lunes, mayo 25, 2009

EN EL VALLE DE ELAH: Sobriedad y dolor

Hoy lunes 25 de Mayo a partir de las 20:30 horas y dentro del ciclo Cine MadeinUsa, el Cine Club Forvm proyecta en el Centro Cultural Alcazaba la película En El Valle de Elah, escrita y dirigida por Paul Haggis (Crash) y protagonizada por Tommy Lee Jones, Charlize Theron y Susan Sarandon. El valle de Elah es según la Biblia el sitio donde David, armado con su honda y unas cuantas piedras salió al encuentro del gigante Goliat para enfrentarse a él en desigual combate y salir victorioso. Se lo explica Hank Deerfield, jubilado policía militar, al hijo pequeño de la detective que le está ayudando a resolver el caso de la desaparición de su propio hijo, un soldado que ha vuelto de Irak con un permiso. Y en la forma en la que lo narra, desgranando todas las supuestas virtudes que adornaron a David en su empeño, ese inteligente guionista y director llamado Paul Haggis nos está haciendo partícipes de cómo los más lúcidos conocedores de los horrores de la guerra pueden caer en la trampa de una metáfora que justifica los engañosos valores que sustentan esos conflictos.Hank Deerfield, un pétreo Tommy Lee Jones en el que probablemente sea el mejor papel de su carrera, no ostenta la condición de policía militar jubilado por casualidad. Muy al contrario, el viaje emocional de este personaje que ha hecho de la profesionalidad, los rituales y la fidelidad a unos valores los pilares fundamentales de su existencia, el itinerario moral que recorre mientras esos sólidos pilares comienzan a tambalearse ante una realidad desoladora sobre cuya construcción ha de asumir su propia cuota de responsabilidad es el verdadero tema de esta película y no, como uno podría pensar en un primer momento, la Guerra de Irak.De hecho, Irak no es sino el más allá, un infierno apenas entrevisto en unas pocas imágenes tomadas con un móvil y aunque su sombra planea en todo momento sobre esta película, bien podría haber sido Vietnam o cualquier otro conflicto del último siglo. A Haggis no le interesa hacer demagogia barata sobre la inconveniencia de una guerra insensata, ni manipular emocionalmente al espectador, ni subrayar la evidente tragedia que se desprende de sus precisas imágenes. Haggis indaga de forma respetuosa en el dolor de la pérdida hasta el punto de que las escenas más estremecedoras del filme están rodadas con una sobriedad y un sentido del pudor que bien podrían venir firmadas por el propio Clint Eastwood, un autor cuya influencia sobre Haggis, guionista de Million Dollar Baby o Cartas desde Iwo Jima, resulta en esta obra más que evidente.Al comienzo de la película Haggis nos explica que una bandera invertida en su mástil significa que aquel que la ha izado está pidiendo ayuda porque se encuentra en serios problemas. Hank enarbola de nuevo la bandera en la forma correcta, un gesto orgulloso y patriótico. Al final del viaje, Hank volverá a encontrarse ante esa bandera y su actitud frente a ella, como no podría ser de otra forma tras todo lo vivido, ya no puede ser la misma. Es una metáfora fácil, quizás la única licencia que se permite Haggis en una película modélica en su construcción, repleta de inteligencia y sentido, tan emotiva en algunos momentos – casi todos en los que comparten escena Tommy Lee Jones y Susan Sarandon – como dura de asimilar en la mayor parte de su metraje.
En El Valle de Elah es, en fin, una película inquietante. Con suavidad pero de forma implacable, nos hace descender a los infiernos del ser humano, a la forma en la que podemos embrutecernos, dejar salir al animal que todos llevamos dentro y a justificar sus actos en base a un universo moral ignominioso en el que la pérdida de una brújula que nos guíe se traduce en una falta de empatía con nuestros semejantes sin la cual los actos más terribles ya no resultan demasiado ajenos. Haggis consigue con esta magnífica película inscribir su nombre en esa fecunda tradición en la que con títulos como Senderos de Gloria, El Cazador o Apocalypsis Now, cineastas como Kubrick, Cimino o Coppola ya nos habían advertido sobre ello.

Este artículo, con leves modificaciones, se publica el lunes 25 de Mayo en el periódico gratuito Voz Emérita

lunes, mayo 18, 2009

El Ataque de los Robots de Nebulosa-5, un corto deslumbrante

El XV Festival de Cine Ibérico de Badajoz concedió el pasado domingo su premio Onofre al mejor corto al esplendido El Ataque de los Robots de Nebulosa-5 del ilicitano Chema García Ibarra , dejando para el The End de Eduardo Chapero Jackson el segundo premio del certamen. La verdad es que me he alegrado mucho. Hace ya varios meses que descubrí, gracias al blog de Nacho Vigalondo, esta deslumbrante joya que narra en primera persona y en blanco y negro, con una omnipresente voz en off y una insobornable puesta en escena compuesta única y exclusivamente de planos fijos, la tensa espera a la venida de una raza de robots del espacio exterior que aniquilarán todo rastro de vida humana sobre la Tierra. Bueno, toda excepto al parecer un descampado donde cagan los perros cerca de la casa del protagonista y narrador de la historia. Son seis minutos y medio de puro talento, un corto que por momentos es algo así como un cruce imposible entre un elaborado sketch de Muchachada Nui y el David Lynch de Cabeza Borradora. Es tierno, es cruel, es original, es extraño... Es, en suma, estupendo. Disfrutadlo

Por cierto, El Ataque de los Robots de Nebulosa-5 ha ganado un montón de premios en un puñado de festivales, pero merece la pena destacar que consiguió una mención especial en Sundance y que ahora mismo está en la Sección Oficial de... Cannes

domingo, mayo 17, 2009

LOBEZNO y STAR TREK: De Orígenes y Refundaciones

Coinciden en cartelera dos superproducciones que comparten algunos elementos comunes: ambas indagan en el pasado de personajes muy conocidos por el gran público por su pertenencia a sagas de gran éxito, ambas cuentan con directores noveles que sin embargo ya habían dado muestras de su capacidad en trabajos previos y, por supuesto, ambas afrontaban el reto de salir airosas tanto de las enormes expectativas generadas por la industria – es decir, el dinero – como las de los acérrimos fans de los personajes, celosos guardianes de su esencia y a los que conviene no desairar demasiado.

