lunes, febrero 20, 2012

Goyeando con los Malvados


Si nos queremos poner en plan serio, habría que decir que la Gala de anoche de los Premios Goya dejó unas cuantas cosas positivas. Por ejemplo, creo que encumbró a la que posiblemente era la película más contundente y sólida de las cuatro finalistas, No Habrá Paz para los Malvados, sin por ello descuidar el reconocimiento a las otras. Me cuesta trabajo recordar un año en el que detrás de la película ganadora uno pueda encontrar dos películas con cuatro premios (La Piel que Habito y Blackthorn) y otras dos con tres (La Voz Dormida y Eva).

Si en la previa a estos Goya criticaba que los academicos hubieran fijado la mirada en tan solo unas pocas películas de la cosecha de este año ignorando propuestas muy arriesgadas, justo es reconocer ahora que el reparto de cabezones ha sido bastante equitativo. No hay perdedores. No lo es desde luego Pedro Almodovar en su reconciliación con la Academia: los Goya para Elena Anaya y Jan Cornet, más el inevitable Alberto Iglesias y el de Maquillaje y Peluquería pueden parecer poco, pero tratándose de una propuesta tan límite y arriesgada como La Piel que Habito, puede darse por contento. El mérito de la estupenda Blackthorn podría haberse limitado a estar ahí, en la pomada, pero sus 4 Goyas a las direcciones de producción y artística, al vestuario y a la prodigiosa fotografía de Juan Antonio Ruiz Anchía prueban que el sentido del riesgo y un trabajo honesto e inteligente también tienen su recompensa. Eva se llevó aquello para lo que era favorita: Actor de Reparto para Lluis Homar, Dirección Novel para Kike Maillo y sus intachables efectos visuales y la hábil apuesta de La Voz Dormida moviendo a sus chicas en las categorías de interpretación también tuvo recompensa pues nadie podía arrebatarle a María León su premio a Actriz Revelación: su espantá de la categoría de Mejor Actriz, donde quedó para el sacrificio el trabajo de Inma Cuesta, permitió a Ana Wagener, muy querida y respetada en la Academia, hacerse con el de Actriz de Reparto, redondeando la jugada con ese Goya a la Mejor Canción de la Nana de la Hierbabuena que demostró que, de momento, los académicos no están para raperos, aunque sean tan buenos como Nach. Dejo para el final del resumen lo más bonito, ese Goya al Mejor Guión Adaptado para la maravillosa Arrugas que se convertía así en la primera película de animación española que ganaba algo más que su categoría, un magnífico precedente.

Por contra, la ceremonia resultó un año más pelin aburrida, falta de ritmo. Eva Hache no consiguió, pese a su profesionalidad y a algún acierto aislado, que olvidáramos ni a Buenafuente ni mucho menos a la Sardá. Aunque tiró de recursos para improvisar alguna pulla atinada – la mejor, la que le dedicó a esa fúnebre troika presidencial tras un lamentable discurso tanto en forma como sobre todo en fondo – se la vio mucho más cómoda en sus apariciones enlatadas dentro de las películas nominadas (impecables técnicamente pero quizás demasiado poco originales) que en su monólogo inicial, que empezó despotricando de la crisis y hablando de pelis de años anteriores para llegar algo falta de fuerza a los nominados de este año, que despachó en un plis plas de chistes sin demasiada gracia.

Le hizo un flaco favor Santiago Segura al desplegar en su divertido monólogo toda la mala leche y frescura, siguiendo la estela de Ricky Gervais, de la que careció la presentadora. Segura supo reírse de sí mismo en primer lugar y de sus compañeros de profesión después, estuvo brillante y deslizó con suma habilidad su candidatura para presentar los Goya el año que viene, un clamor que recorre las redes sociales después de la práctica unanimidad que le señala como lo más divertido de la noche.



Bueno, vamos con la habitual Contracrónica de los Goya, que es lo que mola:

EN LA ALFOMBRA ROJA

Lo más guapo: Clara Lago, espectacular con el pelo corto y un precioso traje negro


La más elegante: Goya Toledo, aunque me siga pareciendo que necesita un buen cocido


La más escotada: Ex aequo. Por delante, Salma Hayek.


Pero el mejor escote de espalda de la noche era sin duda el de una esplendida Mar Saura


El más atrevido: Solo Eduardo Noriega, de burdeos y Daniel Sanchez Arévalo, de verde, rompieron la habitual monotonía en ellos.


...Bueno, y la corbata blanca de Carlos Areces


La más extravagante: Lucía Jiménez, que parecía recién escapada de una función en el Teatro Romano de Mérida.


Lo más despeinado: Adrian Lastra, nominado por Primos, con cara de no saber muy bien qué hacía allí…


Lo más hortera: La pajarita aguilucho de Elena Anaya. Su traje a lo griego clásico era precioso, pero ese águila brillante con las alas extendidas era terrible.


Lo menos favorecedor: El traje de Maria Valverde le echaba como 20 años más encima. Incomprensible, con lo guapísima que es.


Lo más prescindible: El bigotillo de Ernesto Alterio y la pose Rita Hayworth de Juana Acosta.


Lo más fuera de lugar: La chupa motera de Ingrid Rubio. Con lo guapo que iba Unax Ugalde, el pobre. Menos mal que dentro se la quitó para entregar un premio…


Lo más vaporoso: Las mangas de Inma Cuesta. Aunque reconozcámoslo: ninguno nos fijamos demasiado en ellas, sino en otras cosas…



Lo más cuidadosamente descuidado: La barba de Miguel Angel Silvestre


Lo más tierno: Reencontrarse con una muy guapa y elegante Silvia Abascal, ya casi recuperada del todo de su ictus cerebral



Lo más siniestro: La pareja Enrique Gonzalez Macho – Jose Ignacio Wert. Dios los cría y ellos se juntan


EN LA CEREMONIA

Lo más rejuvenecido: Una Victoria Abril sorprendente, indistinguible del resto de chicas del coro en el número musical. Y eso que les sacaba unas cuantas décadas a algunas.


Lo más perverso: Cuando Eva Hache se dirigía a los responsables de gobernar este país (Merkel y Sarkozy) el realizador de TVE pinchó el plano con la cara de poker de Jose Ignacio Wert, Ministro de Cultura. Impasible el ademan.

Lo más a destiempo: El primer video con los (logrados) consejos para no estropear la gala pidiendo que no se alargaran los discursos de agradecimiento... justo después que Lluis Homar se enrollara como una persiana al recibir el suyo. Se lo agradeció hasta a los auxiliares de todos los departamentos. Solo faltó que sacara un rollo de papel higiénico y dijera “¡Los tengo aquí apuntados!”


Lo más chanante: Carlos Areces, recordando sus desnudos traseros “También puedo hacer cine sin enseñar el ojete”

Lo más emocionante: Silvia Abascal, reencontrandose con la profesión y ovacionada por el simple hecho de estar en la gala tras su hemorragia cerebral del pasado abril














Lo más desafortunado: “Sin efectos especiales, Steven Spielberg sería un mindundi” semejante perla la soltó Enrique Villén. Y se quedó tan pancho.

Lo más currado: Los sketchs de Eva Hache metiéndose dentro de las películas nominadas. Ya sé, ya sé que no es demasiado original… pero hay que reconocer que estaba bien hecho y tenían bastante gracia. En especial el de No Habrá Paz para los Malvados.














Lo más desaprovechado: Los supuestos tuiteos durante la gala “Mira si me gusta el cine que hoy he ido a ver The Artist en versión original – David Bisbal” Ya puestos podrían haberse atrevido a escoger unos cuantos reales que circulaban por la red. Los había magníficos.

