domingo, septiembre 27, 2009

SAN SEBASTIAN 2009 PALMARES: Distinto Jurado, Mismo Agravio

El año pasado un Jurado presidido por Jonathan Demme consiguió el dudoso honor de soliviantar los ánimos del personal al ignorar olímpicamente la que habían sido las dos grandes películas de la Sección Oficial, Camino de Javier Fesser y sobretodo esa obra maestra llamada Still Walking de Hirokazu Kore-Eda, obras mayores a las que no solo no concedieron la Concha de Oro sino que en un extraño acto de afirmación a contracorriente o simple inconsciencia sacaron injustificadamente del Palmarés negándoles incluso algún premio menor en favor de películas mucho menos notables.
Lo de el Jurado de este año presidido por Laurent Cantet no llega a tales extremos, pero sí tiene cierta sensación de deja vu. Desde el momento en el que se proyectó, la película de Juan José Campanella El Secreto de Sus Ojos era la favorita para la mayor parte de los acreditados que hemos estado siguiendo – y en más ocasiones de lo debido sufriendo – una Sección Oficial algo desangelada en la que han sobrado multitud de títulos inanes, plúmbeos, autistas, ridículos o todo ello a la vez, revelándose como una obra notable, que equilibraba a la perfección el thriller judicial con la comedia romántica plena de sentido del humor y el cine de denuncia política, una película repleta de emoción, verdad e inteligencia que, visto lo visto, se elevaba muy por encima del resto de obras a concurso. Pues al parecer tanto favoritismo y tanta unanimidad de crítica y público sumadas a que El Secreto de Sus Ojos tiene al parecer su carrera comercial asegurada (?) y no es “una película de festival” (??) han obrado en el Jurado el incomprensible fenómeno de repetir la historia y, dejándola de forma tan injustificada como dolosa fuera de todo reconocimiento, deslucir un palmarés que más allá de este incomprensible agravio resulta bastante defendible.

CONCHA DE ORO y MEJOR FOTOGRAFÍA: City of Life and Death de Lu Chuan (China)
Pocos discutirán que posiblemente la segunda mejor película vista en la Sección Oficial ha sido esta poderosa recreación de la llamada violación de Nanking que narra de forma tan cruda como pormenorizada los desmanes cometidos por el ejército imperial japonés en 1937 cuando tras la toma de la entonces capital perpetraron la matanza de más de 300.000 civiles además de convertir a miles de mujeres en esclavas sexuales. La película, y no soy nada original diciendo esto, es algo así como una mezcla de dos esplendidas obras de Steven Spielberg: mientras su vibrante primera hora recuerda no poco a las secuencias bélicas de Salvad al Soldado Ryan, la descripción de la represión y las vejaciones posteriores sumadas a esa esplendida fotografía en blanco y negro – incuestionable este segundo galardón – remiten a La Lista de Schindler. Hay modelos muchos peores en los que fijarse.Los reparos que se pueden poner a este filme son cierta reiteración de atrocidades que juega en contra de lo que denuncia y acaso el caer en un inevitable maniqueísmo pese a que los hechos que narra son incuestionables y a adoptar el punto de vista de un horrorizado soldado japonés que, curiosamente, le ha acarreado a su director no pocos problemas con la censura en su propio país. Si este premio sirve para que la película llegue a nuestras pantallas y para arrojar luz sobre un hecho poco conocido en occidente, bienvenido sea.

PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: Le Refuge de François Ozon (Francia)
Una nutrida representación francesa en la Sección Oficial – si bien ante los horrendos filmes de Dumont y Honoré Le Refuge era lo único más o menos decente - y contar con Laurent Cantet como presidente del Jurado eran dos factores de peso para que le cayera algo al cine del país vecino. El principal problema es que creo que el Premio Especial del Jurado ha de ser algo más que una especie de Concha de Plata que premie a la segunda película que más haya gustado: para mi ha de reconocer a una obra brillante, innovadora o que al menos aporte algo diferente al resto. Y Le Refuge no es ni lo uno ni lo otro. Es poco más que una vuelta de tuerca a viejos temas recurrentes del cine de Ozon – hay en ella elementos reconocibles ya presentes en Bajo la Arena o de El Tiempo que nos Queda – que aun conformando una película correcta quizás no merecía tanto reconocimiento. El sentido del riesgo de alguna de las películas españolas como La Mujer sin Piano o Los Condenados se ajustaba mejor a esta categoría.

