miércoles, febrero 22, 2012

CICLO DE CINE VOSE EN CINESA EL FORO MERIDA


Todo empezó con PINA 3D. El pasado 1 de diciembre, en el marco del VI Festival de Cine Inédito de Mérida, el Cineclub Forum y la empresa Cinesa El Foro proyectaban el magnífico documental de Wim Wenders ahora nominado al Oscar. El aforo de la sala, con 246 butacas, se completó y hubo unas 40 personas que se quedaron fuera. Un éxito sin precedentes que hizo posible que Mérida tenga ahora de una oportunidad única para disfrutar de un ciclo de cine en versión original subtitulada en el que se dan cita algunas películas imprescindibles del 2011 que no tuvieron cabida en el FCIM y que por supuesto no llegaron a estrenarse en Mérida. Durante ocho lunes consecutivos, desde el 27 de Febrero hasta el 16 de Abril, tendremos ocasión de demostrar que hay en Mérida un público para este tipo de cine y que este ciclo debe tener continuidad. Depende tan solo de nosotros. Si acudimos al cine y llenamos la sala podremos hacer que esta iniciativa funcione. En caso contrario, no tendremos derecho alguno a quejarnos como hemos hecho tantas veces del cine casi exclusivamente comercial que programa Cinesa El Foro. Es muy importante que todos los que estáis ahora mismo leyendo este mail o esta entrada en el blog lo reenviéis o compartáis este enlace a través de las redes sociales con aquellos de vuestros contactos que amen el cine de calidad en VOSE, que demos a esta iniciativa toda la difusión posible. Todos nos jugamos mucho.

Las películas se proyectan en un pase único, todos los lunes, a un precio reducido de 4 € - si aun así os parece caro, pensad en ello como una inversión: tampoco es tanto sacrificio y os aseguro que todas las películas del ciclo compensan el precio de la entrada – y en un horario que inicialmente será las 20:00, aunque es probable que a partir de la segunda película pase a ser las 20:30. Depende también de vosotros.

Las películas que componen el ciclo, seleccionadas por David Garrido Bazan, Director de Programación y Contenidos del FCIM en representación del Cineclub Forum, son las siguientes:

27 Febrero – Margin Call (J.C. Chandor, USA)
Nominada al Oscar al Mejor Guión Original

Crónica de las 24 horas previas al derrumbe del mercado financiero que nos llevó a la crisis desde dentro de una de las empresas responsables de detonar la misma. Es una ficción pero resulta evidente que tuvo que existir un momento así. Un guión portentoso y unas ajustadas interpretaciones (Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons) nos llevan de paseo por el lado oscuro del capitalismo más salvaje, la trastienda en la que los que toman decisiones lo hacen con una frialdad infinita, regidos solo por su particular código. Junto con el imprescindible documental Inside Job, la mejor película hecha hasta la fecha para entender por qué estamos como estamos.



05 Marzo – No habrá paz para los malvados (Enrique Urbizu, España)
6 Premios Goya: Mejor Película, Dirección, Actor Principal, Guión Original, Montaje y Sonido.


Como ya hiciera en las magníficas La Caja 507 y La Vida Mancha, Enrique Urbizu saca el mejor partido posible a un tremendo José Coronado cuyo Santos Trinidad, ese inolvidable policía violento y autodestructivo, nos embarcará en un viaje de insospechado recorrido que no solo es por derecho propio y como acaban de celebrar los Premios Goya una de las mejores películas españolas del 2011, sino uno de los más poderosos thrillers que ha dado nuestro cine en los últimos tiempos.



12 Marzo – El árbol de la vida (Terence Malick, USA)
Palma de Oro Mejor Película Cannes 2011. Nominada a 3 Oscar (Película, Director y Fotografía)

Es imposible sintetizar en unas líneas la grandeza del filme más ambicioso de Terence Malick, que se ha atrevido a retratar desde lo más pequeño y cotidiano, el proceso de crecimiento y educación de los hijos y el dolor íntimo de la pérdida de uno de ellos, hasta lo más inabarcable, como el mismo origen del universo y la vida en la Tierra. Quizás no guste a todo el mundo, pero resulta una experiencia que hay que ver y disfrutar en pantalla grande. Para el que esto escribe, la película más imprescindible del 2011.



