lunes, junio 02, 2008

VENUS, Exhibición de un grande de verdad

Hoy Lunes 2 de Junio, a partir de las 20:30 horas, comienza en el Centro Cultural Alcazaba el Ciclo “Joyas de Festivales” organizado por el Cine Club Forvm y que se prolongará a lo largo de todos los lunes de junio con una selección de películas vencedoras en los dos últimos años en certámenes internacionales como San Sebastián, Valladolid o Sevilla: Half Moon, Optimistas y 14 Kilómetros.

Maurice e Ian son viejos amigos y actores semijubilados de segunda fila. A pesar de haber llegado a los “años dorados”, siguen trabajando. Pero su cómoda rutina y sus charlas matutinas en un Café se ven interrumpidas por la llegada de Jessie, la bisnieta adolescente de Ian. Jessie no tarda en sacar de quicio a su tío abuelo. Pero la chica cae bien a Maurice, que decide enseñarle Londres. Y mientras intenta ayudar a Jessie, le sorprende descubrir lo poco que sabe de sí mismo cuando su vida está a punto de acabar.

Venus es una película arriesgada al tiempo que convencional, ya que por un lado no es la primera vez (ni será la última) que vemos en pantalla la manida historia del hombre viejo que rejuvenece gracias a los oficios de una jovencita de buen ver que entra en su vida, pero por otro el particular enfoque del conocido guionista Hanif Kureishi (Mi Hermosa Lavandería, Sammy y Rose se lo montan) permite tomar una cierta distancia frente a los tópicos más recurrentes y sobre todo, permite que Mitchell y O'Toole jueguen con la deliciosa ironía y ese sarcasmo típicamente inglés que dominan gran parte de la función.

Lo mejor de la película de Roger Mitchell (Notting Hill, Al Límite de la Verdad) - dejando aparte un inmenso Peter O' Toole que hace una composición maravillosa de su personaje con las exactas dosis de sarcasmo, ternura, inteligencia y sensibilidad - es el tono desenfadado de la misma, sobre todo en una primera hora en la que abundan los chistes repletos de ironía y las situaciones divertidas creadas alrededor de ese par de viejos actores cuya complicidad se ha cimentado a lo largo de muchas décadas de convivencia enfrentados a un ciclón adolescente.

Mitchell no carga las tintas en ningún momento en los aspectos más sensibleros del relato y, muy al contrario, deja que sus actores compongan, entre sonrisas cómplices, unos personajes repletos de matices y humanidad que se hacen querer por el espectador. Tanto él como Kureishi demuestran por encima de todo conocer muy bien la naturaleza humana y lejos de resultar sórdido, el espectador acepta de buen grado la apuesta que hace la película a la hora de retratar a un anciano cuyos deseos siguen siendo los mismos que cuando era joven, lo que en el fondo es algo mucho más común de lo que normalmente se piensa.

Si a ese tratamiento de personajes les sumamos unas impagables aportaciones a cargo de un reparto de lujo compuesto por los veteranos Leslie Phillips, Richard Griffiths y, sobre todo, una maravillosa Vanessa Redgrave – fíjense en el enorme partido que le saca a sus breves apariciones en pantalla - le podemos hasta perdonar a Mitchell que su película transite por caminos más o menos convencionales en su último tramo, dado el buen sabor de boca general que deja una vez acabada la proyección.

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