martes, junio 11, 2013

VII CINES DEL SUR J02 Talgat y Jîn

TALGAT, Inocencia arrebatada.

En un festival de las características de Cines del Sur, que siempre está condicionado por la procedencia geográfica de las películas que concursan en Sección Oficial, es comprensible que haya ocasiones en las que ésta resulte un factor determinante a la hora de seleccionar una película. Es el caso, mucho me temo, de Talgat, una producción de Kazajastán dirigida por Zhanna Issabayeva que, sin dejar de ser una película correcta, parece estar varios peldaños por debajo en cuanto los méritos de los que habitualmente hacen gala los filmes programados en Cines Del Sur.


Talgat es la historia del chaval del mismo nombre, un chico de once años que vive en los suburbios de Almaty, la antigua capital de Kazajstán y aun la ciudad más poblada de su país, donde conviven un amplio número de etnias. El panorama de Talgat no resulta nada alentador: vive en un estado cercano a la pobreza más absoluta, sus padres son dos alcohólicos cuya única preocupación durante en día es conseguir el dinero necesario para emborracharse, su tio Nurik es un discapacitado mental cuyo comportamiento es el de un niño de cinco años y también ha de hacerse cargo de Gulya, su hermana pequeña, de solo seis. Convertido en inopinado padre de familia, Talgat ha de compatibilizar su duro trabajo diario – que incluye conseguir el sustento de la familia en el mercado – con las preocupaciones propias de un niño de su edad, ir al colegio, estar con los amigos, descubrir los pequeños placeres de la vida, etc… 


Son numerosas los ejemplos de películas en las que un niño ha de renunciar casi por completo a su infancia debido a tener que asumir unas responsabilidades impropias de su corta edad, una circunstancia que no es en absoluto ajena a este Festival. La experiencia indica que es un tema delicado y hay que ser un director muy habilidoso y con una sensibilidad especial para saber graduar el drama de una situación tan extrema con las ocasionales luces de la infancia. No es el caso de Zhanna Isabayeva que, pese a algunos apuntes interesantes al comienzo del filme, cae con sorprendente facilidad en un ternurismo que haría sonrojarse al mismísimo Steven Spielberg. 


Talgat no acaba así de funcionar bien en ninguno de sus dos registros por puro desequilibrio: ni como drama alcanza la intensidad emocional necesaria ni sus leves apuntes cómicos consiguen aligerar la tensión de la situación, con lo que Talgat se queda en un terreno de nadie que desaprovecha tanto el buen trabajo de sus intérpretes como algunas situaciones que, llevadas de una forma mucho más contenida, podrían haber dado lugar a una película al menos estimable


JÎN, Naturaleza Sobrecogedora 

Las primeras imágenes de esta película del para mi hasta ahora desconocido cineasta turco Reha Erdem pueden sumir al espectador en el desconcierto: naturaleza en estado puro, un bosque en mitad de unas inacabables montañas, ríos, árboles gigantescos, fauna salvaje… todo ello filmado en un formato panorámico impresionante cortesía de la impecable fotografía de Florent Herry. En medio de toda esa sobrecogedora belleza, unos cuantos guerrilleros – luego sabremos que son combatientes kurdos – perseguidos con saña por el ejército turco y empequeñecidos por la enormidad de lo que les rodea. Uno diría que ha aterrizado en medio de una película de Terrence Malick, siempre preocupado por mostrar la naturaleza en todo su esplendor y crudo salvajismo. En mitad de una noche con luna, una de las guerrilleras, una chica joven, escapa de sus compañeros y se adentra sola en los bosques por razones desconocidas. En completa soledad, se esconde tanto de sus antiguos camaradas como de los soldados que los persiguen, sobreviviendo como puede mientras inicia un largo viaje de improbable retorno hacia una nueva vida.


Jîn es la primera obra importante de lo que llevamos de Cines del Sur, una película de descomunal belleza formal en la que su realizador aprovecha al máximo las posibilidades que ofrece rodar en un entorno tan subyugante en su belleza como hostil en su naturaleza como aquel en el que ambienta su historia y la magnífica interpretación de su protagonista, Deniz Hasgüler, que soporta sobre sus hombros todo el peso emocional del filme con la misma naturalidad e indómita determinación que su personaje, desafiante en todo momento.


La historia de Jîn transcurre en su mayor parte en ese entorno natural intimidatorio a la par que hermoso, pero también en una serie de peripecias que denuncian de forma clara no solo la difícil posición del pueblo kurdo que intenta conseguir su propio espacio sino la indefensión a la que se pueden ver sometidas las mujeres en una sociedad como la turca en la que los hombres gozan de una serie de privilegios que ejercen sin pudor alguno hasta rayar el abuso. No hay duda alguna de las intenciones de Reha Ardem al respecto: su mirada es la de un cineasta comprometido con una visión crítica de su sociedad.


Poseedor de una poética muy particular, que noquea al espectador a golpes de pura belleza en la retina sin por ello descuidar en ningún momento la progresión de la historia que está contando y también esa violencia sin sentido que el ser humano ejerce contra la naturaleza que provoca su desconexión de la misma, Jîn es una propuesta por momentos apabullante que consigue sobreponerse a ese ritmo lento pero seguro, esa forma de narrar las cosas que no deja al espectador duda alguna de hacia dónde encamina sus pasos Reha Erdem, un realizador con un ojo privilegiado no solo para captar esa mezcla de belleza e intimidación que puede provocar el medio salvaje, sino para equilibrar esas escenas con aquellas en las que Jîn intenta su periplo de vuelta, un viaje a ninguna parte de lo más estimulante.


Cines del Sur siempre contiene en su programación alguna joya que compensa venir a Granada. Es pronto aún para decirlo, pero es más que posible que Jîn sea la joya de esta séptima edición.



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