domingo, diciembre 21, 2008

MERIDA PALMARES: Cerezos En Flor arrasa

Cerezos en Flor de Doris Dörrie se ha impuesto de manera clara como Mejor Película del III Festival de Cine Inédito de Mérida gracias a las votaciones del público, que le otorgaron la valoración más alta con un 8,22 de media. La emotiva película de Doris Dörrie se impuso así a Vals con Bashir, segunda en las preferencias del público, y a la comedia de Nicolás Muñoz Animales de Compañía, tercera.



Los datos quedan como siguen:


Premios del Público del III Festival de Cine Inédito de Mérida:


  1. CEREZOS EN FLOR (Doris Dörrie, Alemania) Votos: 146 Puntos:1200 Media 8,22
  2. VALS CON BASHIR (Ari Folman, Israel) Votos: 103 Puntos: 792 Media: 7,69
  3. ANIMALES DE COMPAÑÍA (Nicolás Muñoz, España) Votos: 145 Puntos:1096 Media: 7,56
  4. IL DIVO (Paolo Sorrentino, España) Votos: 108 Puntos: 807 Media: 7,47
  5. LA CLASE (Laurent Cantet, Francia) Votos: 161 Puntos:1200 Media: 7,45
  6. DÉJAME ENTRAR (Tomás Alfredson, Suecia) Votos: 95 Puntos: 667 Media 7,12
  7. STILL WALKING (Horikazu Kore-Eda, Japón) Votos: 93 Puntos: 661 Media 7,10

La valoración media de las películas es un alucinante 7,56 que da buena prueba del alto grado de aceptación de la programación y que, teniendo en cuenta que este año el público votaba del 1 al 10, supera ampliamente mis expectativas – yo me hubiera dado por satisfecho con un 7 de media y la película menos valorada tiene un 7,10 – y por supuesto, vuelve a ponerme el listón muy alto para la próxima edición. Pero ya sabéis que me encantan esos retos.

El Jurado Joven - como siempre, uno de los mejores momentos del festival fueron las más de dos horas que pasé reunido con ellos el sábado por la mañana: impresionante la riqueza de sus comentarios y su forma de captar los más mínimos detalles de las películas - compuesto por (de izquierda a derecha) Carmen Farfán, Yuliya Leybyuk, Shanshan Xu, Pablo Rodríguez (oyente), Rubén Agudo, Victor Garrido (nada que ver conmigo, por cierto, pese a la coincidencia de apellidos) y los ausentes del debate Ana Gloria Gómez y Guillermo Plaza, decidieron otorgar por mayoría el Premio de la Juventud del III Festival de Cine de Mérida a CEREZOS EN FLOR de Doris Dörrie “por la forma en que nos conmovió a todos con su original visión de la vida, la muerte y lo efímero de las cosas” También acordaron otorgar por unanimidad una mención especial a la película sueca DEJAME ENTRAR de Tomás Alfredson, algo que personalmente me gustó mucho pues demostró la sensibilidad del Jurado hacia una película tan diferente como original.

En cuanto a la asistencia, hay que decir que hemos superado los datos del año pasado pero nos hemos quedado lejos de lo que yo esperaba. Pero la culpa es nuestra: no hemos sabido valorar en su justa medida tres factores que nos han perjudicado mucho: las comidas de empresa, el enorme frío que ha hecho estos días que estoy seguro que ha echado para atrás a muchos de los potenciales asistentes del pase de las 22:15 y las evaluaciones de los institutos, que nos han privado de uno de nuestros colectivos más fieles, los profesores, que si bien respondieron en masa al regalo que traje para ellos con la película más controvertida del Festival, La Clase, no pudieron acudir a muchas de las películas entre semana. Mea culpa, insisto. En cualquier caso, 1519 personas vieron la Sección Oficial (189 de media entre los dos pases), 195 acudieron a las tres películas de Cine Comprometido y a 4000 € y los pases para colegios e institutos de secundaria consiguieron 2650 asistentes, lo que hace un total de 4364 personas que supera en aproximadamente 900 personas los datos de asistencia del pasado año

En cualquier caso, y aunque todavía está pendiente de debate y confirmación, creo que el año que viene volveremos a cambiar de fechas y la IV edición se celebrará antes del puente, del 27 de Noviembre al 5 de Diciembre del 2009. Significará sacrificar un poco el título de “Último Festival del Año” en el panorama nacional (ahora no tiene importancia pero podría tenerla en futuras ediciones si seguimos creciendo) y también ir muy apretados desde que termine el Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde tradicionalmente suelo cerrar la programación, hasta la fecha de inauguración pero hay que seguir probando hasta dar con las fechas idóneas.


Como podréis comprender, hoy me siento completamente exhausto tras una semana tan gratificante como agotadora, así que dejaré para otro momento las muchas cosas que están pendientes de comentar: la Gala, las anécdotas, la reunión con el Jurado Joven, las impresiones de las últimas películas de la Sección Oficial, la presencia de Richard Jordan y Julio Sánchez presentando 4000 € etc. Hoy estoy de resaca, con esa extraña mezcla de satisfacción por el trabajo bien hecho y por la gran acogida de las películas y cierta tristeza al ser consciente que ahora falta todo un año para volver a vivir de nuevo todas estas emociones. Gracias a todos los que habéis colaborado de alguna u otra forma en el Festival y sobre todo, gracias por soportarme. No dudéis ni por un instante que voy a empezar a trabajar desde mañana mismo para que la IV edición del Festival sea aun mejor que ésta.

PD: Disfrutad del magnífico trabajo un año más de Daniel Toril como fotógrafo no oficial del Festival. Hace un rato he vuelto a repetir la tradición anual: he puesto sus fotos en modo diapositiva con la BSO de Vals Con Bashir de Max Richter de fondo y os aseguro que ha sido, una vez más, una experiencia maravillosa:


http://picasaweb.google.es/datoter/IIIFestivalDeCineInDitoDeMRida#


jueves, diciembre 18, 2008

MÉRIDA 5 y 6: Yasmina, Oskar, Hoy y Dias de Cine

A estas alturas del Festival uno empieza ya a sentir los primeros efectos de la acumulación de horas pasadas en el centro Cultural Alcazaba y del estrés generado por los cientos de pequeños detalles del día a día que te pueden causar cualquier estropicio en el peor momento, cosas propias de la “logística del Festival” por así decirlo sobre las que tenemos que estar excepcionalmente atento. Lo curioso es que lo que genera más tensión no son los problemas en sí, sino el miedo a que se te pase algo por alto, que ocurra algo que escapa por completo a tu control o que uno tenga que ignorar sistemáticamente la lógica sensación de cansancio hasta que se derrumba dormido en la cama cada noche.

Asi pues, me perdonareis si dejo para otro día los comentarios de la jornada del martes, donde La Noche del Cine Extremeño resultó todo un éxito – a ello ayudó no poco tanto la buena disposición de los que colaboraron en el pase de los cortos como la presencia sobre el escenario de los cuatro integrantes del reparto de Un Novio para Yasmina, que creo que se fueron muy contentos con la excelente acogida que tuvo su película, despedida con grandes aplausos – y de la grata sorpresa que supuso Déjame Entrar, la única película de la programación que no había visto (gracias, Juan Zapater: a ti te debo esta maravillosa recomendación) y que resultó ser una película preciosa, lírica y por momentos hasta entrañable, algo ciertamente extraño si pensamos que estamos hablando de una de las mejores películas de terror y cine fantástico de este año, premiada en Sitges y en el festival de Cine Fantástico de San Sebastián. Pero es que Déjame Entrar es una historia muy peculiar.

La relación de Oskar, ese chaval perdido en el difícil trance de ser un inadaptado total a sus doce años, martirizado de forma continua por los cabroncetes matones de turno de su colegio, y Eli, esa niña pálida y extraña que resulta ser un vampiro con todas y cada una de las convenciones habituales (y sin embargo Dejame Entrar es una mirada absolutamente original y brillante sobre estas criaturas tan visitadas por el cine) está contada con una delicadeza, una inteligencia y una maestría que a mi particularmente me dejó estupefacto. Tanto que la disfruté dos veces seguidas y aunque estoy convencido que será una de las propuestas menos valoradas de la Sección Oficial por su ritmo cadencioso y por lo particular de su contenido, estoy muy contento de que haya formado parte de la programación. Eso sí, la presentación de anoche quedó un tanto surrealista: creo que la gente pensó que había jugado con sus expectativas a propósito (y algo de eso hay, para qué voy a negarlo) pero lo cierto es que avisé que se trataba de una propuesta inusual. Lo que no sabía que lo fuera tanto. Otro día os hablo más despacio de ella.

Además, hoy el post en Cinemerida se escribe solo, ya que me he encontrado con la agradable sorpresa de que en el periódico Hoy han publicado (a doble página nada menos) la entrevista que me hizo Mercedes Barrero, donde hablo de muchas cosas relacionadas con el trabajo de Director de Programación y con la situación actual del cine bajo una foto en la que aparezco junto al cartel de El Beso del Asesino, una de las películas de mi idolatrado Kubrick que ha servido para decorar el Centro Cultural Alcazaba como si de la entrada del viejo Cine Maria Luisa se tratara:


