lunes, marzo 19, 2012

MELANCOLIA Cinesa El Foro Lunes 19 Marzo 20:00

Sinopsis: Justine celebra su boda en la mansión de su hermana Claire y su esposo. Pero muy pronto las excentricidades de Justine hacen que la boda se convierta en algo problemático. Mientras tanto, un planeta nuevo que ha aparecido en el cielo, Melancolía, se dirige hacia la Tierra lenta pero al parecer de forma inexorable.

El arranque de Melancolia resulta arriesgadísimo y sin embargo el resultado es brutal: una serie de imágenes preciosistas, en cámara ultralenta, como si de preciosas y dolorosas postales visuales se trataran que muestran una serie de instantes congelados, reales o soñados que pertenecen al argumento que se desarrollará con posterioridad, culminan con el impactante choque de la Tierra con un planeta de mucho mayor tamaño y la consiguiente destrucción de nuestro hogar. Todo servido con el majestuoso preludio de Tristán e Isolda de Wagner. Un espectáculo sobrecogedor que te deja temblando con una pura sobredosis de belleza en la butaca. Y solo van ocho minutos de metraje.


De ahí Von Trier pasa a desarrollar su historia en dos partes. Primero la boda más desoladoramente triste de la historia del cine, solo superada en términos de mal rollo general por aquella Celebración con la que nos sacudió hace años otro danés, Thomas Vinterberg. Von Trier rodea a Justine, esa novia desequilibrada y llena de dudas – impresionante Kirsten Dunst en el mejor papel que ha hecho en su vida –, de una de esas familias tremebundas, verdadero vía crucis de parientes, que cuanto más empujan en la dirección de esa obligada felicidad, más consiguen el efecto contrario.


Sobre todo Claire – otra no menos tremenda Charlotte Gainsbourgh – que es algo así como su reverso y su complemento: una hermana devota y sacrificada cuyos sentimientos ambivalentes hacia Justine hace de la relación entre ambas uno de los grandes motores de la película. Von Trier entreteje con pasmosa facilidad ese universo ambiguo, moralmente perverso, a veces deliberadamente atroz con una serie de precisas cuchilladas que definen personajes de forma tan afilada como certera. En manos de cualquier otro cineasta menos hábil, lo que sucede con Justine en esa primera parte simplemente no sería creíble.


Luego está Melancolía, claro. Ese planeta que cada vez se hace más grande en el cielo y que de forma ominosa domina la segunda parte de la película, en la que varios de los personajes esperan su destino. Aquí Von Trier se muestra incluso más hábil, pasa del retrato coral a la introspección íntima con el trasfondo de un evento cósmico – en este aspecto es donde se dan las mayores similitudes con El Árbol de la Vida, el filme de Malick – y consigue reducir a ese drama aislado la enormidad del dolor de la destrucción, el olvido y la pérdida que se avecina de forma inevitable.


Todo está narrado de forma magistral, de una forma desoladoramente bella y aunque es cierto que esta es una película más hecha con la cabeza que con las entrañas – al contrario de lo que sucedía en la mucho más salvaje pero también más desequilibrada y enferma Anticristo – Melancolia funciona como un reloj de precisión, desembocando en un plano final que es un estallido de emoción tal que difícilmente puede dejar a nadie indiferente. Me importa un bledo el Lars Von Trier personaje, lo que haya dicho, diga o pueda decir en el futuro. Mientras siga haciendo películas tan soberbias y dolorosamente hermosas como ésta puede seguir provocando cuanto le venga en gana. A los genios, incluso a los que están tan zumbados como Von Trier capaces de torpedearse a si mismos de forma tan idiota como hizo en Cannes cuando dijo aquello de que entendía a Hitler, se les puede y se les debe perdonar estas cosas.



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