martes, febrero 01, 2011

Sobre la Ley Sinde: Reflexiones en voz alta

Ha sido una semana bastante agitada. Y me van ustedes a perdonar, pero lo ocurrido es bastante más importante que una reseña sobre la película de turno, así que me voy a despachar a gusto. Comenzó la semana con el anuncio del acuerdo entre PSOE, PP y CiU para resucitar en el Senado la polémica Ley Antidescargas con unas mínimas modificaciones sobre el texto inicial – un mayor control judicial sobre la presunta vulneración de la propiedad intelectual de la web denunciada – que ni mucho menos solucionaban los gravísimos problemas de ese horror legislativo, falaz y sobre todo bastante inútil conocida como Ley Sinde. Al día siguiente, Alex de la Iglesia anunciaba su dimisión como Presidente de la Academia por su desacuerdo con la Ley, provocando un cisma considerable.

Ese mismo día, se anunciaron las nominaciones a los Oscars. Por la tarde vi en casa El Discurso del Rey, la película con mayor número de nominaciones. Descargada de una web de intercambio de archivos, por supuesto. La película de Tom Hooper se estrenó en España el pasado 22 de Diciembre. En toda Extremadura solo pudo verse en una sala, en Badajoz, durante dos semanas. Claro, podría haber cogido el coche y haber ido a Badajoz a verla. De hecho, lo hago a veces, cuando la ocasión lo merece. Cuando cuento estas cosas la gente me mira raro porque esto de hacerse 120 km para ver una película en el cine muy normal no es, por mucho que a uno le apasione el tema. El caso es que no fui. Pero da la casualidad que si algo tiene El Discurso del Rey son dos interpretaciones magníficas a cargo de Colin Firth y Geoffrey Rush, trabajos que en mi opinión hay que disfrutar en versión original subtitulada para poderlos apreciar en toda su enormidad. Y aquí es donde llega mi problema. Filmoteca de Extremadura aparte – que trae ciertos títulos meses después de su estreno comercial y por lo tanto con un retraso considerable – un servidor no puede ver el cine que quiere de la forma que quiere. Porque los medios de exhibición tradicional no lo permiten.

Así pues, me bajé la película y la disfrute cómodamente en casa, en una versión decente (nada de screeners, uno tiene sus límites) y con unos subtítulos con ciertos modismos argentinos pero muy aceptables. A lo largo de esta semana, mientras asistía al espectacular revuelo causado por la dimisión de Alex de la Iglesia, alguien que ha tenido que aguantar críticas feroces por atreverse a ejercer públicamente de intermediario entre gobierno, industria y usuarios de Internet, he seguido reflexionando sobre el tema. En mi caso, la red suple una demanda específica que el mercado no satisface. Si me apuran y con el atrevimiento que supone presumir que uno pueda considerarse un profesional de esto, casi podría argumentar que era una obligación para que yo pueda formarme una opinión de cara a los próximos Oscars y les transmita mi criterio al respecto.


No sé si la Ley Sinde afectará o no en el futuro a la web desde donde me descargué la película. Me parece harto improbable dado que en primer lugar todas las sentencias judiciales emitidas hasta la fecha sobre las denuncias por infracción a la propiedad intelectual han absuelto a las webs de intercambios de enlaces. Y está el pequeño detalle de que me temo que dicha web está alojada en un servidor extranjero con lo que presumiblemente quedará fuera del alcance de la jurisdicción de la misma. Mientras escribo estas líneas escucho la BSO de El Discurso del Rey (maravillosa por cierto) a través de Spotify. En EE.UU hace ya tiempo que funciona Netflix, una especie de videoclub virtual cuyo éxito es tal que los nuevos televisores fabricados allí vienen con un botón para acceder al mismo de serie ¿Por qué no hay aun un sistema que me permita ver El Discurso del Rey en V.O.S. con una calidad decente por un precio razonable? Servidor es de los que lleva pagando desde hace una década servicios como Canal Plus para, entre otras cosas, disfrutar del cine de calidad en versión original subtitulada ¿Por qué los que rigen el mercado dan por supuesto que yo no pagaría por un servicio de calidad similar en el mismo sentido? Van surgiendo cosas interesantes, como la muy recomendable Filmin, un videoclub en streaming que por apenas 10 o 15 € al mes te permite disfrutar de un más que decente catálogo de cine de autor e independiente en calidad DVD. Son propuestas que merece la pena estudiar y ampliar.

Miren, yo no tengo soluciones, pero sé reconocer una chapuza cuando la veo. Y esta chapuza nos ha costado la dimisión de Alex de la Iglesia, cosa que me fastidia sobremanera porque creo que no solo estaba haciendo un gran trabajo (no remunerado, ojo) al frente de la Academia, sino porque ha provocado la enésima crisis del cine español, perdiendo a alguien que probablemente tiene serios problemas para desligar al Presidente del cineasta que es en sus intervenciones públicas, pero que apostaba claramente por el diálogo, la imaginación y el consenso para llegar a algún sitio. Suscribiendo plenamente las palabras de Juan Gómez Jurado en este contundente artículo "El mayor reto que tiene que superar la industria cultural en nuestro país es vencer el miedo y comprender que los piratas no existen. Tan sólo personas que quieren consumir cultura y que por desgracia hoy en día no encuentran alternativas razonables. Y a lo gratis sólo puede ganarle lo sencillo. Desde luego no leyes absurdas, retrógradas, que sirven tan sólo a los intereses de unos pocos." Amen.

Este artículo, levemente modificado, se publicó en el periódico Voz Emerita el 31 de Enero del 2011