lunes, febrero 26, 2007

OSCARS 2007: Pequeña Gran Decepción

Lo diré de la mejor forma que se me ocurre: creo sinceramente que la gran triunfadora de esta edición, The Departed (Infiltrados), no es ni mucho menos la mejor de las cinco películas nominadas. Y eso que aun no he tenido ocasión de ver Cartas desde Iwo Jima. A priori todos sabíamos que ésta era una edición de lo más abierta en la que prácticamente podía pasar cualquier cosa. Pero a pesar de que todos teníamos en mente que la Academia iba por fin a compensar a Marty Scorsese de años y años de ninguneo con el deseado Oscar al Mejor Director, muchos nos resistíamos a creer que este consensuado juego de compensaciones podría dar lugar a tres Oscars más que incluyeran Mejor Película, Mejor Guión adaptado y Mejor Montaje. No discutiré los dos últimos – todos sabemos que parte del secreto escondido tras el talento de Scorsese responde al nombre de Thelma Schoonmaker y, francamente, la categoría de Guión Adaptado no tenía un favorito claro que pudiese imponerse con limpieza sobre los demás – pero ¿un remake de una producción de Hong Kong que no supera al original alzarse con el premio a Mejor Filme del Año? ¿Por delante de títulos como Babel y hasta Pequeña Miss Sunshine? Por favor…

Pero así ha sido. Y el terroríficamente rasurado Jack Nicholson –menos mal que le pusieron al lado a la siempre resultona Diane Keaton para compensar tan inquietante imagen – leyó el nombre de la ganadora con la misma parsimonia con la que el año pasado soltó lo de Crash y se quedó con el personal del Kodak Theatre y de medio mundo. Es demasiado. Yo sinceramente esperaba oir el nombre de Little Miss Sunshine, que a esas alturas ya se había hecho con dos Oscars para el magnífico Alan Arkin y para el mejor Guión original por delante de Babel, por la que ya no se podía apostar tras perder en todas las categorías salvo en la de BSO – curiosamente, un premio que quizás no merezca: creo que hay mejores partituras que la de Gustavo Santaolalla – A mi me hubiera parecido un justo premio para una película deliciosa que despertaba las simpatías de todos, pero los Academicos han decidido que éste era el año de una peli de género como Infiltrados y han encumbrado a un film correcto pero bastante sospechoso de no ser ni de lejos el mejor de los cinco nominados.

La noche empezó de maravilla: 2/2 sin comerlo ni beberlo para El Laberinto del Fauno – Dirección Artística, Maquillaje – y aun faltaba por llegar el premio a la Mejor Fotografía de Guillermo Navarro, una de las mejores decisiones de la noche. Cierto es que ahí se quedó el Fauno, vencido por La Vida de los Otros en el Oscar a la Mejor película de Habla No Inglesa (algo que, por mucho que me duela reconocerlo, me parece absolutamente justo porque la peli alemana es mucha peli), birlado el Oscar a la Mejor BSO a manos de Santaolalla e imposible el de Mejor Guión Original por el brillante texto de Michael Arndt para Miss Sunshine. Pero daba igual: es un éxito del cine español que debemos valorar como se merece, al igual que esas dos nominaciones al Mejor Corto que se quedaron sin premio por el musical West Bank Story, una imaginativa aproximación al conflicto palestino-israelí hecho con mucho humor. O la nominación de Penélope, que hay que valorar como lo que es.

De abusona calificó Jaime Figueras el absoluto arrase de Helen Mirren, que se ha comido absolutamente todo con su impresionante trabajo en The Queen. Nada que objetar porque se lo merece. También parecía cantado el Oscar a Whitaker – que gran actor, que buen discurso de agradecimiento teñido de genuina emoción y devoción por su trabajo se marcó el nota en el estrado - por hacer de Idi Amin en El Último Rey de Escocia y lo mismo vale para el ya mencionado Alan Arkin – muy justo este premio, por el que me alegré infinito – y por Jennifer Hudson, valedora de unas Dreamgirls que debieron vivir un momento realmente incómodo cuando tras una actuación maravillosa interpretando en directo las tres canciones nominadas, vieron como su Oscar se iba para Melissa Etheridge y su progre I Need to Wake Up de otra de las triunfadoras de la noche, Una Verdad Incómoda, en otra decisión de lo más discutible. Pero Al Gore estaba en racha y muchos incluso temimos porque se animara lo suficiente como para anunciar de verdad su candidatura a Presidente de los USA y no se quedara en un amago de broma como el que hizo junto a DiCaprio.