Lo más lamentable: Pese a los encomiables esfuerzos del Langui, el momento rap con Resines (por cierto con un sombrero clavado al de Walter White/Heisenberg en Breaking Bad) improvisando la letra que había olvidado, Juan Diego desgañitándose y Tito Valverde… bueno, mejor no sigo. Penoso, penoso de verdad.


Lo más previsible: El décimo Goya en 14 nominaciones para Alberto Iglesias por la BSO de La Piel que Habito. A este no hay quien le tosa. Ni siquiera que en la alfombra roja TVE tuviera el mal gusto de entrevistarle con la música de fondo de Ludovic Brouce, su rival nominado a los Oscar por The Artist


Lo más perturbador: la pareja de presentadores Marisa Paredes / Alberto Amman. Si, ya sé que tengo la mente muy sucia…


Lo más paternal: el discurso medio de agradecimiento medio de homenaje de Kike Maillo, Mejor Director Novel, a su musa la niña Claudia Vega, que no pudo ser nominada a Actriz Revelación por las nuevas reglas de este año que establecen un límite mínimo de edad. “Prométeme que vas a estudiar” La niña aguantó el trance como una campeona.


Lo más triunfalista: ‎"Yayo, ahora ganamos mundiales y hacemos peliculas de robots. A este pais ya no lo reconoce ni la madre que lo parió" Kike Maillo, rematando

Lo más espontáneo: El sonoro “¡Joder!” que soltó Ricardo Darín al abrir el sobre a la Mejor Película Iberoamericana y ver que la ganadora era Un Cuento Chino, que él protagonizaba. Por cierto, que guapa iba Angie Cepeda, debilidad confesa de un servidor


Lo más sutil: Pablo Blanco, Goya al Mejor Montaje “Voy a intentar ser breve porque sino no me vuelven a contratar como montador en la vida…”

Lo más asfixiado: Clara Bilbao, Goya al Mejor Vestuario. Parecía necesitar un respirador de urgencia sobre el escenario

Lo más desconcertante: Mi amigo Francisco Quirós, cómico genial de los Apretacroquetas, a partir de ahora más conocido como “El Muletilla”, el espontáneo que saltó al escenario para pedir un western extremeño (?) al grito de “Productores, veniros”. Nos dejó a todos anonadados. No me gustó nada. No ya por el hecho en sí, que también, sino porque no tuvo ninguna gracia.





Lo más equivocado: Que el Premio al Mejor Documental fuera para Escuchando al Juez Garzón. Premiaron al personaje, no a la calidad del trabajo. Ojo y lo dice uno que recomienda su visionado, porque es interesante. Pero ¿Goya al Mejor Documental? Por favor…


Lo más triste: el discurso entre fúnebre y tremendista de la troika presidencial, rematada con esa frase de Enrique Gonzalez Macho “Internet aún no forma parte de la actividad económica del cine. No dudamos de que formará parte esencial de nuestro futuro, pero este futuro todavía no ha llegado” Y lo afirma la misma persona que es uno de los fundadores de Filmin. La cara de Alex de la Iglesia era todo un poema.



Lo más lúcido: “A la gente que hoy sigue luchando por desenterrar memorias olvidadas y voces dormidas, a pesar de tener que pagar precios altos" Ana Wagener, Mejor Actriz de Reparto por La Voz Dormida


Lo más sincero: “No te preocupes, Salma. Los españoles somos así: cuando hay una estrella internacional en nuestras películas siempre la nominamos. Pero para que den glamour. Luego se van con una mano delante y otra detrás, no pasa nada” Santiago Segura, diciendo en voz alta lo que todos pensamos sobre el tema.

Lo más tenístico: La resolución final del partido, menos igualado de lo que parecía. No Habrá Paz Para los Malvados se impuso a sus rivales con un cómodo 6-4, 6-4 y 6-3. Normal.

1 comentario:

Elsa dijo...

no vi la ceremonia, me fui al cine,
pero con tu crónica, contracrónica y recrónica estoy encantada, gracias por seguir informando, disfrutando y haciéndonos disfrutar!