domingo, marzo 04, 2007

THE HOST, Gozosa peli con bicho

Lo primero que llama la atención en The Host es su autor. Es decir ¿Qué lleva a un director como Bong Joon Ho, ganador de varios Premios internacionales – incluido uno en San Sebastián - y ampliamente reconocido por la crítica por una película tan interesante como Memories of Murder a dar un giro tan tremendo a su carrera y afrontar una película de monstruos como ésta? La respuesta es tan sencilla como desconcertante: Bong Joon Ho hace las películas que a él le gustaría ver como espectador porque no encuentra quien las haga hoy en día. Eso explica varias cosas. Para empezar que The Host, aun siendo claramente una película de género, parezca complacerse en demoler algunas de sus convenciones más arraigadas, un trabajo para lo cual se necesita que previamente se conozcan a fondo las mismas.
The Host es, además de una propuesta estimulante y brillante, una película inteligente ya que, como ocurre en cinematografías de tipos como Guillermo Del Toro o Tim Burton, Bong Joon Ho entiende que los géneros no se agotan en si mismos sino que pueden servir además como un medio para abordar otro tipo de historias sin desmerecer por ello el atractivo envoltorio fantástico que seduzca por si solo al espectador. Por ejemplo, uno puede quedarse en Hellboy con las espectaculares peleas que enfrentan a su protagonista con esas lovecraftianas criaturas o dejarse deslumbrar por los sucesivos cuentos mágicos que pueblan Big Fish y disfrutarlas sin caer jamás en la cuenta de la hermosa historia de amor y la emotiva relación paterno filial que esconden una y otra respectivamente. En The Host Bong Joon Ho se sirve de una historia de monstruo cuyo germen empieza siendo casi una parodia más que una puesta al día de las convenciones del género para poner en primer plano a la familia protagonista de la historia, un puñado de personajes ciertamente pintorescos que a duras penas sobreviven como núcleo familiar a sus miserias que verán reforzados sus lazos como consecuencia de verse obligados a enfrentarse a una amenaza que les supera por completo. Desde ese punto de vista, sí que son evidentes las semejanzas entre esta película y la anterior obra del director Memories of Murder.Similitudes que no acaban ahí, pues como ya ocurría en Memories of Murder, la ternura con la el director retrata a sus protagonistas no impide que la torpeza que preside sus actos o su innata incapacidad haga que la película pase con rapidez del horror y el drama a la comedia del absurdo más surrealista, una conjunción de elementos de difícil equilibrio de la que sin duda el director sale más que airoso. Así, es imposible no conmoverse con ese padre torpón y en perpetuo estado de somnolencia – otra impecable interpretación de Song Kang Ho – que lucha frenéticamente contra sus limitaciones para liberar a su niña del bicho o con ese abuelo resuelto a mantener la familia unida ante la adversidad, pasando por esa arquera de élite fracasada o ese hermano en paro cuyo paso por la universidad solo parece haberle servido para aprender a hacer ¡Cócteles Molotov! con los que, se intuye, probablemente hacía frente a la policía del anterior régimen en las habituales algaradas estudiantiles.Y es que la denuncia política soterrada es otro de los elementos que hacen de The Host mucho más que una simple película de monstruos: una vez más se pone de manifiesto la terrible inoperancia que caracteriza a las autoridades coreanas para hacer frente a cualquier problema de cierta relevancia y la absoluta orfandad en la que sus ciudadanos quedan sumidos en estas emergencias, denuncias recurrentes en la filmografía de Bong Joon Ho. El monstruo queda reducido así a un mero detonante que sirve para hacer evidente la incapacidad de un sistema sordo y ciego que prefiere perderse en extravagantes explicaciones, engañar a sus ciudadanos y someterlos a toda clase de arbitrariedades – por cierto con la inestimable ayuda de los militares estadounidenses – antes que resolver la crisis, creando un desolador panorama donde el individuo queda expuesto.
Si embargo, donde The Host se muestra más sutilmente transgresora es en su puesta en imágenes. Lejos de jugar la baza del ocultamiento hasta el último instante, el director planifica la primera secuencia de aparición del monstruo como una coreografiada secuencia de masas en las que un montón de gente que pasa su día de descanso junto al río Han se ve de repente convertida en unos improvisados participantes de una especie de Sanfermines en los que el toro es sustituido por un monstruo tan original en su diseño como espectacular en su forma de conducirse. Bong Joo Ho opta por planos ralentizados antes que el habitual montaje entrecortado que podría parecer más lógico en una secuencia de acción como ésta, pintada con tanto humor (negrísimo) como dramatismo. El esplendido acabado técnico de la escena – atención a esos magníficos travelling laterales marca de la casa – y su sentido del espectáculo hacen de esa secuencia una de las más estimulantes de lo que va de año y marca el tono general del resto del filme, que lejos de cebarse en los aspectos más escabrosos de un bicho con costumbres ciertamente repulsivas, lo presenta siempre de un modo natural y comportándose como lo que aparentemente es: una especie de batracio hiperdesarrollado que trata de adaptarse a su hábitat siguiendo su instinto de supervivencia.
Bong Joon Ho establece con esta escena el tono del que ya no piensa separarse a lo largo de toda la película, esa mezcla de naturalidad, terror y comicidad absurda que hace de The Host una película tan original. Quizás algunos opinen que el director se limita a hacer una puesta al día del modelo que en su día estableció M. Night Shyamalan para Señales, película en la que otra familia cuyos miembros estaban heridos por su pasado reciente se unían frente a una amenaza exterior y conseguían vencer a sus propios fantasmas para imponerse. No es un análisis descabellado, pero lo que diferencia en mi opinión ambas propuestas es la falta de pretensiones trascendentes de The Host, lo que la convierte en una obra siempre muy consciente del género principal al que pertenece y que tiene en cuenta el público al que va dirigida, por más que su conseguida mezcla de horror, drama, comedia, entretenimiento y hasta denuncia política hagan de ella una película mucho más compleja de lo que podría parecer a primera vista.No estoy nada convencido de que The Host sea, como se ha apresurado a calificar Variety y como la maquinaria de publicidad se ha encargado de recordar con machacona existencia, “la mejor película con monstruo de la historia”. Habría mucho que discutir al respecto – sobre todo si en esa categoría incluimos films como Tiburón de Steven Spielberg o Alien de Ridley Scott, por poner un par de ejemplos – pero lo que si tengo claro es que the Host es una película entretenida y absolutamente recomendable por muchos motivos, una obra que continua dándonos motivos para que sigamos muy de cerca los próximos trabajos de un director interesante que con tan solo tres películas ha demostrado un saludable gusto por romper las convenciones de las películas de género, que es una forma tan válida como otra cualquiera de hacer que éstos progresen y crezcan.
Un trailer para rematar la jugada. Aviso: es el trailer coreano. Lo pongo aquí porque aunque no se entiende un pito, hay una buena preview de mi escena favorita, la de los SanFermines con el bicho:

