevo sin reparos algo que hace mucho que dejó atrás.
Donde Viven los Monstruos es, eso sí, una película mucho más personal e intuitiva que los anteriores trabajos de Jonze, que bajo la omnipresente sombra del guionista Charlie Kaufman buscaban a través de alambicadas estructuras argumentales desarmar y apabullar al espectador. Pero ojo, no se dejen engañar: que su última película tenga un argumento mucho más sencillo y lineal no supone en ningún caso que ésta no sea un trabajo de lo más laborioso. Muy al contrario, el afán de Jonze por contar su historia de forma simple le obliga a dar lo mejor de sí mismo en su narrativa visual para que la película sea capaz de llevarnos a la mente de ese niño y transmitirnos con igual precisión su fascinación por todo lo que descubre como sus intentos de comprender ese mundo del que ha sido nombrado rey y que acabará por revelarse incontrolable.
Jonze y su guionista Dave Eggers hacen un excelente trabajo perfilando a cada uno de los monstruos en su relación con Max, que va descubriendo en cada uno de ellos reflejos de la realidad y de sí mismo, un trabajo con trazos terapéuticos cuyo análisis detenido excedería con mucho el espacio de esta reseña. Baste sin embargo señalar el despojamiento formal con el que Jonze asume la representación visual de los distintos estados de ánimo tanto de esa auténtica familia disfuncional como ese Max desbordado por un mundo cuyas reglas, al igual que las de su propia realidad, tampoco alcanza a comprender del todo. Destaca en particular, su relación con el inestable Carol, que reacciona ante la frustración con la misma ira destructiva e incontrolada de Max. Sus paseos por el desierto, la visita al refugio donde Carol ha construido su visión perfecta de su mundo como debería ser evitando lo que es, su conversación al borde del mar, todas ellas son escenas tratadas con una extraña melancolía y que desprenden una poesía muy particular que encandilará a algunos y espantará a otros. Personalmente, yo no pude evitar sentirme conmovido por ellas u otras como la conversación con Alexander, en la que Max consigue empatizar con el hecho de que hay un monstruo al que nadie escucha nunca o la fiereza maternal de KW, que llega al extremo de devorar aquello que se pretende proteger, una metáfora tan poderosa como inquietante.
Quizás la verdadera manera de medir el alcance real de Donde Viven los Monstruos consista en ir a verla acompañado de esos niños a los que la película va primordialmente dirigida y escuchar lo que tienen que decir al respecto. Por muchas vueltas que queramos darle a esta película un tanto inclasificable que provoca tanta fascinación como extrañamiento hace tanto tiempo que nuestra mirada es adulta que no quizás no baste la abstracción que podamos hacer para apreciarla en su justa medida. Al fin y al cabo, este retrato de la infancia como un territorio salvaje e inconformista, hecho con un encomiable sentido de la honestidad e inteligencia tenga su justo reflejo en ese plano final inexpresivo y acaso algo confuso de Max, lógico si se piensa que tras semejante vaciado interior queda poco más por decir y mucho más que construir ante el incierto futuro que, como a todos los niños de su edad, le aguarda tras esa pérdida de la inocencia que, de forma paradójica, reivindica Spike Jonze de forma más que notable.

lunes, diciembre 07, 2009

Cinco apuntes para un Sueño que Crece

La IV Edición del Festival de Cine Inédito de Mérida echó el telón el pasado sábado con dos datos muy alentadores: tanto el número de espectadores como la valoración media de las películas de la Sección Oficial se han incrementado. Son dos datos que de por sí invitan al optimismo, pero hay bastantes más. Sirvan estos cinco apuntes para hacerse una somera idea:
1. LOS CAMINOS DE LA MEMORIA, Una Sorpresa Relativa. Llegó de puntillas al último día del Festival, culminando ese viaje por Europa y sus conflictos. Muchos ya estaban de puente y de hecho, fue la película menos vista de la Sección Oficial. Pero todos los que la vieron tuvieron ocasión de estremecerse y emocionarse con un documental imprescindible para recordar nuestra Historia reciente y asumirla como parte de nosotros mismos. Ese viaje por la represión del Franquismo y el exilio, esa llamada a la dignidad y la reparación moral, ni debía ni podía ser ignorada. Y respondieron valorándola con un 8,46, lo que la convirtió en la película ganadora del IV Festival ¿Sorpresa? Solo relativa, como bien saben los que la vieron. Una apuesta personal que sin duda ha salido bien en una Sección Oficial en la que soy consciente que se ha echado en falta algo más de comedia para suavizar la dureza de algunas propuestas. Pero la valoración media conjunta, un 7,57, no deja lugar a dudas: Mérida ha disfrutado a fondo del buen cine.
2. LOS CHICOS DE SANTIAGO ZANNOU. El director de El Truco del Manco vino a Mérida para impartir un taller de cine a varios alumnos de realización audiovisual. Y fue una experiencia de lo más intenso: un día para presentar ideas, otro para reducirlas a cuatro y formar los grupos de trabajo, un tercero para pulir el guión y preparar la producción, un cuarto para rodar los cortos y el quinto, editar y post-producción. De ahí han surgido no solo cuatro piezas estupendas que todos pudieron disfrutar donde debían, en la pantalla grande durante la Gala de Clausura, sino también una experiencia vital que no olvidarán: la pasión de Santiago Zannou por su trabajo es contagiosa y han sabido aprovecharla. Para el Festival empezar a poner en marcha este tipo de actividades paralelas es otra forma de crecer. Y no hay mejor forma que invertir en gente joven, con talento y hambre de contar sus historias.
3. EL FUTURO PRESENTE. A todos los que despotrican de forma tan gratuita como continua sobre la juventud actual me gustaría que hubieran tenido la experiencia de ver al Jurado Joven debatir sobre todas las películas del Festival antes de otorgar su Premio de la Juventud a El Erizo y una Mención Especial a Cinco Minutos de Gloria. Diez jóvenes alrededor de una mesa intercambiando emociones, ideas, pensamientos, sugerencias, defendiendo con pasión sus favoritas, entresacando de entre las diversas propuestas hasta los detalles más insignificantes. Todos los años me reúno con ellos, modero y sobre todo, escucho lo que tienen que decir. Y todos los años acabo por quitarme el sombrero ante ellos. Además, hay pocas cosas más hermosas en este Festival que ver a quinientos niños abarrotar una sala para ver joyas como Ponyo en el Acantilado. O debatir con Zannou tras El Truco del Manco. O salir conmocionados del final de El Niño del Pijama de Rayas. Todo es parte de lo mismo: son nuestro futuro, pero también nuestro presente. Y estamos ahí con ellos.

4. MIRADAS. Cada edición, la Gala de Clausura representa la oportunidad de ofrecer un espacio para la diversión, la música, el entretenimiento. Es además el sitio idóneo donde homenajear a nuestros premios Miradas, gente que nos ha dedicado toda una vida y merece tener su labor reconocida, como Manolo Ávila, Manolo Sánchez o la familia Navia. Locos maravillosos como Millán y su Agencia Freak que han convertido su apuesta por el cortometraje en su forma de vida. Nos sentimos tan orgullosos de ellos que otorgarles nuestros Miradas es solo una pequeña muestra de agradecimiento.

5. EL FACTOR HUMANO. Este Festival sale adelante por la gente que colabora desinteresadamente en él. Ángel Briz y un servidor podemos ser la parte más visible, pero hay muchos otros sin cuyo trabajo este sueño no sería posible año tras año. Ellos saben quienes son. Saben que están en el corazón de este Festival. Y en el mío. Gracias.

Y eso es todo en lo que se refiere a la edición de este año. El V Festival de Cine Inédito de Mérida tendrá lugar del 26 de Noviembre al 4 de Diciembre del 2010. Nuestro compromiso con el cine de calidad y con un festival que durante una semana invierte las reglas habituales de la exhibición, permitiendo a los aficionados disfrutar con antelación de algunas de las mejores propuestas que llegarán a las pantallas españolas en los próximos meses seguirá siendo absoluto. Me gustaría pensar que vamos consolidando poco a poco nuestra propuesta y que seguimos teniendo un amplio margen para seguir creciendo. Empieza la cuenta atrás para un nuevo sueño.

Resumen fotográfico comentado del Festival en el Album de Facebook IV Festival de Cine Inédito de Mérida y en esta web de Daniel Toril Terrones

sábado, diciembre 05, 2009

IV FESTIVAL DE CINE INEDITO DE MÉRIDA Palmarés: LOS CAMINOS DE LA MEMORIA , Mejor Película

El documental de Jose Luis Peñafuerte LOS CAMINOS DE LA MEMORIA ha conseguido la valoración más alta por parte del público y por lo tanto el Premio a la Mejor Película en el IV Festival de Cine Inédito de Mérida que se desarrolla en la capital extremeña del 27 de Noviembre al 5 de Diciembre.

En Mérida es el público quien decide con sus votos la película ganadora, puntuando del 1 al 10 todas las propuestas de la Sección Oficial y obteniendo la media aritmética entre el total de puntos y el número de votos registrado.

Los resultados de la IV Edición del Festival de Cine Inédito de Mérida 2009 quedan de la siguiente forma:

1 - LOS CAMINOS DE LA MEMORIA de Jose Luis Peñafuerte (España-Bélgica)

114 Espectadores - 79 Votos - 669 Puntos – Valoración Media: 8.46

2 – EL ERIZO de Mona Achache (Francia)

252 Espectadores - 210 Votos – 1712 Puntos – Valoración Media: 8.12

3 – CINCO MINUTOS DE GLORIA de Oliver Hirschgiebel (Gran Bretaña – Irlanda)

144 Espectadores – 116 Votos – 913 Puntos – Valoración Media: 7.87

4 – LA CINTA BLANCA de Michael Haneke (Alemania – Austria)

272 Espectadores – 177 Votos – 1350 Puntos - Valoración Media: 7.62

5 – HONEYMOOONS de Goran Paskaljevic (Serbia-Albania)

186 Espectadores - 132 Votos – 955 Puntos - Valoración Media: 7.23

6 – LA ISLA INTERIOR de Félix Sabroso y Dunia Ayuso (España)

236 Espectadores – 211 Votos – 1517 Puntos - Valoración Media: 7.18

7 – LOURDES de Jessica Hausner (Francia)

141 Espectadores – 103 Votos – 669 Puntos – Valoración Media: 6.49

1345 espectadores han disfrutado de la Sección Oficial de este año, lo que arroja una media de asistencia de 192 personas por película, a los que habría que sumar los 196 asistentes a La Noche del Cine Extremeño, fuera de concurso. Cabe destacar que ha sido precisamente la película ganadora LOS CAMINOS DE LA MEMORIA la que menos espectadores tuvo, 144

La valoración media del conjunto de películas de la Sección Oficial es de 7.57, superando así por muy poco el 7.56 alcanzado en la pasada edición.

El Jurado Joven ha otorgado por mayoría su Premio de la Juventud a la película EL ERIZO de Mona Achache, concediendo asimismo una Mención Especial a CINCO MINUTOS DE GLORIA de Oliver Hirschgiebel. Es la primera vez desde que el Jurado Joven se instauró en el Festival que la película premiada por los jóvenes no coincide con la favorita del Público.

La IV Edición del Festival de Cine Inédito de Mérida cerrará sus puertas esta noche con la Gala de Clausura que se celebrará en el Centro Cultural Alcazaba a partir de las 20:30 horas, una gala presentada por los humoristas locales Apretacroquetas que contará con la participación de la Asociación Solidaridad Africana de Extremadura, el Dúo Clásico Evelirio, Laura, Thriller Live y Xirina (danza oriental contemporánea). En el transcurso de la misma se otorgarán los Premios Miradas 2009 que este año han recaido en Manuel Sánchez, Manuel Ávila, la empresa de cines Navia y la empresa de producción y distribución de cortometrajes extremeña Agencia Freak. La entrada a dicha gala será gratuita.