19 Marzo – Melancolía (Lars Von Trier, Dinamarca)
Premio a la Mejor Actriz en Cannes 2011

No es ninguna casualidad cósmica que esta película y la de Malick, que compitieron juntas en Cannes, se proyecten una detrás de la otra, sino algo predeterminado. Tienen mucho en común y a la vez son muy distintas. Retratan a la vez lo más íntimo y también el sentido último de la vida, aunque en la película de Lars Von Trier el fin de todo lo representa un planeta, Melancolía, que amenaza con colisionar con la Tierra, lo que permite al danés reducir en un drama aislado la enormidad del dolor de la destrucción, el olvido y la pérdida que se avecinan. Visualmente fascinante, emocionalmente conmovedora, polémica y arrebatadora.



26 Marzo -Un dios salvaje (Roman Polanski, Francia)

Roman Polanski adapta a su particular mirada el texto teatral de Yasmina Reza y consigue una comedia negrísima en la que las dos parejas formadas por Jodie Foster y John C. Reilly por un lado y Kate Winslet y Christoph Waltz por otro pasan de esa frágil pátina de civilización y buenos modales a desnudar todas sus inseguridades y vacíos existenciales pintando un paisaje desolado, fiel reflejo de las confusas relaciones que vivimos actualmente. Todo ello gracias a un guión afilado e inteligente que en menos de 90 minutos nos proporciona material para horas de discusión.



02 Abril – El topo (Tomas Alfredson, Reino Unido)
3 Nominaciones al Oscar: Mejor Actor, Mejor Guión Adaptado y Mejor Banda Sonora (Alberto Iglesias)

Tomas Alfredson, director de la estupenda Déjame Entrar, adapta de forma brillante uno de los mejores textos de John Le Carré y apoyándose en un Gary Oldman magnífico que lidera un estupendo reparto (John Hurt, Colin Firth), consigue uno de esos enrevesados y apasionantes relatos de espionaje en los que no puedes dejar de prestar atención un instante. Ambientado de forma impecable, algo a lo que ayuda no poco la esplendida BSO de Alberto Iglesias, El Topo nos devuelve las mejores sensaciones de ese género largamente añorado de la época de la Guerra Fría.



09 Abril – Four Lions (Christopher Morris, Reino Unido)
Ganadora del BAFTA al Mejor Debut Británico del 2010

Hay que ser inglés para atreverse a hacer una película de estas características: una parodia irreverente de un tema tan serio como el terrorismo islámico que tiene como protagonistas a cuatro musulmanes increíblemente torpes que viven en Gran Bretaña y que deciden convertirse en terroristas. Decir solo que es políticamente incorrecta sería quedarse corto en sus méritos. Pero afirmar que es una de las más corrosivas, divertidas y brutales comedias del pasado año, no.



16 Abril – Drive (Nicolas Winding Refn, USA)
Premio al Mejor Director en Cannes 2011. Mejor Película del 2011 según la encuesta anual de críticos de Fotogramas.

Una de las sensaciones del 2011. Aires ochenteros, coches, atracos, una chupa con un escorpión, un prota (el muy interesante Ryan Gosling) de pocas palabras pero contundentes actos, una chica inalcanzable y una trama de thriller que sorprende por la arriesgada conjunción entre sensibilidad y violencia arropada por una de las mejores BSO del año y servida con un muy notable sentido del ritmo por su director, el talentoso Nicolas Winding Refn, premiado en Cannes.



Acude al cine. Reenvía este mail. Comparte este enlace. Difúndelo entre tus amigos y contactos. Todos nos jugamos mucho en esta apuesta por el cine de calidad en Mérida.