3 comentarios:

Gori Garcia dijo...

Buen análisis David. Quizás hay un momento que me sobra: esa pataleta en el improvisado tanatorio que llega a ser surrealista y poco creíble. Por lo demás, como bien dices, me gustó mucho que nos muestren desde un inicio al 'torito' en lugar de enseñarnos como siempre (y de refilón) la cola de estos bichos. Un saludo.

Anónimo dijo...

El nuevo cine coreano éste (quizá ya no tan nuevo) es muy ambicioso. No se quedan cortos en absoluto. A veces parece que, simplemente, se dedican a renovar géneros moribundos del cine americano.
Joon-ho Bong parecía ir por esa senda, con su Crónica de un asesino en serie, aunque entonces ya parecía un thriller bastante refrescante. Sin embargo con The Host ha ido bastante más allá. Cierto es que sus influencias americanas son claras (yo no he visto al japonés Godzilla por ningún lado en ésta película), pero Bong consigue darle un toque único a una superproducción con monstruo.
El tono general de la película es de comedia, pese al drama familiar que hay en medio, y pese al monstruo que acecha en el exterior. Con lo que al espectador le cuesta encontrar las referencias a las que agarrarse para prever lo que pasará en la película. Creo que esto es lo más positivo del film: es mezcla pero no refrito. Utiliza, pero no imita. Pese a ser una película de monstruo que pisa fuerte, es bastante sutíl...
Ahora lo malo: a ratos aburre. Quizá Bong cree poder manejar el ritmo a su antojo al tenernos totalmente atrapados con la película, pero se confía demasiado y acaba sacando de la película incluso al espectador más concentrado. Sólo al final uno vuelve a entrar para saber cómo termina.
Una lástima. La película flirtea con la perfección, pero se pierde en ritmo y en minutos sin terminar de rematar. Otra vez será: hay Joon-ho Bong para rato.

Rodi dijo...

Excelente crítica. Estoy de acuerdo contigo respecto a la película, hay más debajo de ella de lo que se ve a simple vista. La secuencia del primer ataque del monstruo es de lo mejor que he visto en mucho tiempo.
Una película muy recomendable.