Cuando supe que Peter Jackson era el elegido para plasmar en imágenes la adaptación de Desde Mi Cielo, novela de Alice Sebold en la que una adolescente de 14 años violada y asesinada observa lo que acontece en el mundo de los vivos desde un limbo muy particular, me pareció bastante lógico. Al fin y al cabo, el director neocelandés ya había demostrado mucho antes de su trilogía tolkiniana su interés tanto por lo que acontece después de la muerte – en su infravalorada Agárrame Esos Fantasmas – como por la forma de hacer convivir mundos fantásticos abonados por la imaginación con terribles tragedias – la sobrecogedora Criaturas Celestiales – .
Sin embargo y por alguna razón que escapa a mi comprensión, la evolución de Peter Jackson como director parece estar marcada por las enormes posibilidades que ofrecen los efectos visuales, acabando por ceder a la tentación de anteponer éstos a la historia que se supone deberían complementar. Eso ya ocurría en su desigual puesta al día de King Kong, cuyas secuencias propias de un videojuego casi arruinaban los logros de una película con pasajes estimables y vuelve a pasarle lo mismo pero esta vez de un modo mucho más evidente en esta fallida The Lovely Bones, donde el estilo grandilocuente del director se estrella contra una historia que pedía a gritos mayor contención y desde luego, un limbo muchísimo menos cursi y almibarado que este estomagante cóctel de colorines y filosofía new age con el que se obliga a comulgar al espectador.
Por supuesto, uno puede argüir que al fin y al cabo no podría esperarse otra cosa de un limbo hecho a la medida de la mentalidad adolescente de una chica de 14 años, pero el problema de The Lovely Bones no reside tanto en la remilgada recreación de ese insufrible cielo sino en un problema de enfoque. Jackson se queda en terreno de nadie en su intento de equilibrar ambos niveles narrativos: por mucho que insista en el recurso del montaje paralelo nunca funciona bien ese forzado encaje entre ese mundo onírico repleto de facilonas metáforas y una realidad con una descripción de personajes y conflictos tan mínima y superficial que provoca cierto sonrojo. El peso dramático de la película – la destrucción de un núcleo familiar traumatizado por la pérdida – se ve desplazado por una trama, la del descubrimiento del asesino, carente de interés para un espectador que conoce su identidad desde un primer momento y que avanza de un modo caprichoso (a veces hasta escandaloso por lo arbitrario) entre las escenas de Susie observando desde su cambiante y cursi limbo.
No obstante sería injusto negarle a Jackson el mérito por unas cuantas ideas interesantes: la entrada de una Susie recién fallecida en el baño donde su asesino se relaja tras su crimen o la forma en la que se desvela el pasado del mismo aportan ese toque tenebroso característico del director que tanto se echa a faltar en otros momentos del relato; los barcos dentro de botellas gigantes estrellándose en las costas del limbo, la llama de la vela cuyo reflejo en la ventana no se comporta como debería o el juego de las distintas casas – la de muñecas, la de la pulsera de Susie y la que ésta no se atreve a cruzar en su limbo – son apuntes logrados en un mundo fantástico que no se caracteriza precisamente por su sutileza. Por otro lado la magnífica secuencia de la intrusión de Lindsey en la casa del asesino, un prodigio de suspense tenso y buen ritmo narrativo que posiblemente sea lo mejor de la película, compensa escenas tan mal justificadas como el encuentro entre el asesino y el padre de Susie o la persecución en el maizal. Del mismo modo, la frescura de Saoirse Ronan o los esfuerzos de Stanley Tucci por resultar inquietante casi equilibran al insulso Mark Wahlberg, a una sobreactuada Susan Sarandon o a una extrañamente desaprovechada Rachel Weisz.The Lovely Bones es una decepción irritante porque a ratos se adivina en sus imágenes la película que podría haber sido y que desde luego no es por los excesos visuales de un director mucho mas interesado en deslumbrar al espectador que por aportar coherencia, emoción y hasta algo de intimidad a la historia que cuenta. Lástima.