http://www.hoy.es/20081218/sociedad/jovenes-siguen-viviendo-cine-20081218.html


Pero lo más importante que quería transmitiros hoy jueves es que no os perdáis bajo ningún concepto una de las propuestas más originales que tenemos en la Sección Oficial: Il Divo de Paolo Sorrentino, una espectacular semblanza de Giulio Andreotti, una hipnótica mirada al poder y las complejas relaciones de este paradigma de la ambigüedad con el Vaticano y la Mafia, servido con un impresionante empaque visual y un maravilloso uso de la música digno del mejor Tarantino, colocando en el centro de la historia una tremenda interpretación de Tony Servillo que, como bien dice Oti Rodríguez Marchante, le emparenta con el mismísimo Nosferatu y que le ha valido, con todo merecimiento, el Premio de la Academia del Cine Europeo al Mejor Actor del año. Il Divo es una película brillante, siembra muchas mas dudas que certezas y deja una incómoda pregunta en el aire ¿podrá llevarse a cabo alguna vez en este país una propuesta semejante sobre un Felipe González o un Jose Mª Aznar? He subido a Youtube para que lo disfruteis y consiga convenceros el estupendo reportaje que Miguel Castro hizo el pasado jueves sobre la película para Dias de Cine... donde por cierto creo que esta noche vamos a aparecer, aunque solo sea un minuto dentro de Planeta Cine, así que estad atentos y preparad los videos: el programa empieza a las 00:50 de la madrugada pero lo que sea que salga sobre el III Festival de Mérida será un poco más tarde. Y mañana, cerramos a lo grande con 4000 Euros y sobre todo, con otra joyita: Still Walking

martes, diciembre 16, 2008

MERIDA 3 y 4: Israel, Chavales, Cerezos y emoción

Bueno, la bandera ya ondea de nuevo. O sea, que el Centro Cultural Alcazaba, tras el pequeño incidente del otro día vuelve a tener en su fachada la imagen del Festival, eso sí, esta vez sin barra alguna que haga de peso por si acaso. Ahora solo hay que rezar para que no sople el viento demasiado fuerte cualquier día de estos y aparezca en lo alto del Alcazaba o sobrevolando el puente Lusitania. En cualquier caso, no deja de ser una buena señal: ante la falta de presupuesto para inundar la ciudad de banderolas, posters y otros ornamentos que vendan el Festival por los ojos, me parece importante que al menos el centro neurálgico del mismo sea reconocible a todo aquel que pase por la calle John Lennon en estos días en los que el frío arrecia y apenas nos da una tregua. Aunque, la verdad sea dicha, empiezo a percibir los mismos síntomas que el año pasado: el público está empezando a coger fuerza y ya en los pases de ayer de Cerezos en Flor se notó que no tenían la más mínima intención de dejarse disuadir por una climatología adversa. Bien por ellos.

La tercera jornada, el domingo, resultó muy satisfactoria. El programa doble dedicado a Israel permitió a todo aquel que se acercó a ver las dos películas hacerse una buena aproximación de un país en conflicto perpetuo y con un buen puñado de esqueletos en el armario que conviene desempolvar. Los Limoneros es una película irresistiblemente simpática, que se gana al espectador gracias a la sencillez de su propuesta, que se limita a presentar su evidente alegoría de la situación de los Territorios Ocupados con la suficiente inteligencia como para huir de lugares comunes: en ambos bandos del conflicto hay tantas buenas intenciones como incoherencias y comportamientos censurables pero todo está presentado sin demasiada acritud por más que el regusto que le quede al espectador sea el de que será imposible que ambas culturas obligadas a convivir alcancen el deseable grado de entendimiento. Tanto la situación de Selma (que maravillosa interpretación de esa mujer de incuestionable atractivo llamada Hiam Abbas: ya les gustaría amuchas jóvenes mantener esa fuerza, esa presencia) atrapada por la arbitrariedad de una resolución injusta y por las convenciones bajo las que debe vivir por su condición de viuda en una sociedad tan despreciablemente machista como la palestina, como la de esa esposa del Ministro de Defensa que se debate entre su sentido de lo justo y su obligación para con la carrera política de su esposo y las comodidades de su vida, son dos soledades entrelazadas que están narradas con sensibilidad, saber hacer y un finísimo sentido del humor que sin duda se convierte en la mejor arma para sobrellevar una historia que, contada de otra forma, sería un insoportable drama. Además, Los Limoneros es una película muy bien resuelta – los planos finales de la película son tan bellos como en el fondo desoladores – que engloba claramente el grupo de las que, vistas una segunda vez, ganan en lugar de perder.

Mucho más tremenda resultó Vals con Bashir. Hasta tal punto resulta una experiencia dura, especialmente en su tramo final cuando entra de lleno en los hechos de las masacres de Sabra y Shatila, que el silencio que se apoderó de la sala al final de ambos pases me recordó por momentos al que se abatió sobre el Festival el año pasado con la película rumana 4 Meses, 3 Semanas, 2 Días, otra de esas experiencias difíciles de digerir. Es una tarea enumerar todas las virtudes de esta magnífica exploración de Ari Folman sobre su propio pasado personal que acaba por convertirse en el mejor argumento sobre la reivindicación de la memoria histórica. Y es que debe ser duro formar parte de un país, no digamos ya haber participado pasivamente en los hechos, que condujeron a la matanza indiscriminada de unos tres mil palestinos inocentes por parte de los falangistas cristianos libaneses que buscaban vengar la muerte en atentado de su idolatrado lider Bashir Gemayel.

Si ya de por si resulta valiosa la tarea emprendida por Folman, no lo es menos la forma en la que decidió llevar a cabo la película. De la mano del ilustrador David Polonsky, Folman utiliza la animación tanto para explorar sus inmensas posibilidades narrativas como para ofrecer una visión de la guerra que bebe de multitud de referentes – es inevitable no pensar en títulos tan diversos como Apocalypse Now, La Chaqueta Metálica o incluso La Delgada Línea Roja a través de esa voz en off que recrea el sinsentido y el absurdo de la guerra – pero cuya mayor inteligencia es saber dar con un tono propio, ya sea utilizando las hipnóticas ensoñaciones y alucinaciones de los soldados, ya sea con el buen uso de una acertada BSO compuesta por Max Richter (y aderezada muy al punto con temas de la época) para mantener muy viva la atención del espectador hasta llegar al demoledor tramo final, en el que el documental animado toma definitivamente las riendas para, con una sobriedad expositiva escalofriante, enfrentar al espectador con el horror del que ya hablaron Conrad y Coppola, ese horror que demuestra que el ser humano es perfectamente capaz de llevar a cabo las más terribles acciones contra sus semejantes sin el más mínimo atisbo de reparo moral. Vals con Bashir no solo es una película impresionante e imprescindible, es un intento de innovación del lenguaje cinematográfico que no debe menospreciarse y en el que Folman consigue, en el proceso personal de recuperar su propia conciencia, despertar la nuestra.

Y del horror absoluto a la ilusión, la sonrisa y la alegría. Si hay una actividad de la que nos sentimos especialmente orgullosos en el Festival de Mérida es la de los pases matinales que organizamos para colegios e institutos de la ciudad, El que no haya vivido lo que supone enfrentarse a un auditorio abarrotado con más de quinientos escolares deseosos de ver una película no sabe lo que se pierde ¿Les confieso algo? Me pone muchísimo más nervioso subirme al escenario ante esta marea de chavales deseosos de divertirse que ante cualquier de los otros públicos del festival. Y es que aquí ya no es tanto hablar sobre tal o cual película como convertirse en una especie de animador socio-cultural que sepa divertir a unos niños ya de por sí más que predispuestos a pasar un buen rato. Hay pocas cosas que me generen tal subidón de adrenalina como poner el pie en ese escenario, decir “Buenos días” y que me respondan con un atronador grito de bienvenida que no es sino el preludio de los tres o cuatro que les haré soltar con el viejo truco de “A ver, más fuerte, que no os oigo”, dejándoles a punto de caramelo para la función. Si no me creen, vayan a nuestro álbum de fotos y observen esas caras de felicidad: no hay nada mejor. La jornada inaugural con la muy digna El Espíritu del Bosque para el primer ciclo de primaria y Los Chicos del Coro para el primer ciclo de secundaria salió de maravilla.

Por la noche, Cerezos en Flor cumplió a la perfección lo que yo esperaba de ella cuando la elegí para Mérida. Consiguió estremecer de emoción a casi todo aquel que la vio. Los rostros que el día anterior salían conmocionados de Vals con Bashir reflejaban anoche algunos con los ojos aun brillando por las lágrimas, que habían compartido la misma emoción que me embargó cuando la vi en la Seminci. La película se configura como una suerte de mezcla de los Cuentos de Tokyo de Ozu, con ese elaborado y preciso arranque en el que se demuestra como los hijos de los protagonistas son incapaces de sobrellevar una sorpresiva visita de sus padres y, una vez la historia se ubica en Japón, de Lost in Translation, ya que Rudi es algo así como el Bill Murray de la peli de Sofía Coppola: igual de abrumado por esa urbe alienígena pero con aun menos recursos que éste si cabe para desenvolverse en ella. Cerezos en Flor navega con soltura en el difícil filo que separa sensibilidad de sensiblería y por momentos, parece a punto de descontrolarse y optar por el camino de la lágrima fácil. Pero muy al contrario, la sobria puesta en escena de Dörrie, un sólido guión que no deja que la historia se desborde por lo lacrimógeno en la tranquila evolución de los personajes, la espléndida interpretación de un gran Elmar Wepper en el papel principal ganándose el cariño y la comprensión del espectador y la hábil colocación de algún sutil recurso humorístico para desengrasar cuando el drama amenaza con apoderarse de la función dan como resultado una película que quizás hubiera sido más redonda con una duración algo inferior pero que consigue abrirse paso al corazón del espectador con una desarmante facilidad y hacer brotar genuina emoción en escenas tan hermosas como la que transcurre a los pies del Monte Fuji, donde puede experimentarse una suerte de catarsis colectiva de emotividad y dar rienda suelta a los sentimientos que llevan embargándonos gran parte del metraje.

Como dije en la presentación, era una noche especialmente fría, pero estoy convencido que a más de uno esta película le calentó el alma.

Y hoy, Noche del Cine Extremeño con la selección de cortos – tengo curiosidad por ver qué opina la gente sobre trabajos tan distintos como Mercat (¡en catalá subtitulado, toma ya cine extremeño!) Atardecer Rojo, Gentuza o Verás – y la proyección de Un Novio para Yasmina con nada menos que cuatro invitados sobre el escenario del Centro Cultural Alcazaba para presentar la peli: Mª Luisa Borruel – premio en el Festival de Málaga por su papel – Paca Velardiez, Fermín Nuñez y la actriz marroquí Souad Sani. Seguro que lo pasaremos bien.


Ah, he subido otra cosilla a Youtube: el spot promocional del Festival que ha estado apareciendo en Canal Extremadura Televisión y que ha realizado nuestro compañero Jordi Espresate. Le tengo que preguntar de quien es la música porque me resulta familiar ese toque de guitarra pero no caigo, no... Penita que Jordi solo tuviera para trabajar imágenes de Animales de Compañía, Un Novio para Yasmina y Dejame Entrar. Aun así, un muy buen trabajo ¿no creéis?

lunes, diciembre 15, 2008

Permitame que le presente a algunas personas...

Cuando usted esté leyendo estas líneas, ya habrá pasado el primer fin de semana del III Festival de Cine Inédito de Mérida. Si ya tuvo ocasión de reírse con los Animales de Compañía de Nicolás Muñoz, cursó un año escolar con los alumnos de La Clase o revivió como soldado animado la I Guerra del Líbano en la esplendida Vals con Bashir, a estas alturas no hará falta que le convenza de nada: estoy seguro que volverá a acercarse al Centro Cultural Alcazaba a seguir disfrutando de más historias. Así pues el objetivo de estas líneas es usted, que a lo mejor está enterándose en este mismo momento que en nuestra ciudad hay un Festival de Cine o que quizás ha tenido mejores planes este fin de semana que venir a disfrutar de nuestra programación. A usted me gustaría, si me lo permite, avisarle que todavía se encuentra a tiempo de formar parte de esta fiesta que hemos organizado y que conociera a unas cuantas personas.Me gustaría que conociera a Rudi, un jubilado alemán cuya vida siempre ha estado regida por la rutina y la monotonía que un día descubrirá que aun está a tiempo de ver la vida de forma muy distinta y cuya nueva mirada le acabará llevando nada menos que a Japón en la película Cerezos en Flor. Creo que le fascinará Yasmina, una joven marroquí culta y atractiva que vive en un pueblo extremeño de por aquí cerca y con la que sabremos lo mucho que cuesta encajar esos dos mundos, el marroquí y el español, en el filme Un Novio para Yasmina. Podría ayudar a Oskar, un chaval sueco de doce años que no lo está pasando nada bien, ya que sufre el acoso escolar de sus compañeros de clase. Por suerte acaba de conocer a Eli, una niña muy pálida que solo sale por las noches y a la que parece que no le afectan las frías temperaturas de por allí. Será una coincidencia, pero desde que llegó esa chica tan rara al pueblo, han sucedido una serie de desapariciones y asesinatos inexplicables. En Déjame Entrar nos lo explicarán todo (o no). Ah, tenemos por aquí a otro invitado ilustre: Giulio Andreotti, un político italiano de aspecto tranquilo y rostro imperturbable que ha sido siete veces primer ministro de su país y que hace más de cuarenta años que domina todos los resortes del poder, pero que al parecer tiene unos cuantos amigos nada recomendables que pertenecen a una simpática organización llamada la Mafia. Le dicen Il Divo, pero no se confunda: no canta ópera precisamente. La pobre Sara va a vivir el día más largo de su vida cuando su hermano se presente en su casa con el rostro ensangrentado: o consigue en ese plazo de tiempo 4000 Euros o algo muy malo puede pasarle. A ver de donde saca ella, que apenas tiene para ir tirando en Sevilla, tal cantidad de pasta en tan poco tiempo. Por último, en Still Walking hay toda una familia japonesa que se ha reunido para un aniversario. Y como suele pasar en este tipo de ocasiones, aunque las apariencias son importantes y nada parece que se mueva en la superficie, creo que nos daremos cuenta que en esa familia, como en todas las familias, el amor convive con muchos secretos, resentimientos y asuntos pendientes de resolver.Le aseguro que sería una lástima que usted dejara pasar la oportunidad de conocer a todas estas personas: le aseguro que todas y cada una ellas tienen una historia muy interesante que contar y muchas de ellas se contarán en absoluta primicia en Mérida, ya que no saldrán a la luz hasta el año que viene. Y algunas, por desgracia, puede que nunca vuelvan a poder contarse por aquí cerca. Detrás de cada una de ellas hay una infinidad de emociones por transmitir, hay sensibilidad, inteligencia, buen gusto, conviven formas clásicas y novedosas de narrarlas, componen un viaje en el que cada día se vive una experiencia completamente distinta a la del día anterior. Algunas le gustarán más que otras, por supuesto, pero reconozca que son personas interesantes. Y por favor, no me diga que está usted muy ocupado, que no tiene tiempo, que tiene obligaciones: precisamente estas personas, estas historias, están ahí para que usted pueda olvidarse durante un par de horas de todo eso que vive en su día a día. Esa es la verdadera magia del cine, conseguir que nos olvidemos de nosotros mismos y nuestros problemas por un ratito y acompañemos a esos personajes y lo que nos cuentan desde la pantalla.
No se lo piense más y aproveche la ocasión. Estoy convencido que acabará por agradecerme que le haya dado a conocer todas esas historias.

PD: Venga también el sábado a disfrutar de la Gala de Clausura ‘El Juego del Cine’. Creo que nos lo pasaremos bien.

(Articulo escrito para el periódico local Voz Emérita, que se distribuirá hoy lunes por Mérida)

domingo, diciembre 14, 2008

MERIDA DIA 2: Laurent Cantet Entre los Muros

Desde luego, tenemos a los elementos un poquito en contra: ayer tuvimos que quitar de la fachada del Centro Cultural Alcazaba el cartel grande que lo anunciaba como sede del Festival. Resulta que ese tipo de banderolas gigantes llevan una barra al final para que haga de peso y conseguir así por un lado que no se la lleve el viento y por otro que se mantenga estirado para resultar legible. Pues bien, con el rollo del viento, al parecer el cartel empezó a moverse peligrosamente ayer tarde y a golpear la fachada del Centro Cultural… que está compuesta mayoritariamente por ventanas. El resto se lo pueden ustedes imaginar: un par de cristales agrietados y la precipitada retirada del cartel hasta nueva orden para evitar problemas mayores. Desde luego, que cosas nos pasan…

En fin, anécdotas aparte, la segunda jornada del Festival transcurrió como estaba previsto: la lluvia volvió a perjudicar un poco el aforo de Recursos Humanos, que no obstante consiguió que unas cuantas decenas de espectadores se dieran perfecta cuenta que muchas de las cosas que Laurent Cantet contaba en esa estupenda película hace casi una década mantienen hoy una inusitada vigencia. He visto muchas veces Recursos Humanos pero no deja de maravillarme la inteligente forma en la que el realizador francés planteó en esa película esa maravillosa relación filial marcada por la conciencia de pertenecer a una clase, coronado con esa escena que siempre me pone el corazón en la boca y me deja al borde mismo de las lágrimas de pura emoción en la que ese hijo da rienda suelta a todo lo que lleva acumulando años en su interior al enfrentarse a ese padre que ha trabajado duramente para evitarle el destino de obrero que él ha tenido y que no entiende ni mucho menos comparte la decisión de Frank de echarlo todo por la borda por defender unos principios morales sin los cuales no podría vivir dignamente.

Recursos Humanos es una de esas películas que me siento muy orgulloso de haber traído a Mérida gracias a la oportunidad que me daba programar en el mismo día La Clase, también de Cantet. Los que la descubrieron ayer por primera vez creo que sufrieron la misma conmoción que tuvieron los del día anterior con la durísima En Un Mundo Libre de Ken Loach y han adquirido, en apenas 24 horas, una visión del mundo laboral que puede y debe hacernos reflexionar. Aunque solo sea para no aceptar dócilmente lo que siempre se nos quiere vender como poco más que un mal necesario e inevitable de esta sociedad que entre todos nos hemos construido y para seguir teniendo conciencia de quienes somos, de los sacrificios que hizo mucha gente para llevarnos a donde ahora estamos y no olvidar nunca de donde venimos.


El primer pase de La Clase se saldó con la mejor entrada del Festival hasta el momento: unas 150 personas acompañaron a François Begaudeau y su grupo de estudiantes en un pase en el que se pudo comprobar que la copia que Golem nos ha enviado para el Festival estaba nueva, recién salida del laboratorio. La nitidez de la imagen, la calidad de los subtítulos, la falta del más mínimo roce que da el uso… Era un gustazo y probablemente la mejor proyección que se ha hecho nunca en el Centro Cultural Alcazaba en cuanto a la calidad. Por supuesto, todo el mérito de eso no es solo de la calidad de la copia, sino del celo y la profesionalidad con la que Jose Sanchez, nuestro proyeccionista y pieza clave del Festival está llevando a cabo no solo su trabajo, sino multitud de pequeños detalles sin los cuales tendría muchos más quebraderos de cabeza. Es un crack.

Centrándonos en La Clase, creo que fue recibida con división de opiniones. Hubo algunos tímidos aplausos al final de la primera proyección, pero no así en el segundo, en el que la vieron unas 80 personas. Como era de esperar, nutridos grupos de profesionales de la enseñanza presentes en la sala y, por supuesto, multitud de jugosos comentarios y lecturas tras la proyección, que era exactamente lo que yo pretendía conseguir con la película, que fuera un homenaje a uno de los colectivos más fieles que tenemos en el cine club. A mi me pasó algo curioso con el filme: me sigue pareciendo una excelente película, tal como lo pensé como la primera vez que la vi en San Sebastián, pero esta vez note algo más su duración, cosa que no me ocurrió entonces.

Creo que Cantet y Begaudeau aciertan plenamente tanto en su discurso como en la forma de narrar la película, esa especie de interminable partido de tenis, a veces agotador, a veces brillante que es el intercambio de ideas entre el profesor y los adolescentes. También sigo pensando que es una película más valiosa por el debate que puede llegar a plantear que por sus virtudes cinematográficas – que son muchas, empezando por esa increíble frescura y naturalidad que en realidad es el fruto de un trabajo muy serio y meticuloso realizado a lo largo de mucho tiempo – y que tiene una esplendida descripción de personajes y situaciones… y a lo mejor es la forma en la que Cantet pretende mostrar ese universo, a base de filmar lo que son prácticamente clases completas para entender tanto el método didáctico de François como la forma en la que lo reciben los alumnos y aun más importante, como se relacionan ellos entre sí para conocerlos mejor, puede que caiga en algún que otro exceso por reiteración. En cualquier caso no deja de ser un defecto menor en una película notable, necesaria y que tiene en mi opinión la inmensa virtud de alejarse de los maniqueos modelos en los que el educador es un héroe enfrentado a unos alumnos incapaces de apreciar su dedicación y estos mismos alumnos consiguen superar sus múltiples carencias y deficiencias gracias a lo allí aprendido, trampa en la que el cine ha caído y seguirá cayendo una y mil veces.

Muy al contrario, Entre Les Murs plantea muchas preguntas y no ofrece respuestas y mucho menos soluciones – impresionante el corolario final con esa demoledora revelación capaz de poner en la picota no ya a un colectivo, sino a todo un sistema educativo como base de una sociedad - , sus protagonistas, ya sean los educadores o los educandos, son personas reales que destilan verosimilitud por los cuatro costados, seres llenos de contradicciones que aciertan, se equivocan o son injustos una y otra vez, dando palos de ciego continuos en su afán de enseñar o incluso aprender. Una visión de la realidad de hoy en día a la que da cierto miedo mirar de frente pero que jamás deberíamos perder de vista por la enorme importancia que tiene. Por eso son tan necesarias películas tan inteligentes como La Clase y realizadores tan concienciados como Laurent Cantet, del que ya solo falta poner en Mérida El Empleo del Tiempo para haber visto toda su filmografía, ya que Hacia el Sur estuvo en la I Edición.


Ah, antes de que se me olvide: también he colgado en Youtube y en el Facebook la cabecera de este año, realizada por Antonio Gil Aparicio y que creo que ha quedado francamente bien. La música es el tema All I Want Is You de Barry Louis Polisar y pertenece a la BSO de Juno:


Por cierto, si lo pincháis os daréis cuenta que en los videos relacionados hay dos videos en los que aparezco, aunque sea en penumbras: son los que me grabó mi buena amiga Almudena en la Seminci 2007, por supuesto en un pub y estando de copas, cuando aun estaba montando la programación del II Festival de Mérida del año pasado. Resulta cuanto menos curioso escuchar a esa cabeza flotante y en penumbras hablar del Festival. Soy yo, de verdad ;-)


Hoy, jornada israelí: la estupenda Los Limoneros de Eran Kolirin cerrará el Cine Comprometido de este año y después una de las películas más arriesgadas e interesantes del Festival, Vals con Bashir de Ari Folman. Que siga la fiesta

sábado, diciembre 13, 2008

MERIDA DIA 1: Arrancamos

Arrancamos al fin, en un día lluvioso y desapacible que no invitaba demasiado a acercarse al cine, pero después del cual y a pesar de algunas cosas que no han salido tan bien como pensaba, sigo pensando que ha sido un acierto en líneas generales. Cronológicamente, la primera cita del día tenía como protagonista a Nicolás Muñoz, el productor, guionista y director de la película de inauguración del Festival, la comedia amarga Animales de Compañía, que llegó a Mérida con el tiempo justo para atender a una desangelada rueda de prensa en la que sentí un poco de vergüenza ajena ante el ninguneo de los medios de comunicación de esta ciudad. Sí, soy consciente que el viernes es un mal día, sé que hubo un Consejo de Gobierno inesperado cuyas resoluciones se dieron a conocer prácticamente al tiempo, sé igualmente que hubo más ruedas de prensa ese día, pero me pareció absolutamente increíble que solo tres medios de esta ciudad – Radio Forvm, la COPE y Canal Radio Extremadura, ni un periódico, ni una televisión – acudieran a la rueda de prensa que teníamos convocada con Nicolás Muñoz. A veces resulta de lo más frustrante: haces un tremendo esfuerzo para conseguir que un autor venga a Mérida a promocionar su filme, en esa especie de quid pro quo que es que nosotros tengamos el privilegio de tener su película en Mérida y que Animales de Compañía, que aun no dispone de distribución en España e incomprensiblemente para mi, su futuro en ese sentido no está nada claro, se beneficie en lo mucho o poco que nosotros, humildemente, podamos hacer por ella. Cierto, muchas veces los medios nos han tratado bien y ellos saben que tanto Ángel como yo nos hemos pateado las emisoras y trabajado periódicos y televisiones para conseguir que este Festival, que no puede permitirse apenas gastar en promoción, se difunda lo más y mejor posible… por eso no pude evitar sentir cierta vergüenza ajena cuando miraba la desolada sala de prensa que habíamos preparado en el Meliá. Insisto, sé que es algo coyuntural y probablemente esté siendo algo injusto, pero ayer me sentí en cierta forma maltratado y por eso lo escribo.