Dreamgirls se quedó en 2/8 con Hudson y su Oscar de sonido. Un palmo de narices. Pero peor fue el rosco de Diamante de Sangre (0/5) o los fracasos de Babel (1/7) y The Queen (1/6). El Oscar al Mejor Sonido salvó a Cartas de Iwo Jima del rosco –bastante hacía con estar de comparsa por allí una peli que narra esa batalla desde el lado japonés y más tras la patada en los mismísimos que es Banderas de Nuestros Padres -, así como el de Efectos Visuales salvó a Piratas del Caribe 2. Y es que muy pocos vencedores (Infiltrados, El Laberinto y Una Verdad Incómoda aparte) deja una ceremonia en la que los dos Oscars de Pequeña Miss Sunshine saben a poco y en el que uno tiene la sensación que los Académicos han optado por el camino más fácil para no comprometerse demasiado con obras, digámoslo así, un tanto peliagudas para el sistema. En cierta forma no debería sorprendernos: ya sucedió el año pasado con el en el fondo bastante conservador premio a Crash por encima de pelis como Munich, Brokeback Mountain o Buenas Noches y Buena Suerte.


En cuanto a la ceremonia en sí, debemos decir que Ellen De Generes estuvo bien en líneas generales, aunque ni mucho menos al nivel de Jon Stewart del pasado año. Su trabajo y sus gags fueron de guante blanco y apenas se permitió lujos políticos – excepto en la brillante comparación de Jennifer Hudson con Al Gore: a una no la votaron la suficiente y la echaron de American Idol para que luego acabara nominada a un Oscar mientras que al otro… bueno, le votaron los suficientes pero todos sabemos lo que pasó – La gala fue relativamente ágil con algún que otro bache hacia la mitad. Las cortinillas de los del ballet de danza fueron de lo más imaginativas – las del zapato de Prada, el cartel de Serpientes en el Avión y la pistola de Infiltrados fueron estupendas – aunque un tanto repetitivas y los montajes de las películas extranjeras, las películas sobre America como ideal y el In Memoriam no pasaron de funcionales. El más divertido fue con mucho el montaje inicial con las declaraciones de todos los nominados, muy logrado. También fue más que decente el montaje con las músicas de Morricone, aunque eché a faltar algunas de sus obras esenciales y no se me pasó desapercibido la cara de mosqueo del maestro con Celine Dion perpetrando uno de sus temas más conocidos de Once Upon a Time in America. Suerte que el viejo Clint estaba al quite y arregló el asunto desempolvando su italiano, seguramente aprendido por Almeria, y convirtiéndose en improvisado traductor. Este hombre no deja de sorprendernos…

En fin, mañana echaré mano de mis notas y os plantaré un Lo Más… de esos que a mi me gustan en los que reseñar las cosas que se me han quedado en el tintero en esta improvisada reseña antes de irme al tajo. Reiterar mi disgusto por el Oscar a la Mejor Película para Infiltrados – de verdad, echadle un ojo a Infernal Affairs y ya me contáis -, mi alegría por los premios de El Laberinto del Fauno y Little Miss Sunshine y mi relativa sorpresa por una edición con tan pocas sorpresas, valga la redundancia.

PD: ¿Happy Feet mejor peli de animación por delante de Cars y Monster House? Amos anda… no, si al final conseguirán que acabe odiando a los pingüinos: ya van dos años seguidos que esos bichos de smoking me birlan un Oscar que yo creía cantado para otro…

No hay comentarios: