sábado, diciembre 13, 2008

MERIDA DIA 1: Arrancamos

Arrancamos al fin, en un día lluvioso y desapacible que no invitaba demasiado a acercarse al cine, pero después del cual y a pesar de algunas cosas que no han salido tan bien como pensaba, sigo pensando que ha sido un acierto en líneas generales. Cronológicamente, la primera cita del día tenía como protagonista a Nicolás Muñoz, el productor, guionista y director de la película de inauguración del Festival, la comedia amarga Animales de Compañía, que llegó a Mérida con el tiempo justo para atender a una desangelada rueda de prensa en la que sentí un poco de vergüenza ajena ante el ninguneo de los medios de comunicación de esta ciudad. Sí, soy consciente que el viernes es un mal día, sé que hubo un Consejo de Gobierno inesperado cuyas resoluciones se dieron a conocer prácticamente al tiempo, sé igualmente que hubo más ruedas de prensa ese día, pero me pareció absolutamente increíble que solo tres medios de esta ciudad – Radio Forvm, la COPE y Canal Radio Extremadura, ni un periódico, ni una televisión – acudieran a la rueda de prensa que teníamos convocada con Nicolás Muñoz. A veces resulta de lo más frustrante: haces un tremendo esfuerzo para conseguir que un autor venga a Mérida a promocionar su filme, en esa especie de quid pro quo que es que nosotros tengamos el privilegio de tener su película en Mérida y que Animales de Compañía, que aun no dispone de distribución en España e incomprensiblemente para mi, su futuro en ese sentido no está nada claro, se beneficie en lo mucho o poco que nosotros, humildemente, podamos hacer por ella. Cierto, muchas veces los medios nos han tratado bien y ellos saben que tanto Ángel como yo nos hemos pateado las emisoras y trabajado periódicos y televisiones para conseguir que este Festival, que no puede permitirse apenas gastar en promoción, se difunda lo más y mejor posible… por eso no pude evitar sentir cierta vergüenza ajena cuando miraba la desolada sala de prensa que habíamos preparado en el Meliá. Insisto, sé que es algo coyuntural y probablemente esté siendo algo injusto, pero ayer me sentí en cierta forma maltratado y por eso lo escribo.


La primera proyección del Festival fue En Un Mundo Libre, la espléndida y durísima película de Ken Loach que retrata como una persona que puede estar movida por las mejores intenciones, alguien que al principio ha sido victima de injusticias que hace que simpaticemos enormemente con ella, pueda poco a poco convertirse en una pieza más de esa terrible maquinaria que es el despiadado sistema capitalista que entre todos nos hemos construido y que, irónicamente, a veces nos atrevemos a denominar primer mundo o Estado del Bienestar, cuando muchas de nuestras comodidades se construyen sobre los esfuerzos de esa nueva mano de obra inmigrante que viene a nuestros países en busca de huir de la miseria o simplemente, de una vida mejor y que por desgracia demasiado a menudo explotamos de una manera salvaje haciendo retroceder 150 años los derechos laborales por los que nuestros antepasados pelearon tan duramente y sufrieron tanto. Y lo peor de todo, como muy bien señalan Loach y Laverty poniendo el dedo donde más duele, es que a estas alturas ya lo aceptamos como parte del juego, como algo normal. Ayer, viendo la película por segunda vez me gustó aun más que la primera vez que la vi en Sevilla el año pasado: es un retrato feroz, desolador, desesperado, es un retrato en el que Loach, fijando la mirada sobre cómo se forma un explotador, vuelve una vez más a poner su corazón de parte de los oprimidos, los machacados, aquellos que sueñan y que pagan un alto precio por sus sueños. Es una gran película y creo que eso pensaron todos los que acudieron a verla, por dura que fuera la experiencia. Lástima que apenas vinieran una veintena de personas lo que me vuelve a colocar en la vieja tesitura de siempre ¿merece la pena mantener una Sección Paralela a la que acude tan poca gente? La respuesta, viendo los rostros de los que salían y oyéndo sus conversaciones es, sin duda, que por supuesto que si

El pase de Animales de Compañía fue todo un éxito. Es la segunda vez que la película se proyecta en España con público y tuve el placer de ver como Nicolás Muñoz comprobaba una vez más que su película, esa comedia amarga, brillante, medida, inteligente, un punto cínica y en la que más de uno puede reconocer de forma inevitable sus propias experiencias en reuniones familiares funciona de maravilla una vez consigues que la gente entre en la sala a disfrutarla. La comedia tiene algo muy hermoso y es que no necesitas preguntarle a nadie si le ha gustado o no: la respuesta la tienes de forma directa en las risas del público y esa, creo yo, debe ser una gran recompensa para alguien que ha trabajado tan duro y durante tanto tiempo para levantar un proyecto independiente, artesanal y brillante como esta estupenda película. Por supuesto, no es suficiente: sabemos que Animales de Compañía funciona de forma esplendida una vez la gente está en la sala, estoy convencido que es una de esas películas que, de tener la oportunidad de permanecer algo de tiempo en las pantallas, crecería mucho con el boca-oreja, hasta el punto que podría funcionar comercialmente pero ¿dónde encontramos un distribuidor con el sentido del riesgo suficiente para apostar por el filme? Y una vez allí ¿cómo vendemos esta película de forma que sea lo suficientemente atractiva para el espectador como para que en la superpoblada oferta de cada fin de semana se decante por ésta y no por otra? Me gustaría tener respuesta a estas cuestiones, al igual que Nicolás.

Lo que si es cierto es que me consta que Nicolás disfrutó con el público. Recibió el aplauso y el cariño de la gente que le agradeció sinceramente el buen rato que les había hecho pasar y el coloquio posterior al filme fue breve pero muy interesante. Es verdad que personalmente yo esperaba que la afluencia de espectadores entre los dos pases hubiera sido algo mayor y no es menos cierto que ayer además hubo ausencias muy llamativas entre el público que no pude dejar de notar, pero me quedo con el buen sabor de boca de un arranque suave pero prometedor, de la cena y la muy agradable conversación que compartí con Nicolás Muñoz hablando de todas estas cosas y con la certeza de que Animales de Compañía, como ya sucedió con La Distancia y Lo Mejor de Mi, forma ya parte de esas películas que pueden identificarse a la perfección con el espíritu de este Festival, porque son películas pequeñas en presupuesto, pero hechas con un amor y una pasión por este oficio, de una honestidad y una determinación que es exactamente la misma que me anima a seguir trabajando en este Festival en el que creo.

Y hoy, segunda jornada. Dia Cantet con la maravillosa Recursos Humanos a las 18:00 – que sana envidia tengo a los que hoy descubran por primera vez esta magnífica película cuyo mensaje sigue siendo plenamente vigente una década después de cuando se llevó a cabo o aun más si cabe en estos tiempos de crisis económica y expedientes de regulación – y ese homenaje y ejercicio de reflexión a la vez con respecto al dificilísimo tema de la educación que es La Clase, Palma de Oro de Cannes 2008. Y a rezar porque el Barça-Madrid de esta noche (maldita casualidad) no nos vacíe demasiado la sala del Centro Cultural Alcazaba. Ojalá.

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