Lobezno es un spin-off, una película surgida al abrigo del éxito del personaje en la franquicia previa de los X-Men. El carisma de este amnésico mutante de afiladas garras, mal genio considerable y un factor de curación que lo hace prácticamente imposible de matar, solo comparable al de Spiderman en los comics Marvel que le vieron nacer, hacía inevitable que Hollywood lo situara como protagonista absoluto de una superproducción que intentara explotar el enorme potencial de un personaje estupendo. Sin embargo, el sudafricano Gavin Hood convierte su película en un quiero y no puedo de lo más descorazonador, una obra que fracasa por partida doble: ni consigue configurarse como algo más que el habitual entretenimiento superheroico al uso ni aporta la profundidad necesaria a un personaje cuya bien conocida dualidad animal y su lucha interior para no ceder a sus instintos, que tanto juego podría haber dado, apenas queda levemente apuntada a favor de un dudoso y confuso sentido del espectáculo.Hugh Jackman encarna con notable convicción a Lobezno – aunque hay que reconocer que es su antagonista Liev Schreiber quien atrae todas las miradas con su feroz Dientes de Sable – pero todo su entusiasmo no es suficiente para compensar la dispersión dramática que supone la acumulación de mutantes anodinos que pasan de puntillas por la pantalla restando interés en lugar de sumarlo. Tan entretenidilla como olvidable, resulta curioso que Lobezno comparta con la reciente Watchmen un destello de genio en esos títulos de crédito iniciales que muestra el paso de los protagonistas por infinidad de conflictos bélicos como una serie de violentas postales, un arranque esperanzador que por desgracia se diluye con demasiada rapidez dando lugar a una película fallida y desangelada.Star Trek es sin embargo otra cosa: la difícil tarea de insuflar nueva vida a una saga lastrada por años de películas planas y soporíferas recayó sobre los hombros de J.J. Abrams, un tipo que declaró desde un primer momento su desinterés rayano en la ignorancia sobre el universo trekkie pero que contaba a su favor con ser el creador de series de culto como Alias y Perdidos y haber demostrado un excelente olfato como renovador del género fantástico produciendo la excelente Monstruoso. Abrams ha refundado la mitología de Star Trek echando atrás la mirada en busca de los primeros pasos de esos personajes emblemáticos y convirtiendo esta aventura inicial de los Kirk, Spock y compañía en una espectacular space opera que en el fondo bebe más del universo que Lucas forjó para su Star Wars que de la mítica serie de Gene Rodenberry de la que esta película es algo así como un musculado capitulo cero.Los personajes están ahí, Abrams mantiene intactas sus señas de identidad y los trata con respeto, tirando del guiño nostálgico cuando es necesario pero insuflándoles nueva energía. Toda la película se beneficia de un ritmo trepidante que consigue enganchar al espectador y lo que es más sorprendente, mirar con nuevos ojos a una saga que muchos dejamos por imposible hace años. El modélico enfoque del talentoso Abrams es el espejo donde debería mirarse en el futuro cualquier proyecto que pretenda revitalizar una franquicia alicaída.


Este artículo, levemente modificado, aparecerá el Lunes 18 de Mayo en el periódico gratuito Voz Emérita