La primera proyección del Festival fue En Un Mundo Libre, la espléndida y durísima película de Ken Loach que retrata como una persona que puede estar movida por las mejores intenciones, alguien que al principio ha sido victima de injusticias que hace que simpaticemos enormemente con ella, pueda poco a poco convertirse en una pieza más de esa terrible maquinaria que es el despiadado sistema capitalista que entre todos nos hemos construido y que, irónicamente, a veces nos atrevemos a denominar primer mundo o Estado del Bienestar, cuando muchas de nuestras comodidades se construyen sobre los esfuerzos de esa nueva mano de obra inmigrante que viene a nuestros países en busca de huir de la miseria o simplemente, de una vida mejor y que por desgracia demasiado a menudo explotamos de una manera salvaje haciendo retroceder 150 años los derechos laborales por los que nuestros antepasados pelearon tan duramente y sufrieron tanto. Y lo peor de todo, como muy bien señalan Loach y Laverty poniendo el dedo donde más duele, es que a estas alturas ya lo aceptamos como parte del juego, como algo normal. Ayer, viendo la película por segunda vez me gustó aun más que la primera vez que la vi en Sevilla el año pasado: es un retrato feroz, desolador, desesperado, es un retrato en el que Loach, fijando la mirada sobre cómo se forma un explotador, vuelve una vez más a poner su corazón de parte de los oprimidos, los machacados, aquellos que sueñan y que pagan un alto precio por sus sueños. Es una gran película y creo que eso pensaron todos los que acudieron a verla, por dura que fuera la experiencia. Lástima que apenas vinieran una veintena de personas lo que me vuelve a colocar en la vieja tesitura de siempre ¿merece la pena mantener una Sección Paralela a la que acude tan poca gente? La respuesta, viendo los rostros de los que salían y oyéndo sus conversaciones es, sin duda, que por supuesto que si

El pase de Animales de Compañía fue todo un éxito. Es la segunda vez que la película se proyecta en España con público y tuve el placer de ver como Nicolás Muñoz comprobaba una vez más que su película, esa comedia amarga, brillante, medida, inteligente, un punto cínica y en la que más de uno puede reconocer de forma inevitable sus propias experiencias en reuniones familiares funciona de maravilla una vez consigues que la gente entre en la sala a disfrutarla. La comedia tiene algo muy hermoso y es que no necesitas preguntarle a nadie si le ha gustado o no: la respuesta la tienes de forma directa en las risas del público y esa, creo yo, debe ser una gran recompensa para alguien que ha trabajado tan duro y durante tanto tiempo para levantar un proyecto independiente, artesanal y brillante como esta estupenda película. Por supuesto, no es suficiente: sabemos que Animales de Compañía funciona de forma esplendida una vez la gente está en la sala, estoy convencido que es una de esas películas que, de tener la oportunidad de permanecer algo de tiempo en las pantallas, crecería mucho con el boca-oreja, hasta el punto que podría funcionar comercialmente pero ¿dónde encontramos un distribuidor con el sentido del riesgo suficiente para apostar por el filme? Y una vez allí ¿cómo vendemos esta película de forma que sea lo suficientemente atractiva para el espectador como para que en la superpoblada oferta de cada fin de semana se decante por ésta y no por otra? Me gustaría tener respuesta a estas cuestiones, al igual que Nicolás.

Lo que si es cierto es que me consta que Nicolás disfrutó con el público. Recibió el aplauso y el cariño de la gente que le agradeció sinceramente el buen rato que les había hecho pasar y el coloquio posterior al filme fue breve pero muy interesante. Es verdad que personalmente yo esperaba que la afluencia de espectadores entre los dos pases hubiera sido algo mayor y no es menos cierto que ayer además hubo ausencias muy llamativas entre el público que no pude dejar de notar, pero me quedo con el buen sabor de boca de un arranque suave pero prometedor, de la cena y la muy agradable conversación que compartí con Nicolás Muñoz hablando de todas estas cosas y con la certeza de que Animales de Compañía, como ya sucedió con La Distancia y Lo Mejor de Mi, forma ya parte de esas películas que pueden identificarse a la perfección con el espíritu de este Festival, porque son películas pequeñas en presupuesto, pero hechas con un amor y una pasión por este oficio, de una honestidad y una determinación que es exactamente la misma que me anima a seguir trabajando en este Festival en el que creo.

Y hoy, segunda jornada. Dia Cantet con la maravillosa Recursos Humanos a las 18:00 – que sana envidia tengo a los que hoy descubran por primera vez esta magnífica película cuyo mensaje sigue siendo plenamente vigente una década después de cuando se llevó a cabo o aun más si cabe en estos tiempos de crisis económica y expedientes de regulación – y ese homenaje y ejercicio de reflexión a la vez con respecto al dificilísimo tema de la educación que es La Clase, Palma de Oro de Cannes 2008. Y a rezar porque el Barça-Madrid de esta noche (maldita casualidad) no nos vacíe demasiado la sala del Centro Cultural Alcazaba. Ojalá.