Gracias de antemano por tu colaboración.

lunes, febrero 20, 2012

Goyeando con los Malvados


Si nos queremos poner en plan serio, habría que decir que la Gala de anoche de los Premios Goya dejó unas cuantas cosas positivas. Por ejemplo, creo que encumbró a la que posiblemente era la película más contundente y sólida de las cuatro finalistas, No Habrá Paz para los Malvados, sin por ello descuidar el reconocimiento a las otras. Me cuesta trabajo recordar un año en el que detrás de la película ganadora uno pueda encontrar dos películas con cuatro premios (La Piel que Habito y Blackthorn) y otras dos con tres (La Voz Dormida y Eva).

Si en la previa a estos Goya criticaba que los academicos hubieran fijado la mirada en tan solo unas pocas películas de la cosecha de este año ignorando propuestas muy arriesgadas, justo es reconocer ahora que el reparto de cabezones ha sido bastante equitativo. No hay perdedores. No lo es desde luego Pedro Almodovar en su reconciliación con la Academia: los Goya para Elena Anaya y Jan Cornet, más el inevitable Alberto Iglesias y el de Maquillaje y Peluquería pueden parecer poco, pero tratándose de una propuesta tan límite y arriesgada como La Piel que Habito, puede darse por contento. El mérito de la estupenda Blackthorn podría haberse limitado a estar ahí, en la pomada, pero sus 4 Goyas a las direcciones de producción y artística, al vestuario y a la prodigiosa fotografía de Juan Antonio Ruiz Anchía prueban que el sentido del riesgo y un trabajo honesto e inteligente también tienen su recompensa. Eva se llevó aquello para lo que era favorita: Actor de Reparto para Lluis Homar, Dirección Novel para Kike Maillo y sus intachables efectos visuales y la hábil apuesta de La Voz Dormida moviendo a sus chicas en las categorías de interpretación también tuvo recompensa pues nadie podía arrebatarle a María León su premio a Actriz Revelación: su espantá de la categoría de Mejor Actriz, donde quedó para el sacrificio el trabajo de Inma Cuesta, permitió a Ana Wagener, muy querida y respetada en la Academia, hacerse con el de Actriz de Reparto, redondeando la jugada con ese Goya a la Mejor Canción de la Nana de la Hierbabuena que demostró que, de momento, los académicos no están para raperos, aunque sean tan buenos como Nach. Dejo para el final del resumen lo más bonito, ese Goya al Mejor Guión Adaptado para la maravillosa Arrugas que se convertía así en la primera película de animación española que ganaba algo más que su categoría, un magnífico precedente.

Por contra, la ceremonia resultó un año más pelin aburrida, falta de ritmo. Eva Hache no consiguió, pese a su profesionalidad y a algún acierto aislado, que olvidáramos ni a Buenafuente ni mucho menos a la Sardá. Aunque tiró de recursos para improvisar alguna pulla atinada – la mejor, la que le dedicó a esa fúnebre troika presidencial tras un lamentable discurso tanto en forma como sobre todo en fondo – se la vio mucho más cómoda en sus apariciones enlatadas dentro de las películas nominadas (impecables técnicamente pero quizás demasiado poco originales) que en su monólogo inicial, que empezó despotricando de la crisis y hablando de pelis de años anteriores para llegar algo falta de fuerza a los nominados de este año, que despachó en un plis plas de chistes sin demasiada gracia.

Le hizo un flaco favor Santiago Segura al desplegar en su divertido monólogo toda la mala leche y frescura, siguiendo la estela de Ricky Gervais, de la que careció la presentadora. Segura supo reírse de sí mismo en primer lugar y de sus compañeros de profesión después, estuvo brillante y deslizó con suma habilidad su candidatura para presentar los Goya el año que viene, un clamor que recorre las redes sociales después de la práctica unanimidad que le señala como lo más divertido de la noche.



Bueno, vamos con la habitual Contracrónica de los Goya, que es lo que mola:

EN LA ALFOMBRA ROJA

Lo más guapo: Clara Lago, espectacular con el pelo corto y un precioso traje negro


La más elegante: Goya Toledo, aunque me siga pareciendo que necesita un buen cocido


La más escotada: Ex aequo. Por delante, Salma Hayek.


Pero el mejor escote de espalda de la noche era sin duda el de una esplendida Mar Saura


El más atrevido: Solo Eduardo Noriega, de burdeos y Daniel Sanchez Arévalo, de verde, rompieron la habitual monotonía en ellos.