viernes, mayo 15, 2009

FILMOTECA: La Leyenda del DJ Frankie Wilde

A veces viene bien dejarse caer por el cine a ver una película que en principio no parece convencerte mucho. Puedes llevarte sorpresas agradables. La Leyenda del DJ Frankie Wilde, una peli del 2004 que se estrenó en España en el 2008 y que tuvimos ocasión de ver ayer en la Filmoteca resultó ser uno de esos casos. A priori, la sinopsis de la película no hacía de ésta un producto demasiado apetecible porque la verdad, ver una película sobre un DJ de éxito que se queda sordo y que consigue sobreponerse a semejante trauma no era algo que me apeteciera demasiado ver. Rebuscando información por internet para el programa de radio me tope con esta reseña de Oscar Martínez, le eché un ojo al psicotrónico trailer de la misma, y me animé a verla a pesar de que a un servidor el rollo discotequero y pasado de vueltas no le atrae lo más mínimo y menos después de la muy insoportable Mentiras y Gordas, con la que ya consideraba mi cuota anual cumplida en este 2009 en lo que al mismo se refiere.Mira tú por donde, me tope con una peli curiosa, original y bien estructurada que me entretuvo bastante. No es exactamente un mockumentary porque a pesar de la presencia de algunos famosos DJ y miembros de la industria musical que hablan del tal Frankie Wilde como si en realidad hubiera existido, Michael Dowse se limita a seguir el modelo que ya utilizara Woody Allen en Acordes y Desacuerdos (Sweet and Lowdown, 1999) para retratar al ficticio guitarrista de jazz Emmet Ray. El resultado, como entonces, es una película de ficción que no esconde nunca su condición y que juega con un espectador que sabe de antemano las reglas del juego. La película empieza siendo un producto decididamente feísta, con un Paul Kaye esplendido interpretando a ese DJ en plena espiral de autodestrucción a los sones de una potente BSO, conformando una peli que a ratos parece una secuela aplicada del universo de Irvine Welsh (Trainspotting, The Acid House) con todos los excesos (y divertimentos) que suelen poblar sus guiones.Sin embargo la película entra enseguida en el drama a través de la visualización de la sordera congénita que aqueja a su protagonista y que amenaza con desposeerlo de todo lo que para él es importante. Es quizás en la minuciosa descripción de la desesperación que se apodera del personaje donde estén los mejores momentos de la película. Dowse consigue con una cuidada mezcla de efectos sonoros y apoyándose siempre en la muy sólida interpretación de Paul Kaye que el espectador pase de sentir la normal repulsión por semejante descerebrado a aceptar cierta empatía con su tragedia y eso a pesar de que la actitud entre negacionista y borde de Frankie hace que uno tenga ganas en más de una ocasión de subirse a la pantalla y atizar un par de hostias al sujeto a ver si consigue que entre en razón.Uno de los aciertos de la película está en homenajear abiertamente una de mis películas de culto, Donnie Darko, con la presencia tan aterradora como divertida de un enorme y feroz tejón con el hocico embadurnado de cocaína, un delantal rosa y una varita mágica en la mano izquierda que es la nada sutil metáfora de los problemas de Frankie con las drogas. Como sucediera con el inquietante conejo de Donnie Darko (aunque sin ese nivel de brillantez, claro), el tejón representa la parte oscura de la que Frankie tendrá finalmente que liberarse en una catarsis que Dowse visualiza sin andarse con rodeos y que pondrá fin a una desquiciada reclusión digna de los mayores delirios de un Howard Hughes cualquiera, reclusión que por cierto remite de nuevo al universo Welsh plasmado por Boyle en Trainspotting ya que poco se diferencia el delirante encierro de Frankie con el que sufría entonces el personaje de Ewan McGregor para superar su síndrome de abstinencia de la heroína.Tiene mucho menos interés el último tramo de la película, en la que un Frankie decidido a cambiar su destino consigue la redención gracias a una joven sorda que le enseña a leer los labios y a un ingenioso sistema con el que consigue, pese a su sordera, volver por sus fueros como exitoso mezclador de música e incluso DJ. La historia de autosuperación personal con mensajito incluido, aparte de sabida, dinamita gran parte de la saludable incorrección política que preside el tono del filme hasta el momento y convierte a un personaje amoral y bastante destroy en un feliz miembro del rebaño, convencional e integrado, lo que al que escribe estas líneas le produjo una indigesta sobredosis de moralismo. Pese a todo, La Leyenda del DJ Frankie Wilde es una película estimable que ha sabido mezclar de forma inteligente un buen puñado de referentes para conseguir una obra curiosa, no del todo lograda pero desde luego a ratos interesante que deja para el recuerdo un magnífico trabajo de Paul Kaye en el papel principal. Y la imagen tenebrosa de un horripilante tejón vestido con un delantal rosa dispuesto a darte una soberana paliza si amenazas con dejar las drogas. Es para pensarselo.

martes, mayo 12, 2009

Cinemerida en Conecta-T de Canal Extremadura TV

Hace ya algunas semanas recibí un mail de Ros Multimedia, una productora extremeña que tenía la intención de llevar a cabo un reportaje sobre CineMérida, este blog, para el programa de divulgación sobre informática y nuevas tecnologías Conecta-T que se emite en Canal Extremadura TV todos los domingos a las 15:00 y que tiene una sección llamada Blogueros en la que, claro está, llevan a cabo reportajes sobre blogs creados por extremeños que tratan de las más diversas cosas.

Una vez superado el momento inicial de pensar que se trataba de una tomadura de pelo, rellené el cuestionario que se me adjuntaba – que me obligó a recordar como surgió el proyecto de CineMérida y a retrotraerme aun más atrás a mis inicios con el cine, un ataque de nostalgia en toda regla – y quedé con las responsables del rodaje en el espacio que mejor se adaptaba al mismo, el Auditorio del Centro Cultural Alcazaba donde se proyectan las películas del Festival de Cine Inédito de Mérida de la Filmoteca de Extremadura y de los distintos ciclos que el Cine Club Forvm lleva a cabo a lo largo del año. El resultado de dicha grabación, una experiencia de lo más curiosa por la inevitable sensación de extrañeza que siempre provoca verse a uno mismo reflejado en la pantalla, se emitió el pasado domingo y bueno, supongo que pese a mis lógicos temores, no quedó mal del todo.

A la espera de que un alma caritativa lo cuelgue en Youtube o algún formato similar que permita compartirlo en CineMérida, lo único que puedo hacer de momento es pasaros el enlace al podcast del programa que supongo que estará colgado un par de semanas. Tened en cuenta, eso sí, que el reportaje está en la segunda mitad del mismo, una vez pasados 16 minutos desde su comienzo. Así que armaros de paciencia si queréis echaros unas risas con las tonterías que digo, pobladas de forma constante por demasiados adverbios que terminan en “-mente”...

domingo, mayo 10, 2009

ELEGY: Deseo, vejez, amor y miedo


Dance Me to the End of Love - Madeleine Peyroux - BSO de Elegy

El Lunes 11 de Mayo a partir de las 20:30 horas el Cine Club Forvm proyecta en el Centro Cultural Alcazaba dentro del Ciclo de Cine MadeInUsa la película ELEGY, adaptación de la novela corta de Philip Roth "El Animal Moribundo", dirigida por Isabel Coixet y protagonizada por Ben Kingsley, Penélope Cruz, Dennis Hooper, Patricia Clarksson y Peter Sarsgaard.

