lunes, marzo 08, 2010

OSCARS 2010: El Triunfo de la Lógica

Los amantes de las sorpresas habrán visto defraudadas sus expectativas en esta edición de los Oscar: no recuerdo una ceremonia en la que la sucesión de premios era tan seguida de un asentimiento general de aprobación. Ganó la película que más lo merecía, En Tierra Hostil, que no solo ha encumbrado a Kathryn Bigelow de manera más que merecida a ser la primera mujer que gana el premio a la Mejor Dirección sino que redondeo su triunfo birlando con toda justicia dos premios técnicos – los de sonido y mezcla de sonido – a Avatar. Si uno escucha detenidamente la película de Bigelow descurirá que hasta en esto han tenido buen ojo (mejor dicho, oido) los Académicos. Si el guión de Mark Boal era brillante tanto en su concepción original como en su utilización de mecanismos narrativos sencillos para expresar cosas muy complejas, no es menos cierto que el montaje, esa disciplina más propia y exclusiva del cine que ninguna otra, era aquí un prodigioso recurso primorosamente utilizado al servicio tanto de la historia que se quería contar como de la tensión que se generaba en el espectador. Nada que objetar pues a los seis premios de The Hurt Locker, gran triunfadora de la noche.

¿Y Avatar? Pues bien, gracias: Mejor Fotografía, Mejores Efectos Visuales y Mejor Dirección Artística para una película que con el enorme apoyo que ha tenido por parte del público no precisaba un mayor reconocimiento por parte de la Academia. Se impuso en los suficientes apartados para que su derrota no fuera una debacle y salió como una más que digna perdedora: incluso los repetidos aplausos de James Cameron celebrando los galardones recibidos por la película de su ex-mujer ayudarán a mejorar su arrastrada imagen de ególatra megalómano. Avatar ya ha conseguido sobradamente ensanchar las fronteras de un tipo de cine que está por venir: es justo que el trono de este año lo ocupe una película más equilibrada que el notable espectáculo de Pandora. Además, con el númerazo que montó Ben Stiller disfrazado de Na’Vi pueden darse por mas que satisfechos.

Decía que había sido una gala en general tan correcta como aburridilla, en la que los premios caían todos donde debían sin excepción: nadie puede discutirle a Christoph Waltz su Oscar al Mejor Actor de Reparto por el inolvidable coronel Landa creado por Tarantino, que por cierto perdió a manos de Mark Boal el Oscar al Mejor Guión que quizás habrían merecido sus Bastardos.

De la misma forma, tampoco nadie podía arrebatarle a Mo’Nique su Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por la terrorífica madre que interpreta en Precious, película que además contó con el premio añadido del Guión Adaptado para cumplir sobradamente con su papel de Cenicienta de la gala. Perder ese Oscar debió ser la puntilla para Jason Reitman y el resto de nominados de Up in the Air, única verdadera derrotada de la noche con ningún reconocimiento para su fábula a lo Capra. Y es que no están los tiempos para veleidades con las crisis, ya sean personales o económicas.

También se impusieron los favoritos en las categorías grandes de interpretación: Jeff Bridges casi arruina su merecido Oscar al mejor Actor con un inacabable discurso que casi obliga a llamar a la Guardia Nacional para echarle del escenario y Sandra Bullock, tras haber recogido en persona la noche anterior el Razzie a la Peor Actriz por Loca Obsesión (con un par) subió al escenario a pillar el Oscar a la Mejor Actriz por The Blind Side y demostró sobradamente las dos razones por las que es tan apreciada en Hollywood: generosidad con todas sus compañeras e inteligencia. No pudo evitar emocionarse y estuvo conmovedora. Nunca ha sido santo de mi devoción, pero he de reconocer que en apenas dos días la fuerza de los hechos me ha obligado a cambiar mi opinión sobre ella. Hay que reconocerle su mérito. Además, fue de las más elegantes de la noche.
La emoción a raudales la puso el equipo liderado por Juan Jose Campanella cuando, repitiendo la jugada de Despedidas del año pasado, El Secreto de Sus Ojos conquistó el corazón de los Academicos que la premiaron con el Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa. Puede que La Cinta Blanca de Haneke sea una película compleja, perturbadora y magnífica pero en esto del cine la emoción es lo que cuenta y en ese terreno hay pocas películas que puedan competir con El Secreto de Sus Ojos. Personalmente y aun con el corazón dividido – no en vano La Cinta Blanca la siento un poco más nuestra porque estuvo en Mérida – me alegré mucho de ese reconocimiento, de la gran alegría que supone para el cine latinoamericano y también al cine español en la parte que le toca, que caramba, que por algo su producción la asumió ese tipo tan listo llamado Gerardo Herrero.


Otras dos alegrías lógicas vinieron por el lado musical: era obligado reconocer een el apartado de Mejor BSO el enorme talento de Michael Giacchino, nominado por Ratatouille el año que ganó Dario Marianelli por Expiación y que a la segunda, con esa hermosa partitura llena de sutileza compuesta para Up – indiscutible Oscar también a la Mejor Película de Animación - consiguió la estatuilla. Y también me parece lógico que The Weary Kind, temazo que tan bien resume en sus conmovedoras letras la improbable redención del personaje de Jeff Bridges en Crazy Heart y que además cobra pleno sentido en la forma en que es utilizada en la misma película – vamos, que es mucho más que la típica canción de relleno de los títulos finales – venciera en su categoría de Mejor Canción Original.

En fin, que la lógica ha impuesto su rodillo de tal forma en esta edición que apenas nos ha dejado con cosas sobre las que discutir. Ni tan siquiera nos ha sorprendido que Alec Baldwin y Steve Martin estuvieran por lo general bastante desangelados después de la exhibición que hizo el pasado año el añorado Hugh Jackman, o que la Academia no desaprovechara la oportunidad de recuperar esa excelente idea de introducir a los cinco nominados en los premios de interpretación por otros cinco colegas y amigos de la profesión que cantaran sus alabanzas desde el corazón. Era un buen recurso, mucho más acertado que los dos números musicales del comienzo de la gala – puro y aburrido music-hall – y el que precedió a la entrega de la mejor BSO, una buena idea que permitía escuchar y disfrutar la música nominada pero casi arruinada por una más que dudosa coreografía (¡Ese tipo haciendo el robot en el vals de Up, por dios!)
En un próximo post, la mucho más divertida Otra Crónica donde sacaré punta a las cosas que más me llamaron la atención de esta noche de los Oscar marcada por el triunfo de la lógica y la falta de sorpresas. ¿Ven ustedes lo que pasa cuando todo sale como debe? Pues que nos quedamos sin lo más divertido de los Oscar, que no es otra cosa que quejarse de los desmanes que cometen los Académicos y meterse con ellos. A ver que hacemos ahora…
PD: Lo de Penélope Cruz, un año más entre las más elegantes de la gala, es digno de todo elogio. Impresionante

No hay comentarios: