martes, septiembre 27, 2005

PUNTO Y RAYA, fronteras artificiales


Hace algunos años el bosnio Daniel Tanovic hizo una de las mejores lecturas de ese desastre que fue la Guerra de los Balcanes con En Tierra de Nadie, una película negrísima en la que dos bosnios y un recluta novato serbio se quedaban atrapados en mitad de un campo perdido y se veían obligados a convivir durante unas cuantas horas interminables, tratando de sobrevivir en medio del gran absurdo que suponía esa guerra civil entre pueblos que llevaban conviviendo muchos años bajo la bandera de Yugoslavia. Tanovic conseguía emocionarnos, divertirnos y, sobre todo, provocarnos una enorme repugnancia ante el sinsentido y el absurdo de una guerra cuyas motivaciones no parecían estar demasiado claras ni siquiera para aquellos que combatían, lo que no impedía que el odio y la ira de ambos bandos se manifestara de una forma terriblemente violenta. Ahora, la directora Elia K. Schneider ha hecho algo muy parecido en Punto y Raya, película ambientada en la frontera entre Venezuela y Colombia en medio de la jungla en la que unos y otros, atendiendo a ese nacionalismo tan exacerbado que es propio de los países de aquella zona, se dedican a enfrentarse defendiendo unos puntos y rayas que, como dicen en la película, "no se ven, pero están ahí" y que hay que defender con la propia vida si es necesario.
La película contrapone las personalidades de un venezolano pícaro, traficante y buscavidas, que es reclutado a la fuerza y mandado a la frontera tras ser pillado con las manos en la masa trapicheando (con lo cual su principal objetivo es desertar lo antes posible) y un humilde campesino colombiano, analfabeto, que cree a pie juntillas en todo eso del honor, la patria y el deber de servir a su país y que, siguiendo esos principios, se ha presentado voluntario para defender la frontera. Pronto uno y otro se verán unidos por el destino, perdidos en medio de la selva, vagabundeando entre la fauna que puebla la jungla (guerrilla, narcotraficantes, indígenas, trabajadores a sueldo del narco y, por supuesto, los ejércitos de uno y otro país) y viendose obligados a mentir constantemente sobre su origen para poder salvar el cuello entre tanto absurdo. La película, con un presupuesto modestísimo, tiene el aire de una comedia desenfadada, aunque en el fondo esté hablando de cosas realmente serias, como el hecho de que haya formas extremadamente fáciles de perder la vida por un quítame allá esas fronteras. Es destacable algunos pasajes vagamente berlanguianos (el partido de fútbol para dirimir quien de los dos ejércitos se queda con tres putas que aparecen de repente por el río que separa ambos países) que recuerdan no poco aquella divertida sátira que era Golpe de Estadio del colombiano Sergio Cabrera, película con la que guarda alguna semejanza que otra y sobre todo, la coña marinera a costa de la 'confraternización' entre ambos países que implica que cada uno de los personajes visite la casa del otro, con previsibles, aunque muy divertidas consecuencia. El principal problema, falta de medios aparte (como se nota en las escenas 'bélicas') es, como por otra parte suele ser habitual en este tipo de producciones, lo que cuesta entender gran parte de los diálogos hasta que el oído se acostumbra. Entre lo mejor, la espléndida interpretación de Roque Valero, Cheíto, que hace una composición sumamente divertida de ese pícaro buscavidas capaz de vender a su propia madre para sobrevivir.
Como curiosidad, decir que la película ha recibido 14 premios internacionaes, entre los que destacan cuatro recibidos en el Festival de cine de Mérida. De la Mérida de Venezuela, claro está ;-D

lunes, septiembre 26, 2005

VUELO NOCTURNO, el cine USA tras el 11-S

La última película de Wes Craven, más allá de su condición de apañado entretenimiento tan bien construido en su primera hora (con la presentación de personajes en el aeropuerto y con todo lo que sucede en el interior del avión) como terriblemente decepcionante en su deplorable media hora final en la que se suceden los despropósitos y un thriller de suspense pelín agobiante se convierte en una de psicópatas con cuchillo de lo más manido, plantea una cuestión bastante interesante de forma un tanto sutil: como ha cambiado la percepción de la vida por parte de los norteamericanos después de los hechos del 11-S. El anglosajón, por naturaleza y educación (aunque esto es más frecuente en los británicos que en los norteamericanos) y a diferencia de los latinos, suele tener una parte hipócrita que a menudo le hace comportarse en su lugar de trabajo o en sus relaciones sociales de una forma ligeramente distinta a como es en realidad, lo que en parte explica los desmanes alcohólicos a los que suelen darse en cuanto finaliza su horario laboral y cruza la puerta del primer pub que se le cruza en el camino, ya que debe ser un poco estresante mantener día a día esa apariencia de profesionalidad y del "todo va bien". A Lisa, la protagonista de esta historia, todo el mundo le pregunta constantemente si está bien, por mucho que a ella le reviente tener que decir que sí una y otra vez. Posiblemente porque la gente de su alrededor adivina que tras su apariencia de joven hermosa, independiente y competente, se esconde una mujer algo traumatizada, inexplicablemente sola. Por su parte, Jackson Ripper es un individuo en apariencia amable y encantador, que flirtea con elegancia y desarma con su sonrisa. Pero en realidad tiene una doble cara mucho menos amable que se revela en cuanto el avión despega, obligando a Lisa a pasar por una situación verdaderamente angustiosa en un lugar donde sus posibilidades de escapar o alertar a alguien de lo que está pasando son practicamente nulas.
Durante la proyección estuve pensando que Wes Craven había hecho algo parecido a la visión en el fondo bastante poco amable de los norteamericanos que Spielberg ofrecía en La Guerra de los Mundos, una película en la que el instinto de supervivencia y el miedo provocaban que la población se comportara de un modo bastante salvaje, imponiendo la ley del más fuerte. Al fin y al cabo, su película habla de como sus dos protagonistas ofrecen al exterior una cara que poco o nada tienen que ver con su verdadero ser y la pesadilla que Lisa vive a 10.000 metros de altura es un buen reflejo de un miedo muy real que muchos norteamericanos sienten desde que la realidad se impuso a la ficción cuando unos aviones se estrellaron contra el World Trade Center haciendo saltar en pedazos la seguridad con la que los norteamericanos se han conducido por su propio país. Son tiempos de desconfianza, de paranoia, de miedo al otro, al diferente, al extraño que sin embargo, se ha infiltrado entre ellos y en el fondo, es indistinguible de ellos mismos ¿Volvemos a los tiempos de La Invasión de los Ultracuerpos y la Guerra Fría? También M. Night Shyamalan lleva tiempo hablandonos del extraño que amenaza nuestro modo de vida (Señales) y del miedo y su posible utilización como arma por parte de aquellos que nos gobiernan (en la magnífica e incomprendida El Bosque)
Wes Craven afirma que enfrentarse a esos miedos tan comunes en tantos estadounidenses hoy en día desde la seguridad que ofrece la sala de cine es una forma más que eficaz de dominarlos y no dejarse dominar por ellos. A la vista de la resolución de la película, no cabe duda que muchos pueden salir de lo más reconfortados. Sin embargo, yo tengo mis dudas de que una obra de estas características no alimente precisamente esa paranoia tan presente hoy en día en los USAmericanos. Al fin y al cabo, su heroína es una mujer que esconde bajo su agradable apariencia y una sonrisa (y que hermosa sonrisa: Rachel Mc Adams es una mujer preciosa) no pocos traumas que no comparte con nadie mientras que su antagonista es un tipo aparentemente encantador bajo cuya apariencia amable y sus buenas palabras se esconde un verdadero monstruo ¿no es ello una invitación a no fiarse de nadie aun cuando todos nuestros sentidos nos inviten a ello? La duda, por desgracia, persiste...

Arrancando....

La primera entrada en un Blog (imagino, porque soy un completo novato en estas lides) debe ser siempre la más díficil. Uno se siente en la obligación de explicar que hace aquí, para que empieza algo que no sabe muy bien como va a desarrollarse y, sobre todo, que es lo que tiene que aportar en estos procelosos mares de Internet llenos de gente inteligente que escribe cosas originales sobre temas interesantes.