Hay cineastas que repiten sistemáticamente una serie de temas y obsesiones a lo largo de su filmografía. En el caso de Isabel Coixet, sus dos grandes temas no son otros que el amor y la muerte. El amor en su cine es desgarro, melancolía, miedo ante la pérdida. Los personajes que pueblan sus películas aman de forma desesperada, son mejores porque aman y no saben amar de otra forma que no sea desde esa entrega romántica que muy a menudo lleva aparejada un considerable dolor. La enfermedad y la muerte, por otro lado, son habituales compañeras de viaje, están en el horizonte, condicionan, alteran y a veces sirven de motor para que sus personajes cambien de modo sustancial sus vidas.Elegy, adaptación de la novela El Animal Moribundo de Philip Roth, autor de un universo literario brutal, misógino, descarnado y sexualmente explícito que en principio parecía encajar mal con el de la realizadora catalana, posee una virtud indiscutible: Coixet ha sido capaz de traerse a su terreno e insuflar su desgarrado romanticismo a ese universo, hasta el punto de conseguir que su primera película basada en un guión ajeno sea reconocible y encaje a la perfección con el resto de su filmografía.Coixet narra el deseo que se desata entre un profesor maduro que utiliza la cultura y su superioridad intelectual para atraer a sus alumnas universitarias, sin dejar nunca que ninguna mujer se le acerque demasiado, y una joven estudiante fascinada y fascinante, belleza turbadora capaz de hacer tambalear los cimientos del hasta entonces sólido mundo del profesor y lanzarlo a una espiral de miedos e inseguridades. Es una historia de amor compleja bajo cuya frialdad solo aparente arde todo un océano de emociones.Ben Kingsley realiza un trabajo soberbio interpretando a David Kepesh, ese animal moribundo que usa del sexo para no enfrentarse al dolor y a la muerte, que huye y teme a su edad, un hombre que pasa de la negativa intelectual a aceptar sus sentimientos a reconocerse entregado a ellos, recorriendo el descenso al abismo de los celos, la inseguridad y el miedo. Desde la sobriedad interpretativa y haciendo del uso de la mirada y de la elocuencia de sus silencios sus mejores armas, Kingsley ofrece un recital dando vida a ese hombre atrapado en su propia obsesión y en sus contradicciones, tan aparentemente seguro como en el fondo dolorosamente frágil.

Pero no menos importante es el trabajo de Penélope Cruz como Consuela, ese bello objeto del deseo que representa la fascinación pero también la honestidad, la franqueza de los sentimientos. No solo aguanta el tipo ante Kingsley sino que demuestra una vez más que, cuando está bien dirigida, es una excelente actriz capaz de transmitir toda la complejidad de un personaje a la vez sincero, desbordante, apasionado e impredecible, alguien que, a diferencia de David, sí asume los riesgos de un amor difícil y que, como él, también esconde bajo la fuerza que le dan sus sentimientos, una vulnerabilidad que él, deslumbrado por su belleza, es incapaz de ver.Kepesh no solo evoluciona por su relación con Consuela, sino por su relación con otros tres personajes - el hijo, el amigo, la amante – tan breves como esenciales para comprenderle. Coixet se aplica en una puesta en escena elegante, que usa de maravilla la música – y su ausencia en momentos clave - para envolver al espectador en esta notable propuesta que toca multitud de temas apasionantes, pero que en el fondo nos habla del miedo. Miedo a envejecer y morir solo, miedo a la entrega, miedo a amar. El amor y el sexo no redimen si uno no se entrega a ellos por completo, sin condiciones. A menudo lo olvidamos pero conviene recordarlo de vez en cuando como algo a lo que todos deberíamos aspirar.

Este articulo, levemente modificado, aparecerá el lunes 11 de Mayo en el periódico gratuito Voz Emérita

lunes, mayo 04, 2009

BAFF 2009 y III: All Around Us y Plastic City

Mi última jornada en una ciudad que se despertaba hoy resacosa y feliz a una mañana esplendida – que he aprovechado para darme un soberano paseo por sus múltiples atractivos – se componía de otros dos filmes que competían en la Sección Oficial por el codiciado Durian de Oro, dos obras en principio sumamente diferentes entre sí tanto a nivel temático como estilístico que prometían una despedida del certamen cuanto menos interesante. La verdad es que por desgracia ninguna de ambas estuvo por diferentes motivos a la altura de mis expectativas, pero he de insistir en que pese a ello este Festival me parece sumamente atractivo y estimulante para todo amante del cine que busque propuestas arriesgadas, originales y diferentes, propuestas que por desgracia rara vez llegarán al espectador medio por las vías habituales.
ALL AROUND US (Ryosuke Hashiguchi, Japón): Enfrentándose a la Pérdida

Dos detalles nada desdeñables avalaban esta producción centrada en los avatares que sufre una joven pareja japonesa a lo largo de varios años. El primero era el haber obtenido el Gran Premio del Jurado en el pasado Festival de Deauville. El segundo, que su actriz principal Tae Kimura había ganado por su trabajo en esta película el equivalente al Goya a la Mejor Actriz de la Academia Japonesa de Cine de este mismo año. All Around Us narra la complicada relación de pareja de Kanao y su esposa. Kanao es un joven algo apocado y resignado, el típico hombre tranquilo algo colonazos, que pasa gracias a su talento como dibujante de trabajar en un puesto de reparación de calzado a convertirse en uno de esos ilustradores que trabajan en los juzgados haciendo retratos al natural de los acusados para los noticiarios. Su mujer, mucho más inquieta y decidida, trabaja en una editorial, tiene programada la existencia de ambos hasta el punto que decide de antemano sobre un calendario los días que tendrán sexo y, para felicidad de ambos, acaba de conseguir su sueño de quedarse embarazada.Ambos se compenetran bien y tienen una de esas relaciones que pese a su disparidad de caracteres parece bien equilibrada en lo esencial. Sin embargo, la muerte natural de su bebé de pocos meses sume en una profunda depresión a la mujer y provoca una crisis de incalculables consecuencias, amenazando con destruir esa relación de pareja hasta los cimientos. Capeando el temporal como puede y centrándose en su trabajo – que le permite ver de cerca de los elementos más peligrosos de la sociedad, criminales y desequilibrados de todo tipo capaces de los actos más horribles, lo que en cierto sentido le hace ser consciente que, pese a todo, hay una realidad aun más oscura que la que él y su mujer están atravesando- Kanao intenta aferrarse a lo poco positivo que resta de su relación mientras su esposa va hundiéndose progresivamente en la negrura.Esta película del para mi desconocido Hashiguchi, que trabaja sobre un guión propio, es uno de esos casos en los que se dispone de elementos interesantes con los que construir una historia interesante, pero en la que el realizador acaba por perder un poco la perspectiva y, gustándose no poco a si mismo, caer en cierta reiteración que alarga de modo innecesario el metraje hasta unos a todas luces excesivos 140 minutos a lo largo de los cuales asistimos a los denodados esfuerzos de esta joven pareja por salir adelante pero de un modo casi individual, dejando que reine la incomunicación entre ambos y perdiendo así la fuerza que da el otro para encontrar la salid del pozo. Si a eso sumamos unos familiares que lejos de servir de ayuda no hacen sino lastrar aun más con su actitud a ratos intransigente y a ratos simplemente egoísta sobre los más diversos asuntos, nos encontramos con un filme que la verdad por momentos parece ofrecer poca o ninguna luz al final del tunel.Sin embargo, lo mejor de la propuesta no es tanto la descripción del drama como la naturalidad inicial con la que se nos presenta la pareja – la divertida escena inicial en la que Kanao llega a casa tarde y algo puesto de copas y su esposa le exige que cumpla con el sexo que tenían programado, lo que da lugar a una divertida disertación sobre los extraños mecanismos para “meterse en situación” resulta de lo más logrado de la función – y las transiciones temporales brillantemente resueltas desde el punto de vista narrativo gracias a un inteligente uso de las elipsis. Sin embargo, el conjunto pierde fuerza según su realizador se detiene en divagaciones que poco aportan a lo ya expuesto – como la innecesaria sucesión de casos en el juzgado – o no acierta a sacar todo el partido que puede de determinados elementos como sucede con el tema familiar. All Around Us resulta a ratos interesante y cuenta, eso si, con una excelente interpretación de su actriz protagonista, una Tae Kimura en estado de gracia en varias secuencias claves, pero carece del rigor y la fuerza dramática deseable para ser una obra algo más que simplemente correcta.

