martes, marzo 17, 2009

Esperando Los Abrazos Rotos de Almodovar

Me acaba de llegar un correo con la programación de Cinesa para esta semana – el 19 es festivo en Madrid y eso hace que los estrenos se adelanten al miércoles en lugar del habitual viernes – y he comprobado con gran alegría que Los Abrazos Rotos de Pedro Almodóvar podrá verse a partir de mañana miércoles en Mérida. Así pues, ahora desgrano pacientemente las horas que faltan para una de mis citas ineludibles del año.Un estreno de Almodóvar siempre me produce el mismo efecto. Aunque sé que no debo caigo de forma constante en esa insensata tentación de leer y escuchar todo lo que puedo sobre ella, con una voracidad insana. Porque, en el fondo, espero como agua de mayo a ocupar mi butaca – a ser posible en buena compañía – y dejar que el innegable talento del manchego me envuelva y me emocione como ha sucedido tantas veces. El cine de Almodóvar tiene algo de adictivo: engancha la sensación de que atiendes a algo único e incluso en aquellos de sus filmes a los que la crítica y el público da la espalda, esos en los que da rienda suelta a su vertiente menos comprendida (estoy pensando en La Mala Educación) Almodóvar siempre tiene algún momento brillante, un destello de talento, una idea genial o un impagable diálogo que hace que merezca la pena encerrarse en el cine con sus propuestas.Los Abrazos Rotos tiene pinta de ser una película desgarradora, de personajes que aman sin demasiada esperanza, de seres incapaces de convivir con el peso de sus acciones del pasado, de personas que intentan reafirmar su identidad a costa de destruir las de otros, de complejas relaciones filiales (¿será ésta la película de Almodóvar sobre los padres, como Todo Sobre Mi Madre lo fue sobre las madres?) y no menos importante, una obra en la que retoma el viejo tema del creador, esta vez directamente un cineasta como el Eusebio Poncela de La Ley del Deseo, a través del personaje de Lluis Homar, que imagino que les dará a algunos motivos para elucubrar sobre los límites entre ficción y realidad, un debate en el fondo inútil pues si algo ha caracterizado siempre a Almodóvar es su tremenda capacidad de conseguir que el espectador se asome a su interior, sin necesidad alguna de haber necesitado nunca usar trasuntos de él mismo.Y está Penélope, claro, que será el eje sobre el que gire gran parte del argumento y que estoy convencido que sabrá darle vida al personaje que le haya encargado el director que mejor partido sabe sacar de ella. Y la gran Blanca Portillo, la caja de Pandora de los recuerdos del pasado. Y José Luis Gómez, actor de enorme talento que tendrá ante sí el complejo reto de hacer que su personaje sea bastante más que el terrible ser atormentado que aparenta, por cierto no demasiado alejado sobre el papel del Eduard Fernandez en Son De Mar. Y Ruben Ochandiano y Tamar Novas, los hijos sobre los que quizá recaigan las consecuencias de los actos de sus padres...Una historia, en fin, que se supone dominada por la fatalidad, los celos, el abuso de poder, la traición y el complejo de culpa. Casi nada.Imagino en cualquier caso que, pese a todo lo logrado o quizás precisamente por eso, Almodóvar debe sentir una cierta presión con cada nuevo estreno. Debe ser algo realmente complejo de sobrellevar el estar a la altura de las enormes expectativas que genera con cada nuevo trabajo. En cualquier caso, llevo dos días estremeciéndome con esta tremenda versión de la zambra A Ciegas que Quintero, León y Quiroga compusieron en 1953, que después popularizó la gran Concha Piquer y que ahora, con los arreglos de Alberto Iglesias y la hermosa voz de Miguel Poveda, se convierte en un tema que parece hecho ex profeso para una película de Almodóvar. Podéis escucharla en este enlace externo:



Aquí tenéis cuatro temas más de la BSO compuesta por Alberto Iglesias en la que ya es su séptima colaboración con Almodóvar, una de las uniones cineasta/músico más fructíferas que conozco y Werewolf, un tema de Cat Power que también está en la BSO






Por último, os dejo con un enlace al magnífico especial que El País le dedica a la película en la que mi amigo Jordi Minguell ha coordinado a un puñado de gente que ha hecho un excelente trabajo, especialmente en las entrevistas, muy medidas para ofrecer la información justa sin que el espectador deba conocer demasiado del argumento del filme, uno de los objetivos que Almodovar perseguía con esta película. Atención especial a la frase con la que Blanca Portillo define Los Abrazos Rotos: "Es una película que hay que ir a ver con la cremallera del corazón desabrochada, pensada para entrar ahí adentro, en tu corazón, en tus fantasmas, en tus miedos. Es una película para ir a sentir cine, no a ver cine"

No hay comentarios: