sábado, junio 07, 2014

CINES DEL SUR 2014 J05 El Lugar del Hijo, Tokyo Bitch I Love You

EL LUGAR DEL HIJO, El militante desubicado.

Estamos en Montevideo, en una universidad ocupada por unos estudiantes en huelga para reclamar algo que, a juzgar por lo que escuchamos en esa confusa asamblea con la que se inicia la película, ni ellos mismos tienen claro qué es. Ariel, uno de esos activistas, un chaval con ciertos problemas motrices, recibe la noticia del fallecimiento de su padre y ha de viajar a Salto, en el interior del país, para hacerse cargo de su herencia. Allí descubre que su padre le ha dejado un buen puñado de deudas, un rancho hipotecado, unos terrenos que contienen un ganado que tendría que liquidar para hacer frente a sus acreedores y una casa familiar en la que se ha instalado, al parecer con voluntad de permanencia indefinida, la amante de su padre. Se pone en contacto con los universitarios de su ciudad, igualmente ocupas en huelga, igualmente desorganizados, y trata de integrarse en ellos. Ariel asiste a todo lo que le rodea un tanto superado por los acontecimientos mientras trata hacer frente a lo que se espera de él y superar las contradicciones propias, que no son pocas.


Curiosa esta película del uruguayo Manuel Nieto, autor de La Perrera, en el que seguimos la peripecia de este Ariel, militante confuso y desubicado que es incapaz de encajar con nada de lo que le rodea. Lo mejor de la propuesta es la profunda sorna con la que se retrata a esos huelguistas/okupas de poca monta y menos entendederas, asambleístas hasta el absurdo, fiesteros impenitentes y conseguidores de nada. Eso y el choque que supone para el afable Ariel ver como sus valores, su discurso de izquierdista de salón, choca mal con la realidad en sus desalentadoras experiencias tanto en el ámbito "universitario" como sobre todo en ese amenazante entorno rural con el que no tiene nada en común y que en el tramo final de la película provoca un sorprendente cambio de género cuando se transforma en algo casi parecido a un western, haciendo que adquiera un insospechado nuevo vuelo. La leve parálisis y esas dificultades en el habla reales del actor Felipe Tieste incorporadas al personaje son un elemento esencial de la propuesta: a Ariel le excluyen de todo ámbito del que intenta formar parte y al espectador le genera una incomodidad que en el fondo le va bien a la historia que está contando Nieto.


La película, pese a que no hace demasiado fácil entrar en ella en su primer tercio mientras nos va presentando a Ariel y sus circunstancias, hace gala de un soterrado sentido del humor que alcanza momentos francamente sublimes como esa huelga de hambre de los trabajadores del matadero a los que Ariel se suma - impagable ese momento en el que se confrontan en televisión las visiones del empresario y el representante de los huelguistas, que alcanza inusitadas cotas de surrealismo y estupidez que provocan cierta vergüenza ajena – o ese saludo puño en alto de Ariel, ahora convertido en terrateniente, con esos mismos trabajadores una vez finalizada la huelga mientras lleva sus reses al matadero, algo así como la glorificación definitiva de la desubicación y la confusión total del lugar de Ariel en el mundo.


El Lugar del Hijo es, resumiendo, una película francamente pesimista en su irónica visión de la diferencia de clases y en su retrato de ese conflicto urbano-rural de la que habría que comprobar su eficacia como sutil metáfora del propio Uruguay, algo que parece estar en el ánimo de su realizador. Entiendo que no es una película para recomendar a todo el mundo, pero sus aciertos, que no son pocos, hacen que merezca la pena tenerla en cuenta.



TOKYO BITCH, I LOVE YOU. Soledad y alienación a la japonesa.


Hatsue es una joven prostituta – o trabajadora del sexo, si prefieren ustedes el término - que tiene una serie de clientes habituales con los que evita todo acercamiento emocional. Sin embargo mantiene una relación algo más profunda con Yoshinori, uno de sus clientes, un hombre casado y bastante frustrado con su vida conyugal pero cuya cobardía le impide hacer frente a los problemas derivados de ella. Hatsue sueña, como todos, con encontrar una relación sentimental plena que la satisfaga y cree que puede encontrarla con Yoshinori, lo que hace que se genere en ella una ilusión que mantiene vivas sus esperanzas. Por su parte Yoshinori tiene sus propios problemas, derivados de su relación con un compañero de trabajo que le pide prestado dinero y ese insatisfactorio matrimonio. Hatsue también tiene una compañera de trabajo que la aconseja y busca en ella una cierta complicidad. Las vidas de esos cinco personajes se entrecruzan en un Tokio frío e inhóspito que no invita precisamente a la búsqueda de la felicidad.


Tokyo Bitch, I Love You es una adaptación al Japón contemporáneo de un clásico del bunraku – teatro japonés de marionetas – llamado Los Amantes Suicidas de Sonezaki que fue escrito originariamente en el siglo XVIII y uno de sus atractivos probablemente sea la vigencia en su traslación a la actualidad de ese relato repleto de una brutal soledad, insatisfacción e inevitable dificultad de los personajes no ya para conseguir lo que desean sino simplemente para relacionarse entre sí. El director Kôki Yoshida plantea una puesta en escena casi minimalista: ambientes fríos y proclives a la idea de la alineación, repetición de secuencias como esos paseos a ninguna parte de su protagonista o rituales de trabajo que convierten el sexo en algo mecánico y desprovisto de interés, incapacidad de los personajes para revelar lo que de verdad sienten… Todo encaja con esa sensación de hermetismo que a veces las películas japonesas pueden transmitir al espectador occidental, pero sin esa calidez subterránea y profundas emociones que bullen bajo el exterior que puede llegar a hacer tan atractiva esa cinematografía en manos de sus mejores directores.


La película se deja ver con cierto agrado, más que nada porque su mínima duración de 70’ evita que uno pueda hartarse de ella y sus personajes a la búsqueda de una improbable felicidad en sus desnortadas vidas. Pero eso tampoco hace que el espectador se muestre especialmente proclive a identificarse con ellos o a vivir como propias sus cuitas. Más bien al contrario, el distanciamiento emocional que impone la puesta en escena genera esa misma sensación de desinterés en el espectador. Baste señalar que en el tramo final de la película, a un servidor le resultaba del todo indiferente si los protagonistas decidían o no suicidarse tras contemplar esa posibilidad desde la azotea de uno de esos edificios grises e impersonales.


Sea como fuere, habrá que concluir que Tokio Bitch I Love You es una película correcta a la que quizás le habría venido mejor que ese humor un punto subversivo que asoma de vez en cuando tímidamente por sus imágenes apareciera más a menudo para otorgarle una mayor calidez a sus personajes. Aun así llama un tanto la atención que después de que la película de inauguración fuera el estupendo drama turco Nobody’s Home la película de clausura sea esta propuesta melancólica y algo desesperanzada que aunque pueda ser seguida con más facilidad por el espectador que otras películas de la Sección Oficial no va a ser tampoco ese caramelo con el que los festivales suelen endulzar su tramo final. Mañana Palmarés de esta octava edición de Cines del Sur y conclusiones.


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