...Bueno, y la corbata blanca de Carlos Areces


La más extravagante: Lucía Jiménez, que parecía recién escapada de una función en el Teatro Romano de Mérida.


Lo más despeinado: Adrian Lastra, nominado por Primos, con cara de no saber muy bien qué hacía allí…


Lo más hortera: La pajarita aguilucho de Elena Anaya. Su traje a lo griego clásico era precioso, pero ese águila brillante con las alas extendidas era terrible.


Lo menos favorecedor: El traje de Maria Valverde le echaba como 20 años más encima. Incomprensible, con lo guapísima que es.


Lo más prescindible: El bigotillo de Ernesto Alterio y la pose Rita Hayworth de Juana Acosta.


Lo más fuera de lugar: La chupa motera de Ingrid Rubio. Con lo guapo que iba Unax Ugalde, el pobre. Menos mal que dentro se la quitó para entregar un premio…


Lo más vaporoso: Las mangas de Inma Cuesta. Aunque reconozcámoslo: ninguno nos fijamos demasiado en ellas, sino en otras cosas…



Lo más cuidadosamente descuidado: La barba de Miguel Angel Silvestre


Lo más tierno: Reencontrarse con una muy guapa y elegante Silvia Abascal, ya casi recuperada del todo de su ictus cerebral



Lo más siniestro: La pareja Enrique Gonzalez Macho – Jose Ignacio Wert. Dios los cría y ellos se juntan


EN LA CEREMONIA

Lo más rejuvenecido: Una Victoria Abril sorprendente, indistinguible del resto de chicas del coro en el número musical. Y eso que les sacaba unas cuantas décadas a algunas.


Lo más perverso: Cuando Eva Hache se dirigía a los responsables de gobernar este país (Merkel y Sarkozy) el realizador de TVE pinchó el plano con la cara de poker de Jose Ignacio Wert, Ministro de Cultura. Impasible el ademan.

Lo más a destiempo: El primer video con los (logrados) consejos para no estropear la gala pidiendo que no se alargaran los discursos de agradecimiento... justo después que Lluis Homar se enrollara como una persiana al recibir el suyo. Se lo agradeció hasta a los auxiliares de todos los departamentos. Solo faltó que sacara un rollo de papel higiénico y dijera “¡Los tengo aquí apuntados!”


Lo más chanante: Carlos Areces, recordando sus desnudos traseros “También puedo hacer cine sin enseñar el ojete”

Lo más emocionante: Silvia Abascal, reencontrandose con la profesión y ovacionada por el simple hecho de estar en la gala tras su hemorragia cerebral del pasado abril














Lo más desafortunado: “Sin efectos especiales, Steven Spielberg sería un mindundi” semejante perla la soltó Enrique Villén. Y se quedó tan pancho.

Lo más currado: Los sketchs de Eva Hache metiéndose dentro de las películas nominadas. Ya sé, ya sé que no es demasiado original… pero hay que reconocer que estaba bien hecho y tenían bastante gracia. En especial el de No Habrá Paz para los Malvados.














Lo más desaprovechado: Los supuestos tuiteos durante la gala “Mira si me gusta el cine que hoy he ido a ver The Artist en versión original – David Bisbal” Ya puestos podrían haberse atrevido a escoger unos cuantos reales que circulaban por la red. Los había magníficos.

Lo más lamentable: Pese a los encomiables esfuerzos del Langui, el momento rap con Resines (por cierto con un sombrero clavado al de Walter White/Heisenberg en Breaking Bad) improvisando la letra que había olvidado, Juan Diego desgañitándose y Tito Valverde… bueno, mejor no sigo. Penoso, penoso de verdad.


