lunes, septiembre 15, 2008

MÚSICA POR LOS OJOS: Once, una joyita

Hoy Lunes 15 de Septiembre en el Centro Cultural Alcazaba a partir de las 20:30 horas comienza el ciclo del Cineclub Forvm “Música por los Ojos” con la proyección de una pequeña joyita irlandesa llamada Once (Una Vez). Tres ejemplos muy distintos de esa maravillosa relación entre la música y el cine que huyen de la concepción clásica del musical se proyectarán a lo largo de los próximos tres lunes de septiembre, conformando un ciclo original que esperamos sea del interés no solo de todos los amantes del cine alternativo sino también de los amantes de la música y de todos aquellos que quieran descubrir la forma en la que las dos artes vienen relacionándose en los últimos tiempos. Once es un pequeño milagro, una modesta película irlandesa que vivió su particular cuento de hadas el pasado año cuando la sencillez y la emoción de la peculiar historia de amor que contaba acabó por convertirse en un fenómeno que traspasó fronteras y que llevó a sus jóvenes y desconocidos protagonistas a vivir un sueño que les llevó a triunfar en el Festival de Sundance e incluso a levantar el Oscar a la Mejor Canción original por el tema central del filme, Falling Slowly.

Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre. Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, quien da vida a una inmigrante checa que vende flores en la calle para sacar adelante a su hija y a su madre. También ella se está recuperando de un fracaso amoroso y, para sentirse un poco mejor, escribe canciones sobre el tema, pero a diferencia de Glen, nunca las interpreta en público. Glen y Marketa, acaban de improviso haciendo un dueto en una tienda de música y será entonces cuando descubran que algo les une. Al no haberse recuperado todavía de sus respectivas rupturas, dudan sobre si luchar por iniciar una relación entre ellos. Mientras toman una decisión que cambie sus vidas, ambos se concentran en escribir nuevos temas y grabar algo, para intentar abrirse camino profesionalmente en el mundo de la música.

Once no es precisamente lo que podríamos denominar un musical en el sentido clásico del término. Lo que se cuenta en esta película es tanto la historia del proceso creativo de las canciones que suenan en el filme como la de los personajes que las interpretan mientras viven su pequeña pero hermosa historia de amor. La verosimilitud de sus personajes se apoya en la realidad: sus protagonistas, músicos profesionales que acabaron como pareja durante la realización de la película, viven una historia de amor paralela a la de sus personajes en la ficción e interpretan sus propias composiciones, lo que otorga al filme una credibilidad y una emoción poco comunes. Verdad y ficción se entrelazan así en una película que hace de la sencillez y la cercanía su mejor arma, convirtiéndose en una de esas obras capaces de tocarte el corazón. Háganme caso y acérquense esta tarde al Centro Cultural Alcazaba a descubrirla: la oportunidad de ver una joyita como esta no se tiene todos los días. Y me atrevería a decir que tampoco todos los años.

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