miércoles, junio 04, 2014

CINES DEL SUR 2014 J02 - It's Us, Liar's Dice

IT’S US – Educar para prevenir.


En la edición del año pasado, de forma un tanto sorprendente, la simpática NAIROBI HALF LIFE se alzó como ganadora de la Alhambra de Oro a la Mejor Película en Cines del Sur, convirtiéndose así en la primera película africana que triunfaba en este certamen. Aquel éxito imprevisto, que en opinión de este cronista se debió más a una de esas decisiones de consenso de un Jurado dividido de forma irreconciliable entre otras propuestas de mayor calidad, parece haber animado a repetir la experiencia y hoy nos encontramos de nuevo en Sección Oficial a otra película de Kenia, IT’S US (Ni Sisi), sobre la que merece la pena detenerse un poco en sus orígenes antes de entrar a analizarla. Su director es un actor británico, Nick Reding, fundador de SAFE, una empresa dedicada a educar a través del arte y combatir la discriminación y el silencio que rodean al SIDA. De SAFE surgió una compañía teatral que recorre el país con diversas obras que sirven a ese y otros objetivos. Ni Sisi es una obra surgida a raíz de la violencia que se desató tras las elecciones del 2008 que causaron cientos de muertos que ha sido representada en las barriadas más pobres de Nairobi y en diversas zonas rurales y montañosas de Kenia. Y la película que nos ocupa es la traslación a la pantalla grande de dicha obra.


El argumento de la misma es sencillo: transcurre una comunidad rural keniata típica, con su amalgama de tribus, matrimonios entre distintas etnias y familias extensas que viven más o menos en armonía. Hasta que un político local oportunista ve la forma de conseguir votos desatando una campaña de rumores sobre las distintas tribus que generan una espiral muy peligrosa desde la desconfianza y el miedo al “otro”, verdadero caldo de cultivo del odio y la violencia cuyos resultados todos conocemos.


It’s Us tiene dos puntos de interés que hacen que consiga sobreponerse – no del todo, bien es cierto, pero sí en gran parte – a su condición omnipresente de vehículo educativo para la comunidad. El primero de ellos es que Reding, de forma muy inteligente, no esconde el origen teatral de la obra sino que lo potencia intercalando con habilidad las escenas de una representación teatral en un pueblo abarrotado de espectadores con las secuencias de la película que estamos viendo siguiendo la misma línea argumental. Aunque no sea especialmente original, este recurso es atractivo y efectivo, consiguiendo disimular uno de los defectos habituales de cierto cine africano subsahariano: su simplicidad rayana en la ingenuidad, necesaria para que el mensaje llegue fácil a esas comunidades pero poco interesante para el espectador occidental.


El segundo punto a favor del filme es su sorprendente juego de géneros. It’s Us comienza como una comedia de enredo muy ligera, una de esas pelis en las que nada parece demasiado importante y la comicidad bascula entre lo divertido y lo sonrojante. Sin embargo la película cambia bruscamente de tono y hasta de género cuando comienza a desarrollarse la campaña de rumores que desata la desconfianza, las acusaciones de racismo, el miedo y finalmente la violencia. Reding tiene la habilidad de abandonar el juego teatral y ponerse todo lo serio que la ocasión requiere, hasta tal punto que el espectador puede quedar algo desconcertado por el brutal giro de los acontecimientos que experimenta la película. Y ahí es cuando puede sentir muy de cerca, con los pelos erizados, el objetivo que It’s Us persigue, que no es otro que reflexionar sobre las causas de la violencia, el odio y por supuesto, la corrupción política tan habitual en el continente negro. Educar para prevenir, pero sin renunciar al impacto y la seriedad cuando la ocasión lo requiere.


Es muy improbable en mi opinión que It’s Us repita el éxito del pasado año de Nairobi Half Life, aunque con los Jurados nunca se sabe. Pero de lo que no cabe duda es que si la juzgamos no tanto como obra fílmica sino en función del objetivo que persigue, Nick Reding ha conseguido una película más que correcta a la que no conviene restarle algunos de sus méritos: es entretenida, se ve con agrado, consigue que llegue su mensaje y sabe zigzaguear entre los géneros con la habilidad de un Messi. Quizás tampoco sea cuestión de pedirle más.


 

LIAR’S DICE – El viaje a ninguna parte


Las primeras y deslumbrantes imágenes de Liar’s Dice (“Los Dados del Mentiroso”) nos llevan a un pequeño pueblo nevado de la frontera indo-tibetana. Allí viven la pequeña Manya y su joven madre Kamala esperando el retorno de Harud, el marido de Kamala, que hace semanas que viajó al sur en busca de trabajo para mejorar su situación. Desesperada al no tener noticias de Harud, Kamala y Manya emprenden un viaje a la gran ciudad. Pero una mujer joven y una niña procedentes de una zona rural viajando solas en la India conlleva dificultades y peligros. En el camino conocen a Jampa, un buscavidas que se gana la vida como trilero desplumando a los incautos, que acepta por dinero acompañar a Kamala y ayudarla a encontrar a Harud.


La realizadora Geetu Mohandas, veterana actriz casada con el director de fotografía Rajeev Ravi (sin duda responsable del esplendido envoltorio formal de la película) aborda varios temas delicados en su primera película, que navega entre la contundente denuncia social y el drama de esa relación de conveniencia que se establece entre las mujeres y el hombre que las ayuda sin que sepamos gran cosa de sus motivaciones o su pasado. Liar’s Dice se configura así como una peculiar road movie en la que al espectador le queda meridianamente clara la situación de indefensión e inferioridad a la que se ve sometida la mujer india frente al hombre por su simple condición de mujer, además de la denuncia de las penosas condiciones socio-políticas que atraviesa ese continente inabarcable y por momentos incomprensible que es la India.


Pero aun siendo atractiva en ese aspecto la película gana en interés cuando centra su mirada en lo pequeño, en la relación del desconocido con la joven esposa y con la niña. El trilero, interpretado con calculada ambigüedad por un estupendo Nawazuddin Siddiqui, es un personaje oscuro al que el espectador nunca acaba de pillarle las vueltas o comprender sus motivaciones, lo mismo que le sucede a esa mujer tan decidida como necesitada que encarna a base de expresivas miradas y silencios la actriz Geethanjali Thapa. Ambos, espectador y joven esposa, se quedan enganchados a ese oscuro misterio, a esa tensión no resuelta hasta su final, que se convierte así en el motor principal de una película más que estimable a la que quizás solo cabe reprochar un desarrollo algo moroso de los acontecimientos que puede provocar en el espectador una sensación de lentitud.


Geetu Mohandas tiene en común con la realizadora turca Deniz Akçay de Nobody’s Home que comentábamos ayer el saber mirar de frente a la realidad que describe al espectador y ser asimismo coherente en todo momento con esa mirada. Liar’s Dice se beneficia de esa coherencia hasta su resolución final, por más que a alguno pueda resultarle abrupta o que tira de un recurso de guionista tan trilero como el personaje de Jampa. Pero no carece en absoluto de fuerza.

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