Lo más previsible: El décimo Goya en 14 nominaciones para Alberto Iglesias por la BSO de La Piel que Habito. A este no hay quien le tosa. Ni siquiera que en la alfombra roja TVE tuviera el mal gusto de entrevistarle con la música de fondo de Ludovic Brouce, su rival nominado a los Oscar por The Artist


Lo más perturbador: la pareja de presentadores Marisa Paredes / Alberto Amman. Si, ya sé que tengo la mente muy sucia…


Lo más paternal: el discurso medio de agradecimiento medio de homenaje de Kike Maillo, Mejor Director Novel, a su musa la niña Claudia Vega, que no pudo ser nominada a Actriz Revelación por las nuevas reglas de este año que establecen un límite mínimo de edad. “Prométeme que vas a estudiar” La niña aguantó el trance como una campeona.


Lo más triunfalista: ‎"Yayo, ahora ganamos mundiales y hacemos peliculas de robots. A este pais ya no lo reconoce ni la madre que lo parió" Kike Maillo, rematando

Lo más espontáneo: El sonoro “¡Joder!” que soltó Ricardo Darín al abrir el sobre a la Mejor Película Iberoamericana y ver que la ganadora era Un Cuento Chino, que él protagonizaba. Por cierto, que guapa iba Angie Cepeda, debilidad confesa de un servidor


Lo más sutil: Pablo Blanco, Goya al Mejor Montaje “Voy a intentar ser breve porque sino no me vuelven a contratar como montador en la vida…”

Lo más asfixiado: Clara Bilbao, Goya al Mejor Vestuario. Parecía necesitar un respirador de urgencia sobre el escenario

Lo más desconcertante: Mi amigo Francisco Quirós, cómico genial de los Apretacroquetas, a partir de ahora más conocido como “El Muletilla”, el espontáneo que saltó al escenario para pedir un western extremeño (?) al grito de “Productores, veniros”. Nos dejó a todos anonadados. No me gustó nada. No ya por el hecho en sí, que también, sino porque no tuvo ninguna gracia.





Lo más equivocado: Que el Premio al Mejor Documental fuera para Escuchando al Juez Garzón. Premiaron al personaje, no a la calidad del trabajo. Ojo y lo dice uno que recomienda su visionado, porque es interesante. Pero ¿Goya al Mejor Documental? Por favor…


Lo más triste: el discurso entre fúnebre y tremendista de la troika presidencial, rematada con esa frase de Enrique Gonzalez Macho “Internet aún no forma parte de la actividad económica del cine. No dudamos de que formará parte esencial de nuestro futuro, pero este futuro todavía no ha llegado” Y lo afirma la misma persona que es uno de los fundadores de Filmin. La cara de Alex de la Iglesia era todo un poema.



Lo más lúcido: “A la gente que hoy sigue luchando por desenterrar memorias olvidadas y voces dormidas, a pesar de tener que pagar precios altos" Ana Wagener, Mejor Actriz de Reparto por La Voz Dormida


Lo más sincero: “No te preocupes, Salma. Los españoles somos así: cuando hay una estrella internacional en nuestras películas siempre la nominamos. Pero para que den glamour. Luego se van con una mano delante y otra detrás, no pasa nada” Santiago Segura, diciendo en voz alta lo que todos pensamos sobre el tema.

Lo más tenístico: La resolución final del partido, menos igualado de lo que parecía. No Habrá Paz Para los Malvados se impuso a sus rivales con un cómodo 6-4, 6-4 y 6-3. Normal.

jueves, febrero 16, 2012

CABALLO DE BATALLA Spielberg a pecho descubierto


Arrastra Spielberg un estigma difícil de deslindar de su cine desde los mismos comienzos de su filmografía, una especie de insoslayable tendencia a sentimentalizar y edulcorar sus relatos que le han hecho acreedor a calificativos nada amables por parte de sus detractores más acérrimos, que suelen olvidar más a menudo de lo que deberían su indiscutible calidad como forjador de imágenes y poderoso narrador de historias. No son pocas las ocasiones en las que me he encontrado discutiendo sobre el cine de Spielberg en las que se llega al inevitable “Si, pero si no la hubiera estropeado al final con esa escena blandita y sentimental, sería mucho mejor película.” Creo que más de una vez he sido yo mismo el que ha pronunciado la dichosa frase.

Con eso en mente, reconozco no me motivaba especialmente Caballo de Batalla ¿Una historia sobre la amistad entre un caballo y su dueño con la I Guerra Mundial de telón de fondo? Cielo santo. Terreno abonado para que Spielberg se desmadre. Si ni siquiera me gustan los caballos. Pero claro, luego uno recuerda Salvad al Soldado Ryan y siente curiosidad por ver cómo se acerca a la Gran Guerra. Al fin y al cabo estamos hablando de Spielberg.

Primera sorpresa y soy consciente que no soy nada original al escribir esto: Spielberg se ha disfrazado de John Ford en la primera hora de película. La descripción de esa granja donde se cría el caballo de marras y sus habitantes no puede ser más fordiana, drama y humor socarrón incluidos. Lo es hasta el punto que Emily Watson parece escapada de ¡Que verde era mi valle!, la dignidad de Peter Mullan bien podría ser la de cualquier habitante de Innisfree y el estilo de Spielberg, deliberadamente contemplativo, con esos largos y hermosos planos de grandes angulares que se abren al espectador, tiene un inconfundible aroma clásico. Rancio, dirán sus detractores. Nostálgico de un estilo casi desaparecido, prefiero decir yo. Estoy disfrutando. Estoy enganchado a cómo Spielberg se toma su tiempo para desarrollar ese convincente lazo entre el caballo Joey y su joven dueño. Aunque el primero actúe mejor y resulte mucho más expresivo que el segundo.


Cuando la acción se traslada a Francia según Joey va cambiando de dueños y bandos, detecto más disfraces de Spielberg. Un poco de Frank Borzage por aquí, un poco de David Lean por allá, ese naturalismo de Jean Renoir que no acaba de salirle, la inevitable referencia a Kubrick… Pero no engaña ni por un momento: sigue siendo Spielberg. Más Spielberg que nunca, de hecho. El relato avanza y fluye con pasmosa facilidad. Por allí resuenan las fanfarrias de John Williams, algo intrusivas, para que no nos olvidemos de la grandeza de lo que estamos viendo y lo que tenemos que sentir.


Hay épica y sentimentalismo. Hay incluso una cierta pose chulesca, una especie de “Este soy yo y este es mi estilo de hacer cine ¿algún problema?” Spielberg va a pecho descubierto. Por el camino, unas cuantas elipsis prodigiosas. Quiere contar la crudeza terrible de la Gran Guerra, su destrucción, su absurdo y su sinsentido y que esta producción Disney tenga una calificación para todos los públicos. Tira de maestría y lo consigue gracias a ideas de puesta en escena tan extraordinarias como el final de la carga de caballería – por cierto, ojo al inicio de la misma con los jinetes surgiendo entre los trigales - o el plano final que resuelve la historia de los dos hermanos alemanes. Chapó.


De ahí al final, la experiencia puede resultar abrumadora, excesiva. Spielberg conjuga momentos de brillantez con pasajes en los que uno no puede sino admirar su atrevimiento porque sabes que le van a llover los palos de siempre por parte de los de siempre. Resulta tan visceral como conmovedor. No da respiro. La paleta de colores de Janusz Kaminski nos lleva en volandas del sucio gris de las trincheras a la radiante luz de otra idílica granja. Y vuelta al barro y a la sinrazón de la guerra. Spielberg cierra el círculo en el último tramo retomando los aromas fordianos. Cuando te quieres dar cuenta, casi dos horas y media se han pasado como en un suspiro.

No, Caballo de Batalla no es un filme para cínicos. Es fácil cargar contra su sentimentalismo, su obviedad, su tono pasado de moda, su manipulación de las emociones al límite de lo estomagante. Pero Spielberg, insisto, no engaña a nadie. Cree en el poder de su cine, en su grandiosidad (¡esa cabalgada desbocada por las alambradas!), en su capacidad para provocar sentimientos esculpiendo el plano. Busca trascender desde una mirada inocente que aun cree en la humanidad, acaso demasiado inocente para aquellos a los que nos pilla con el callo endurecido tras ser testigos conscientes de tanto dolor y crueldad. Sin embargo, resulta enormemente tentador y hermoso abandonarse a esa mirada.