Sin embargo y por alguna razón que escapa a mi comprensión, la evolución de Peter Jackson como director parece estar marcada por las enormes posibilidades que ofrecen los efectos visuales, acabando por ceder a la tentación de anteponer éstos a la historia que se supone deberían complementar. Eso ya ocurría en su desigual puesta al día de King Kong, cuyas secuencias propias de un videojuego casi arruinaban los logros de una película con pasajes estimables y vuelve a pasarle lo mismo pero esta vez de un modo mucho más evidente en esta fallida The Lovely Bones, donde el estilo grandilocuente del director se estrella contra una historia que pedía a gritos mayor contención y desde luego, un limbo muchísimo menos cursi y almibarado que este estomagante cóctel de colorines y filosofía new age con el que se obliga a comulgar al espectador.
Por supuesto, uno puede argüir que al fin y al cabo no podría esperarse otra cosa de un limbo hecho a la medida de la mentalidad adolescente de una chica de 14 años, pero el problema de The Lovely Bones no reside tanto en la remilgada recreación de ese insufrible cielo sino en un problema de enfoque. Jackson se queda en terreno de nadie en su intento de equilibrar ambos niveles narrativos: por mucho que insista en el recurso del montaje paralelo nunca funciona bien ese forzado encaje entre ese mundo onírico repleto de facilonas metáforas y una realidad con una descripción de personajes y conflictos tan mínima y superficial que provoca cierto sonrojo. El peso dramático de la película – la destrucción de un núcleo familiar traumatizado por la pérdida – se ve desplazado por una trama, la del descubrimiento del asesino, carente de interés para un espectador que conoce su identidad desde un primer momento y que avanza de un modo caprichoso (a veces hasta escandaloso por lo arbitrario) entre las escenas de Susie observando desde su cambiante y cursi limbo.
No obstante sería injusto negarle a Jackson el mérito por unas cuantas ideas interesantes: la entrada de una Susie recién fallecida en el baño donde su asesino se relaja tras su crimen o la forma en la que se desvela el pasado del mismo aportan ese toque tenebroso característico del director que tanto se echa a faltar en otros momentos del relato; los barcos dentro de botellas gigantes estrellándose en las costas del limbo, la llama de la vela cuyo reflejo en la ventana no se comporta como debería o el juego de las distintas casas – la de muñecas, la de la pulsera de Susie y la que ésta no se atreve a cruzar en su limbo – son apuntes logrados en un mundo fantástico que no se caracteriza precisamente por su sutileza. Por otro lado la magnífica secuencia de la intrusión de Lindsey en la casa del asesino, un prodigio de suspense tenso y buen ritmo narrativo que posiblemente sea lo mejor de la película, compensa escenas tan mal justificadas como el encuentro entre el asesino y el padre de Susie o la persecución en el maizal. Del mismo modo, la frescura de Saoirse Ronan o los esfuerzos de Stanley Tucci por resultar inquietante casi equilibran al insulso Mark Wahlberg, a una sobreactuada Susan Sarandon o a una extrañamente desaprovechada Rachel Weisz.The Lovely Bones es una decepción irritante porque a ratos se adivina en sus imágenes la película que podría haber sido y que desde luego no es por los excesos visuales de un director mucho mas interesado en deslumbrar al espectador que por aportar coherencia, emoción y hasta algo de intimidad a la historia que cuenta. Lástima.
Esta crítica apareció el lunes 1 de Marzo en el periódico gratuito Voz Emerita
1 comentario:
¿Por qué no te dedicas a otra cosa, ya que como crítico de cine eres pésimo? Esta película de Peter Jackson es una obra maestra excepcionalmente explicada, fuera de tópicos que se retuercen en la hediondez del morbo. ¿Qué te pasa, querías ver escenas violentas sobre una niña de 14 años? Pues esta joya de director, no se presta a saciar a sádicos.
Por último, ¿no te parece extraño que seas el único al que no le gustara esta película??? hazte revisar ese cerebro, y dedicate a el cultivo de champiñones, criatura envidiosa.
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