A mi me gusta referirme a mi mismo como un cinéfilo desconcertado. Cinéfilo sin ningún género de dudas porque hace ya tiempo que tengo bastante claro que, si sirvo para algo, es para escribir sobre cine. Es lo que hago desde hace años en múltiples campos: información cinematográfica general en la web de Cinemerida, una página dedicada a los estrenos que llegan a mi ciudad; crítica de cine (de lejos, mi actividad preferida) de forma habitual en la revista de cine La Butaca.Net, medio que también me ha permitido escribir algunos artículos sobre diversos aspectos relacionados con el cine y vivir la hermosa experiencia de cubrir un Festival de Cine, lo más cercano al paraíso que un servidor ha visto en cuestiones de trabajo: la primera vez que estuve el año pasado viviendo día a día el frenesí de un Festival, tuve clarísimo que eso era a lo que me quería dedicar en el futuro, si conseguía que me pagaran por ello. También tengo sobrada experiencia en la radio, medio que me obligó a sistematizar y a tomarme en serio lo que hasta entonces era poco más que un hobby apasionante, y desde el que sigo en un programa semanal todos los viernes lanzando soflamas desde un púlpito sobre el cine que a mi me apasiona y que considero que la gente debería atreverse a descubrir cada semana. La verdad es que, si lo pienso un poco, ha sido un largo camino...

Desconcertado porque me cuesta trabajo entender muchas de las cosas que suceden en el cine actual hoy en día, como por ejemplo asistir impotente a como un pequeño cine trata de ofrecer una alternativa al cine comercial que domina la cartelera tiene serios problemas para salir adelante porque al parecer la gente no considera lo suficientemente interesante acercarse a descubrir lo que tiene que ofrecer el cine europeo, latinoamericano o el mismo cine USA de corte más independiente. Dos veces he tenido que ver como Multicines Mérida cerraba sus puertas y nos dejaba en las manos únicamente de Cinesa el Foro y su oferta comercial, tan disfrutable como cualquier otra en lo que a cine se refiere, pero que ofrece tanta variedad como un Mc Donald en su menú. Desconcertado asimismo porque cuestiones como la eterna crisis del cine español suenan a broma cuando de las 104 películas que se han estrenado en una ciudad de tamaño medio como Mérida, solo 9 han sido producciones españolas mientras películas de la cosecha del 2005 tan interesantes como Habana Blues, Quince Días Contigo, Hormigas en la Boca, Frágiles, Heroína o Pasos se quedaban para siempre en el limbo y aun estamos esperando a que obras como Ninnette de Garci, Princesas de Fernando León, Obaba de Montxo Armendariz, Ausentes de Daniel Calparsoro o incluso La Noche del Hermano o la reciente El Método de Marcelo Piñeyro lleguen a nuestra ciudad ¿Como se puede afirmar que el cine español no interesa si ni siquiera llega a estrenarse para que la gente pueda elegir verlo o no? Es desconcertante. Eso si: Torrente 3 llegará arrasando la semana que viene para aumentar de forma ficticia la exigua cuota del cine español.

En fin. Me he prometido a mi mismo que trataría en este Blog de seguir el primer mandamiento de Billy Wilder a la hora de hacer películas ("No Aburrir") y mucho me temo que no lo estoy consiguiendo en este primer mensaje. Solo quiero añadir que este blog nace también como una necesidad de completar una parte de Cinemerida que ya llevaba bastante tiempo en coma profundo: el foro de opinión. Construi un Foro de Opinión para que los usuarios de la web pudieran aportar los comentarios que les parecieran oportunos sobre las películas, hicieran consultas y, en fin, tuvieran una comunicación directa con la persona que se encargaba semana a semana de mantener Cinemerida. A pesar de la colaboración de algunos miembros bienintencionados, la verdad es que ya fuera por la mala presentación del foro (la verdad sea dicha: era un asco) o bien por la falta de interés del personal, el caso es que el Foro se saldó con un rotundo fracaso. En los últimos tiempos incluso eran más númerosos los mensajes que se publicitaban webs o blogs (aunque, y eso era lo más misterioso, nada tuvieran que ver con el cine) que cualquier consulta. Espero que sustituir dicho foro por este Blog donde iré periodicamente dejando mis reflexiones de cinñefilo desconcertado, mis neuras, recomendaciones y frikismos varios sirvan, a través de los comentarios y las aportaciones que creais oportuno hacer, para revitalizar esa parte de la página que lleva en estado comatoso tanto tiempo.

Nada más por el momento. Espero sinceramente que os divirtais con este blog leyendolo tanto como yo espero divertirme haciendolo. Ya nos veremos por aquí.

Un saludo,

David Garrido Bazán

"El cine es una especie de estado onírico o como tomar drogas. Y la impresión de pasar de la sala a la luz del día puede ser terrorífica" Martin Scorsese