Enric González, El País “The Darjeeling Limited es una gansada, un disparate que puede divertir o irritar, según los gustos y los estados de ánimo. Anderson siempre ha requerido la complicidad del espectador, pero en este caso le pide más que eso. Para apreciar esta película hacen falta benevolencia, buen humor y renuncia temporal a las funciones mentales básicas, condiciones que no están al alcance de cualquiera (…) Exige devoción previa y un ánimo despreocupado. Contiene, probablemente, una ironía psicotrópica, apta sólo para iniciados. Tres hermanos viajan por la India a bordo de un tren en busca de su madre y de una relación fraternal perdida desde siempre. Esa rail movie permite un encadenamiento de gags surrealistas, humoradas oblicuas e insensateces más o menos simpáticas, aderezadas con música (extraordinaria banda sonora) y cameos de amiguetes de Anderson, como Bill Murray y Anjelica Huston. Las cejas de Brody son como un aviso: ojo, todo esto va en broma. Bastarían para excusar cualquier exceso de esta travesura colorista, propia de hippies golfos y más bien pijos, si la película no traspasara ciertos límites. El guión utiliza como recurso la muerte de un joven indio, y eso no está bien.”
Oti Rodríguez Marchante, ABC “La última flacidez de Anderson se titula «The Darjeeling Limited» y es una comedia desternillante de la que acabarán ofreciendo un premio al primero que se ría durante su proyección: es de tal simpleza y de tan poca sustancia que hasta el gran Bill Murray, en un rapto de lucidez, decidió no subirse a su tren en la primera escena y ya no vuelve a salir hasta el final, después de que ese tren sin sentido se recorra la India con sus bobos protagonistas dentro. Fue muy aplaudida, ¿por qué? Pues, por si acaso.”
Sergi Sánchez, La Razón “«The Darjeeling Limited» pasa como una exhalación, es fresca y ligera como un polo de menta. La pesadilla del intento de suicidio de Owen Wilson, protagonista del filme junto a Adrien Brody y Jason Schwartzmann, ha ensombrecido la luz de una fábula que habla del amor fraternal en términos nada pretenciosos. Algo nuevo en el cine de Wes Anderson, cuya innegable sensibilidad pop se veía lastrada hasta el momento por una cierta tendencia a la pedantería. He aquí que el Salinger del nuevo cine americano, el que comparte preocupaciones con Sofía Coppola, Spike Jonze o Michel Gondry, ha decidido poner los pies en la tierra. No ha abandonado los colores chillones, las canciones con peso dramático ni las excentricidades de sus personajes, pero ha aligerado su maleta de digresiones y frases ingeniosas para acercarse a la historia que narra (…) Como «Los Tennenbaums» o «Life Acquatic», «The Darjeeling Limited» es una película sobre la necesidad de pertenecer a algo. Y en esta ocasión, Anderson confía más en la humanidad de sus criaturas, que han dejado de ser elementos de una viñeta tragicómica para asumir lo absurdo, lo inconcluso de sus viajes espirituales.”
THE SUN ALSO RISES (Taiyang zhaochang shengqi, Jian Wen, China)
Enric Gonzalez, El País “La discusión sobre el cine en prosa y el cine poético es ya antigua; Jian Wen, actor y director, uno de los más reputados cineastas chinos, la desborda por la izquierda con un abrumador torrente de imágenes bellas, poderosas, encadenadas en una sucesión de cuatro historias voluntariamente ininteligibles. Las reflexiones que provoca Taiyang no son muy distintas de las que suscitó, en su momento, Inland Empire, el disparate más barroco y prolijo de David Lynch. ¿Tiene sentido la belleza? No siempre. Pasar dos horas ante la propuesta de Jian Wen es como pasar dos horas ante un cuadro de Pollock: puede hacerse, y puede tener, quizá, consecuencias mágicas. Por alguna u otra razón, la gente no suele hacerlo.”
Oti Rodríguez Marchante, ABC “«The sun also rises», es un absoluto derrame cerebral con una mujer que se sube a los árboles y tira una oveja mientras que su hijo salta, corre y berrea durante la primera hora, luego cambia a otra cosa que sorprendería hasta al propio Kusturica bien cargado.”
Carlos Boyero, El Mundo “Se ha proyectado una película china, que imagino solo interesa a su autor y a su entusiasmada familia, y ustedes afortunadamente no la verán nunca, en la que se habla de una viuda esquizoide qe se sube a los árboles y martiriza a su caminante hijo. No me pregunten el título. Al parecer, este sadismo matriarcal tiene algo que ver con el recuerdo del follador padre. Que se lo expliquen los listos.”
LA GRAINE Y LE MULET (Abdellatif Kechiche, Francia)
Enric Gonzalez, El País “La Graine et le mulet tampoco parece destinado a un éxito comercial clamoroso. Su director y guionista, Abdellatif Kechiche, aborda las dificultades de una familia magrebí en Francia y, a través de ellas, cuestiones globales como las relaciones familiares, la ambición y el sentimiento de éxito o fracaso. Podría discutirse alguna cuestión formal, relacionada con las diferencias entre la vida y el arte. En la vida, como en los debates televisivos, todo el mundo habla al mismo tiempo, y no pasa nada. En el cine, la superposición de voces es simple cacofonía. Tampoco simplifica la vida del espectador otra decisión de Kechiche: el uso de una cámara subjetiva en escenas con muchos participantes. Cuando el punto de vista brinca de esta forma, se pierden el punto y la vista.”
Oti Rodríguez Marchante, ABC “En cuanto a la francesa, transcurre en un puerto cercano a Marsella y entre una familia magrebí; el jaleo es de gallinero y la «problemática» pues justamente ésa que cualquiera se figura: el trabajo, los hijos, los sueños imposibles... Santa paciencia.”
Sergi Sánchez, La Razón “¿Basta con invocar el fantasma del hiperrealismo para acercarnos a la realidad? ¿Es posible que una película tenga exceso de realidad, y que ese exceso pueda separarnos de su discurso? Hay una línea que no hay que cruzar, y eso lo saben los hermanos Dardenne, que en «Rosetta» sabían calibrar sus fuerzas y en «El hijo», no. A Abdellatif Kechiche le ha ocurrido lo mismo: en «La Escurridiza (L’Esquive)» el equilibrio era digno y en «La graine et la mulet», el equilibrio es una palabra que no forma parte de su vocabulario. Entendemos las intenciones de Kechiche: introducirse en el corazón de la vida familiar de Beiji, currante que, a los 61 años, divorciado y sin un euro en el bolsillo, quiere montar un restaurante en un avejentado barco, atracado en el puerto de Marsella. Pero el tamaño no es lo que importa: no importa que una secuencia de una comida en familia dure media hora y no importa que una esposa despechada grite durante veinte minutos, porque la duración no es nada si no hay reflexión detrás de la eterna, recurrente reiteración de imágenes.”
THE HUNTING PARTY (Richard Shepard, USA)
Oti Rodríguez Marchante, ABC “El canoso Gere es un reportero de guerra en Serbia a la caza de un criminal que persigue (poquito) la OTAN, la CIA, La Haya..., una especie de Karadzic o Mladic que está de sangre hasta las trancas y que todavía reina por allí ante la indiferencia de los organismos internacionales. «The Hunting party» es un sarcasmo de principio a fin, se diría que tienen intención hasta todas esas escenas al borde del ridículo, como si hubiera tratado tal y como se merece, en efecto, buena parte de la realidad que rodeó y rodea aquella inmundicia. A poco que el tal Shepard hubiera esquivado la grasa de tanta escena mala, tópica y hasta burlesca, la cosa se le hubiera podido quedar mucho más afinada, pero menos sarcástica y socarrona. Sin duda, «The Hunting party» tiene un repensar.”
Enric Gonzalez, El País “Tres periodistas (el reportero brillante caído en desgracia, obviamente Gere; el cámara de éxito, y el novato enchufado por papá) viajan a las montañas montenegrinas en busca de Radovan Karadzic, antiguo jefe de los serbios de Bosnia y célebre criminal de guerra. La intención explícita de Shepard consiste en combinar acción, humor negro y denuncia política. El fracaso es triple. Son cosas que suceden con las apuestas de alto riesgo.”
El Comentario del día – Carlos Boyero (que hoy en lugar de las reseñas habituales ha presentado un ejercicio de flagelo por lo mucho que al parecer está sufriendo en Venecia, razón por la que apenas aparece en este resumen de prensa):
“¿Le interesa a algún lector que no sea un cinéfilo tarado lo que ocurrió ayer en La Mostra? (…)¿Cuántos días faltan para volver a casa?¿De verdad estoy tan acabado como para tener que ganarme el sustento haciendo fatuos comentarios sobre la nada?” Me dan ganas de responderle: Pues si. Es más, algunos gilipollas compramos estos días El Mundo, un periódico cuya ideología suele repugnarme, solo por leer tus reseñas… Hay que joderse: que lástima que no sepa valorar que está en uno de esos privilegiados puestos que muchos daríamos cualquier cosa por disfrutar.
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