viernes, octubre 14, 2011

LAS ACACIAS, La emocion de una gran historia minima

Un camionero hosco e introspectivo ha de llevar un cargamento de madera de acacia desde Asunción a Buenos Aires. Le obligan a llevar como acompañante a una mujer con su bebé de apenas unos meses. Él no siente el menor aprecio por la tarea encomendada y su actitud inicial es evasiva, correcta pero huidiza, inexpresiva. No se encuentra nada cómodo con la situación creada y tampoco se molesta en disimularlo. Ella se limita a ser educada, paciente, correcta. Su bebé en cambio no entiende de sutilezas: seduce a todo aquel que se pone a tiro, ya sea dentro o fuera de la pantalla.

El viaje transcurre tranquilo, sin estridencias. Con el paso de las horas, el roce suave entre ambos, la convivencia forzada, los pequeños detalles hacen que las primeras grietas asomen en la armadura emocional de él, mucho menos fuerte de lo que aparenta. Ella también tiene sus heridas recientes, navega a lo desconocido con un desconocido, su futuro es incierto. Poco a poco algo va surgiendo en esa historia mínima, repleta de sensibilidad y medida hasta en los más mínimos detalles. Un hombre, una mujer y apenas hora y media de película por delante. Mi género favorito, ese tema inacabable que produce oleadas de emoción inversas en tamaño al pequeño espacio de tiempo del que ambos disponen para desarrollar su relación. Una pequeña gran historia, capaz de extraer de lo mínimo lo más hermoso, la emoción más pura y genuina, abrirte suavemente el pecho, llegarte al corazón con las dosis justas de inteligencia y sensibilidad y acariciarte delicadamente.


No es de extrañar que Pablo Gironelli esté cosechando éxito tras éxito con esta ópera prima que ha tardado cinco años en levantar y que ya ganó la Cámara de Oro en la Semana de la Crítica en Cannes, la Sección Horizontes Latinos de san Sebastián y el premio a la Mejor Película en el 20 Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz. Las Acacias es una de esas obras que más allá de su ritmo – que algunos pueden considerar lento, pero se equivocan: es exactamente el que debe tener una historia de esas características con unos protagonistas como éstos – de la perfección de su montaje, de la precisa mirada de la que se dota para transmitir todo lo que pretende, se apoya en un trabajo actoral de altos vuelos simplemente perfecto. Él, Germán de Silva, hace un ejercicio de contención apabullante, convirtiéndose en uno de esos actores capaces de transmitir mucho con un mínimo gesto, una mirada, un atisbo de sonrisa. Ella, Hebe Duarte, en su primer papel como actriz - ¡quién lo diría! – traspasa la pantalla con una lograda mezcla de ternura, humanidad e infinita comprensión de la situación que vive. Eso tan difícil de conseguir llamado química surge entre ellos de forma espontánea, sin imposturas, con mucha verdad. Y para colmo hasta esa increíble bebita es capaz de interactuar con ambos a gran altura.

El resultado es una película que habla en voz baja pero de forma firme y audible sobre el dolor de la pérdida, sobre la soledad, sobre la necesidad de aprender a conectar de nuevo, tanto con uno mismo como con el otro, sobre redescubrirse y sorprenderse. Las Acacias es una obra emocionante, tierna, indescriptiblemente hermosa, que afirma en su medidísima resolución toda una declaración de intenciones y de coherencia personal: lejos de un estallido de pasión desatada, aquí la épica – y esa emoción que te hace temblar de la cabeza a los pies sin que sepas muy bien de qué parte de tu interior con el que la película sabe conectar viene - consiste en reunir el valor suficiente para reconocer la importancia de lo que se está viviendo y vencer los propios miedos. Casi nada.

No ocurre casi nunca, pero hay veces en las que cuando alguien con el suficiente talento y paciencia crea una película desde la honestidad personal más absoluta, sabiendo perfectamente lo que quiere contar y cómo quiere contarlo, respetando la inteligencia del espectador y dándole su propio espacio para que llene por si mismo los huecos sin necesidad de conducirle o llevarle de la mano, se produce un pequeño milagro y el resultado es una de esas películas transparentes, delicadas que saben encontrar su camino al corazón del espectador. Las Acacias es uno de esos pequeños milagros, tan infrecuentes en nuestras carteleras. Harían ustedes bien en no dejar escapar la posibilidad de que esta pequeña gran historia, tan cotidiana y sin embargo tan enorme, pueda emocionarles.


Las Acacias se estrena hoy viernes 14 de Octubre en Madrid, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Sevilla, Málaga y Valladolid. El viernes 21 de Octubre en Valencia y el 04 de Noviembre en Las Palmas.

Para Pablo, Maria y Hebe. Por todos los inolvidables momentos compartidos en Biarritz. Gracias por hacer que mi vida sea ahora mucho más hermosa que antes. Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse más pronto que tarde. Un abrazo. D.

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