En cualquier caso, All Around Us resultó ser con todos sus defectos una mucho mejor película que Plastic City, infumable pastiche presentado por el hongkongés Yu Lik-Wai que a priori parecía una propuesta interesante por lo bizarra – mafiosos operando en un Sao Paulo extrañamente multicultural donde, según parece, no resulta extraño que la comunidad inmigrante japonesa lleve a cabo todo tipo de negocios, ya sean o no legales – y que termina por despeñarse por el precipicio gracias a una indigesta mezcla de referencias narrativas que van de la inevitable Ciudad de Dios al cine de gangsters de Scorsese pasando por el 300 de Zack Snyder o El Fuego de la Venganza de Tony Scott, un totum revolutum insufrible que no se salva ni siquiera por un esforzado trabajo de fotografía que cambia constantemente de estilo o una curiosa BSO que trata de dotar de cierto empaque a una obra condenada de antemano por un guión simplemente desastroso.Plastic City cuenta la historia de Yuda, un capo chino que opera desde hace tiempo en Sao Paulo con una organización dedicada al género robado que actua con el beneplácito de las autoridades locales. Su hijo adoptado y heredero, Kirin, le sirve fielmente y todo marcha tan bien que empiezan a atraer la atención de otras organizaciones de emigrantes que pretenden introducirse en el mercado, por las buenas o por las malas. Cuando la mafia china compra a los políticos locales y estos empiezan a maniobrar para sacar a Yuda y Kirin de la foto, estos intentarán oponerse con lo que se desatará la inevitable guerra de bandas que tendrá un amplio coste para ambos, tanto en lo económico como en lo personal.Así contado, Plastic City bien podría haberse configurado como una extravagante versión brasileña del cine de mafias de un Johnnie To cualquiera, pero por desgracia Yu Lik Kai parece más interesado, como las copias de productos caros que venden sus protagonistas, en demostrarnos lo bien que es capaz de copiar los múltiples estilos visuales de las más distintas procedencias que nutren la película – lo de la batalla entre bandas al más puro estilo 300 en lo alto de un extraño monumento es de auténtica traca – que en trabajar un guión algo coherente, en la errónea creencia que la presunta potencia visual de sus imágenes, muchísimo menos interesante de lo que él mismo cree, podrá salvarle el día. Y va a ser que no, porque el naufragio es de tal categoría que es la única ocasión en la que he pensado qué demonios pintaba esta película en una Sección Oficial hasta el momento intachable. Quizás a mi se me escapen sus atractivos, solo evidentes en la espectacular figura – que no en sus dotes interpretativas - de una tal Taina Müller que en sus por desgracia escasas apariciones en pantalla como novia de Kirin, inunda de sensualidad la pantalla. En fin, un desastre considerable cuyo alucinante desenlace, en medio de una aldea indígena perdida del Amazonas donde no me pregunten muy bien por qué acaban los dos protagonistas, provocó un considerable y más que justificado cachondeo por parte de los espectadores, que bastante hicieron con aguantar estoicamente semejante despropósito hasta el final.Y hasta aquí mis experiencias con el Baff de este año, un festival estupendo al que, estoy convencido, regresaré en un futuro. No quiero despedir estas crónicas sin expresar mis más sinceros agradecimientos al equipo de 100.000 Retinas que organiza el BAFF y muy especialmente tanto a Santi Gil y a Arturo en el área de acreditados como a la directora de programación Amaia Torrecilla, cuya disponibilidad y buen hacer hicieron de mi breve estancia en Barcelona una experiencia aun más agradable. Gracias, amigos.

domingo, mayo 03, 2009

BAFF 2009 II: The Rainbow Troops y Breathless

En la segunda jornada del BAFF se me ha presentado una posibilidad curiosa: ver de nuevo la maravillosa Still Walking de Hirokazu Kore-Eda, la película que clausuró el año pasado el Festival de Cine Inédito de Mérida, una de las pocas obras presentes en el Baff que cuentan con distribución en España – Golem tiene pensado estrenarla el próximo 19 de junio, casi seis meses después de nuestros pases – y gracias a la cual ayer pude presumir un poco “Ah, si, Still Walking es buenísima… de hecho cerré con ella en Mérida en diciembre pasado, no os la perdáis ¿eh?” he soltado un par de veces a los incautos de mis interlocutores que afortunadamente no me han pegado ante semejante exhibición de prepotencia. En fin, que al final no he cometido ninguna locura (aunque juro que no me hubiera importado lo más mínimo ver esta joyita de nuevo, que conste) y ante la falta de pelis de Sección Oficial a primera hora, he cambiado el Rex por el más coqueto Aribau y, en la sección Focus, me he metido a ver la que creo es la primera producción indonesia que he visto en mi vida.

THE RAINBOW TROOPS: Buenos sentimientos al estilo Hollywood

Película basada en un famoso best-seller que ha vendido medio millón de ejemplares en su país, The Rainbow Troops narra la historia de una escuela musulmana extremadamente pobre que con apenas diez alumnos procedentes de las familias más humildes de la zona - convirtiéndose así probablemente en los primeros miembros de la misma en ser escolarizados en lugar de trabajar con sus padres o ayudar en los negocios familiares como suele ser tradicional en los países del sudeste asiático – consigue salir adelante gracias al tesón de sus idealistas profesores y, pese a las muchas dificultades que encuentra en su camino, conseguir que esos niños reciban una educación más pendiente de los valores morales que de los conocimientos que pueda servirles para el resto de sus vidas.
Riri Riza, un director que ha estrenado en el Baff tres de sus películas anteriores, no engaña a nadie: The Rainbow Troops es una de esas películas de buenos sentimientos pobladas por niños que, hecha en otras latitudes, bien podría haberse llamado Los Chicos del Coro. Con un argumento tan sencillo como efectivo gracias a que sigue un modelo de probada efectividad que no duda un instante en utilizar cuanto recurso sensiblero tiene a su alcance, The Rainbow Troops acaba por hacerse, con todos sus defectos, una película simpática gracias a dos cosas: la puesta en escena, clásica y sin embargo elegante – solo chirrían algunas visiones oníricas de ciertos sueños de sus protagonistas como un par de números musicales metidos con calzador y alguna fantasía amorosa sacada de madre – que da lugar a una más que correcta factura visual y el encanto de los chavales protagonistas, actores no profesionales que, como también sucede en títulos más renombrados (Slumdog Millionaire es el último ejemplo) hacen de su naturalidad un arma poderosa para ganarse por la mano al espectador.Además, hay un valor añadido en esta película que tiene que ver con el hecho de que está enfocada a transmitir a la población de Indonesia las ventajas de recibir una educación, algo que intuyo que aun debe ser fuente de conflictos en un país rico en recursos pero a la vez repetidamente golpeado por la fuerza de la Naturaleza cuyos habitantes más de una vez se habrán visto en la disyuntiva de enviar a sus hijos a la escuela o hacerles trabajar para sacar adelante a sus familias. Visto de esa forma, algunos de los burdos recursos dramáticos vistos una y mil veces en el cine y utilizados sin ningún recato por sus responsables parecen algo más perdonables…

BREATHLESS (Yang Ik-June, Korea del Sur): Violencia con sentido.

Tras haber cosechado algunos premios y excelentes críticas en su paso por los Festivales de Rótterdam y Las Palmas, una de las películas a priori más interesantes a concurso en la Sección Oficial del Baff era sin duda esta Breathless, opera prima escrita, dirigida y protagonizada por Yang Ik-Kune, un actor conocido en su país pero absolutamente desconocido en Occidente que, sin experiencia previa conocida como realizador, ha conseguido una más que notable película, arriesgada tanto en su temática como en su lenguaje visual, que consigue primero desconcertar al espectador con su violencia desatada para después engancharlo a un personaje fascinante.

La entrada en escena de Song-Hoon es brutal: interviene en una pelea de novios sacada de madre pegándole una brutal paliza al novio y recriminándole su actitud para inmediatamente después golpear y vejar igualmente a la chica por dejarse abusar de esa forma. Poco después, descubrimos que el oficio de Song-Hoon es el de un vulgar matón al que pagan para cobrar deudas, reprimir manifestaciones o cualquier trabajito que requiera cierta dosis de brutal violencia, pero éste no discrimina, ya que lo mismo atiza a los deudores como a sus “compañeros de oficio”. Uno intuye que detrás de semejante violencia verbal y física – que simplemente deja al espectador boquiabierto hasta el punto que uno acaba por reírse, acaso en defensa propia, de los desmanes de semejante elemento – debe esconderse un pasado tremendo pero no será hasta la llegada de Yeon Huei, una adolescente maltratada en casa por un padre y un hermano también violento, y la peculiar relación, igualmente establecida en términos algo brutales, que forma con ella y que acaba por configurarse como un vinculo familiar alternativo para ambos, que empecemos a descubrir lo que se esconde en el interior de Song-Hoon.

La verdad es que cuesta enumerar las virtudes de esta película que, ojo, bien puede no ser plato de gusto para todos los estómagos y es que esa “bonita ultraviolencia que nos mata de risa” que proclamaba el Alex de La Naranja Mecánica puede tocar la sensibilidad de muchos. Pero no cabe duda que este tal Yang Ik-June es un tipo al que convendrá seguir muy de cerca ya que esta Breathless es una de las obras más libres, atrevidas y brillantes que he podido ver en un debutante hace tiempo. Su trabajo tanto delante como detrás de la cámara es impecable: en lo formal juega con las posibilidades del video digital para crear una puesta en escena muy cercana a los actores pero nada mareante, muy bien medida y con un excelente sentido del timing tanto en el lado cómico como en el dramático. Por otra parte, impresiona su trabajo como actor, dando forma a un personaje que, no nos engañemos, es una bestia en muchos aspectos, pero a la que acabas por comprender según va evolucionando su relación con los que le rodean, ya sea un jefe antiguo amigo de la escuela con el que tiene una relación llena de complicidad, la descarada adolescente capaz de fascinarlo precisamente porque no se arruga ante él y es capaz de plantarle cara, esa media hermana que hace lo imposible por crear algún vinculo familiar con él o ese pequeño sobrino al que insulta y provoca a la vez que se desvive por él.Pero es que además Breathless tiene un excelente guión, obra asimismo del tal Yang Ik-June que sabe llevar al espectador por todo ese viaje sin dejar ni un solo cabo suelto por el camino, repleto de excelentes diálogos a menudo poblados de un desconcertante humor negro y que funciona tanto a nivel dramático como en su contundente denuncia de un tema, el de la violencia doméstica ejercida tanto con las esposas como con los hijos, que según parece es un tema todavía tabú dentro de la sociedad coreana. Es una verdadera lástima que esta estimulante película, que entiendo que no es fácil de vender comercialmente, no tenga todavía distribución en España. Mucha gente se perderá una de las obras más interesantes surgidas de esa al parecer inagotable fuente de talento que resulta ser el cine coreano.Como anécdota, reseñar que al pobre Yang Ik Kune lo primero que le pasó nada más llegar a la Ciudad Condal fue que le birlaron la bolsa donde llevaba todos sus cosas, razón por la cual durante la presentación de su película en el Rex hizo un llamamiento público para ver si algún alma caritativa conseguía devolverle al menos el pasaporte. Sin embargo y haciendo gala de su profesionalidad y de un muy buen talante, hay que decir que este hombre extremadamente amable – la verdad es que, frente a él, cuesta muchísimo verle como el animal que poco antes había desplegado en pantalla generosas raciones de violencia verbal y física – demostró estar encantado de participar en el BAFF y de responder a cuantas cuestione le plantearon tanto el público como diversos periodistas. Personalmente, tuve ocasión de intercambiar impresiones con el en el Hotel Casanova donde se alojaba y me pareció un hombre muy interesante. Conviene seguirle la pista.Bueno, tras la exhibición dada por el Barça en el Bernabeu – perdónenme la digresión futbolera, pero a cualquier amante de ese deporte, madridistas incluidos, no le puede pasar desapercibida la obra de arte que ayer bordó este maravilloso equipo liderado por Guardiola y Xavi – Barcelona es una ciudad feliz que lo celebra como si de un título se tratara. Mañana será mi último día en el BAFF con el melodrama japonés All Around Us de Ryosuke Hashiguchi y la extrañísima co-producción entre Hong-Kong, Japón, Francia y Brasil Plastic City de Yu Lik-Bai, al parecer una película sobre mafiosos chinos establecidos en Brasil que promete cierta originalidad. Veremos.

sábado, mayo 02, 2009

BAFF 2009 I: Serbis de Brillante Mendoza y Nanayo de Naomi Kawase

La carta de presentación de la programación de la 11ª Edición del BAFF – Barcelona Asian Film Festival – hace un recordatorio al destartalado e inmenso cine de Goodbye Dragon Inn (Tsai Ming Lian, 2003) para, uniéndolo a otro cine enorme e igualmente destartalado, el que aparece en la película Serbis de Brillante Mendoza, llamar la atención sobre el triste fenómeno de la desaparición progresiva en nuestras ciudades de esas salas de cine grandes, llenas de butacas, no siempre cómodas pero llenas de encanto donde muchos hemos forjado gran parte de nuestra cinefilia. Esa reivindicación del cine como “espacio romántico y reducto de resistencia” teñido con no poca nostalgia se materializa en una de las sedes principales de este hermoso festival, la sala Rex, un viejo cine “como los de antes” que aun resiste, supongo que heroicamente y con no poco sacrificio, el signo de los nuevos tiempos, con sus más de 500 butacas, su palco superior y esa peculiar atmósfera que, créanme los emeritenses que estén leyendo estas líneas, me transportó ayer de inmediato al añorado Cine Mª Luisa de mi infancia donde tomaron forma tantos sueños.
El BAFF cumple 11 años. Tenía ganas desde hacía mucho tiempo de acudir a un festival que se esfuerza por traer lo mejor de un cine, el asiático, que salvo raras excepciones, nunca encuentra distribución en España. Triste paradoja, siendo el cine asiático - por más que esta etiqueta no sirva para abarcar semejante enormidad y diversidad de cinematografías salvo de un modo puramente geográfico - el más libre, pujante e innovador que se hace ahora en el mundo. Barcelona tiene la inmensa suerte de contar durante una semana con un Festival que entre su Sección Oficial y sus tres secciones paralelas (Asian Selection, Emergentes y Focus Sudeste Asiático) suma más de una cincuentena larga de títulos que sirven para tomarle el pulso actual a las nuevas tendencias que nos llegan de ese Oriente que sigue siendo demasiado lejano. Desde los títulos más comerciales a los más extremos experimentos narrativos, pasando por un puñado de obras premiadas en los más prestigiosos festivales del mundo, el BAFF me parece un festival tan fascinante como apetecible, que me encantaría disfrutar hasta el final pero del que por desgracia, apenas podré tener un atisbo. Sin embargo, ayer tuve ocasión de conocer a sus responsables – gente cuya pasión por su trabajo comparto por completo – y esa breve experiencia, que, quien sabe, quizás abra alguna puerta a colaboraciones entre el BAFF y el Festival de Cine Inédito de Mérida (¿habrá algún cine que cumpla mejor con la condición de inédito que la mayor parte del cine asiático?) en el futuro. Solo por eso habrá merecido la pena.

SERBIS (Brillante Mendoza, Filipinas): Un nuevo concepto de cine familiar.

Empecemos por el final: en el último plano de esta atrevida y desigual obra un personaje se aleja por fin del inmenso cine que ha servido de único marco espacial de la película y descubrimos que ese destartalado cine lleva por nombre Family, es decir, Familia. No es ni mucho menos una casualidad ni algo gratuito, sino la última ironía destinada al espectador de un realizador que ha dedicado los anteriores 94 minutos a desgranarnos la elaborada y compleja red de relaciones establecidas entre los distintos miembros de esa familia que vive, ama, se odia, se frustra, sueña y trabaja en el laberíntico espacio de un cine decadente que se dedica a la proyección de películas eróticas pero que no es otra cosa que un bullicioso punto de reunión de la comunidad homosexual de la ciudad de Manila, que se dedica en ese espacio de libertad a practicar alegremente el cruising, la prostitución o simplemente a dar rienda suelta a sus necesidades. Mientras los clientes del local se dedican a sus cosas, ocupando los inacabables pasillos de las distintas plantas del cine, la familia se enfrenta a sus problemas cotidianos y dirime sus conflictos en un ambiente cuanto menos peculiar.Así, la mirada de un niño de pocos años convive con absoluta naturalidad con esa realidad que es a la vez saludablemente desprejuiciada y un tanto neorrealista, que Brillante Mendoza retrata con largos travellings que siguen a los personajes en su continuo deambular por esa fascinante (por decadente) fábrica de lúbricos sueños, sin ahorrarnos el más mínimo detalle sórdido: en Serbis no faltan ni las escenas de sexo explícito – algunas ciertamente gratuitas – ni fijaciones con el propio cuerpo – no se pueden imaginar el juego que da un forúnculo del culo de uno de los personajes a lo largo del filme - ni tampoco una voluntad de envolver toda esa atmósfera que es el verdadero motor del filme con una historia familiar que la vehicule de alguna forma incluyendo algún momento francamente divertido (la irrupción de una cabra en la sala con la consecuente interrupción de la proyección y, ejem, otras cosas) que permita al espectador relajarse de vez en cuanto ante semejante asalto a su sensibilidad.Lo cierto es que Serbis parece una película más preocupada por provocar o escandalizar al espectador que por estructurar de forma coherente la historia que trata de contar. Y a pesar de que no le falta algún momento inspirado y que da cierto juego esa poderosa imagen de un cine que sin duda en el pasado debió conocer tiempos mejores que esas inenarrables películas eróticas que ahora proyecta – casi como si de una perversa versión decadente de Cinema Paradiso se tratara – cuesta un poco entender las razones que llevaron a Sean Penn, Presidente del Jurado de Cannes el año pasado, a solicitar un segundo visionado de esta película, algo que llamó la atención en su momento. Claro que, teniendo en cuenta que la peli se volvió de Cannes sin premio alguno, a lo mejor es que simplemente se había quedado dormido durante la primera proyección…

NANAYO (Naomi Kawase, Japón): (In)Comunicación y rollo contemplativo.

Es curioso, pero la primera cosa que se me viene a la cabeza para definir la última película de la directora de El Bosque del Luto y Shara – película esta última con la que se impuso en el BAFF del 2003 – es el comienzo de esos viejos chistes: ¿Saben aquel que van un francés, un tailandés y una japonesa, conviven un tiempo en una casa y les sale una película? Pues eso: la historia de Nanayo se articula alrededor de la llegada de una joven japonesa a Tailandia y su improvisada acogida en una casa donde conviven una madre soltera y su hijo de poca edad, un taxista amigo de ésta con un pasado algo doloroso y un francés atractivo que parece buscar refugio y encontrarse a si mismo en ese lugar apartado del mundo. Por supuesto la joven solo habla japonés y un poco de inglés, los tailandeses thai y el francés, pues francés, con lo que esa especie de casa de retiro instalada en medio del bosque donde sus habitantes se dedican al dolce far niente, a aprender y darse masajes unos a los otros y a reflexionar sobre sus vidas se convierte en una especie de Babel improvisada donde sin embargo sus habitantes encuentran la forma de comunicarse pese a las dificultades y llegar a cierto tipo de difícil equilibrio.A Kawase no le preocupa la historia, le preocupa crear una atmósfera y transmitir una serie de sensaciones basadas en su naturalismo narrativo y en esa puesta en escena contemplativa que se apoya primordialmente en la belleza de la naturaleza y en la interacción de los personajes, a los que la directora se acerca siempre con cierto disimulo, con una cámara ausente que da la impresión de no estar allí, a la caza permanente de ese momento de intimidad, hermoso, poético o intenso que sirva para la construcción de esa atmósfera relajada, contemplativa. Precisamente por eso, Kawase apenas muestra algunos trazos que permitan entender a sus criaturas, dejando al espectador la tarea de rellenar los huecos del pasado de los mismos que justifiquen sus actos en el presente. La historia no le interesa demasiado y eso acaba por perjudicar a la película por más que uno pueda sentirse subyugado ante la deslumbrante belleza de Kyoto Hasegawa – uno podría estar eternamente contemplando a esa hermosa mujer despertarse del sueño y desperezarse, transmitiendo una sensualidad apabullante – o se interese por el destino de ese chaval listo como el hambre al que su madre está empeñada en convertir en monje. Retrato leve de un puñado de personajes perdidos y dolientes que conforman una peculiar familia, lo más logrado de Nanayo, propuesta interesante a ratos pero que provoca cierta indiferencia muchos más y desde luego una obra menor dentro del cine de Kawase, tiene que ver con las dificultades de comunicación de los mismos, las situaciones que se provocan – a veces francamente divertidas - y el modo en que se superan y, como siempre en Kawase, la omnipresente presencia de la Naturaleza no ya como un personaje más, sino como ese orden universal e inmutable capaz de tranquilizar los atribulados espíritus de las criaturas que lo pueblan. En fin, que Nanayo no es una película desdeñable, pero sí algo desmañada y habrá, con no poca razón, quien le reproche que al fin y al cabo a su escasa historia le falta sustancia.

Mañana una peli indonesia, The Rainbow Troops, y la muy esperada Breathless del coreano Yang Ik Kune. Y no más porque caramba, hay un Madrid-Barça que tengo que ver en alguna parte como sea ;-)