MEJOR DIRECCIÓN: Javier Rebollo por La Mujer sin Piano (España)
Rebollo es un autor personal, con un estilo propio que puede crispar los nervios a más de uno pero que, como ya escribí en su momento, consigue con La Mujer Sin Piano ser algo más accesible que algunos de sus coetáneos de la “línea dura” del cine español, los Jaime Rosales, Marc Recha y Albert Serra de turno y, con esta película algo inclasificable, quizás tender puentes entre esa tendencia y el resto, haciendola algo más accesible. La Mujer sin Piano, con sus planos fijos, su aire a lo Kaurismaki, su curioso viaje a ninguna parte por ese Madrid nocturno y fantasmal y sus personajes entre entrañables y zumbados tiene cierto encanto. Hombre, puestos a ser sinceros, los esplendidos trabajos de dirección tanto de Campanella como de Lu Chuan son más merecedoras de un reconocimiento tan específico como éste pero a falta del Premio especial del Jurado por las razones arriba mencionadas, podemos aceptar Mejor Dirección sin rasgarnos las vestiduras.

MEJOR ACTOR Y MEJOR ACTRIZ: Pablo Pineda y Lola Dueñas por Yo, También (España)
Hace algunos años ya hubo en Donosti un antecedente de un premio doble de interpretación a la misma película. Fue con Te Doy mis Ojos, aquella maravillosa y necesaria visión de Iciar Bollain sobre el tema de los malos tratos en la que parecía injusto premiar el estremecedor trabajo de Laia Marull sin reconocer al mismo tiempo al maltratador que componía Luis Tosar. De la misma forma, habría dejado cierto regusto amargo que Pineda o Dueñas hubieran ganado en solitario. Tengo algunos reparos con Yo, También, película que exhibe un esplendido rigor en su primera hora para acabar desembocando en una resolución complaciente que la convierte en la película bienintencionada y abanderada del buen rollito que todos temíamos, pero al mismo tiempo es de justicia reconocer que si la película consigue mantenerse firme en su precario equilibrio tocando un tema tan delicado y llega al corazón del espectador lo hace gracias sobre todo al compromiso con sus papeles y la estupenda química que se desata entre sus protagonistas, que por momentos consigue convencerte del milagro de que una historia en apariencia imposible funcione. Se sostiene en gran medida gracias a ellos. Si, se puede argumentar que Pablo Pineda, pese a su estupendo trabajo, se interpreta básicamente a sí mismo o que obviar el magnífico trabajo de Julianne Moore en Chloe es algo denunciable, pero que quieren que les diga, tampoco es que estos premios me chirríen demasiado.

MEJOR GUIÓN: Blessed
Sin ser demasiado original, ya que estamos bastante familiarizados y yo diría que hasta un puntito saturados de la estructura tipo Vidas Cruzadas, esta vez con un toquecito de Rashomon en su relectura de la misma y cruda jornada primero a través de las vivencias de los hijos y después a través de las madres de los mismos que describe una sociedad llena de incomunicación, soledad y dolor, Blessed es una película correcta que, en general ha gustado bastante y este premio menor es una forma de reconocerlo. Claro que si pensamos que pese a su férrea estructura, la película transmite algunos mensajes de lo más cuestionables y, una vez más, recordamos que El Secreto de Sus Ojos se ha quedado fuera del palmarés – esta era una categoría especialmente propicia para ella – pues no hay más remedio que ponerle ciertos reparos.

PREMIO FIPRESCI: Los Condenados de Isaki Lacuesta (España)
Este es un premio lógico porque el choque entre la interesante temática que plantea es y su narrativa árida y un punto arriesgada es algo que puede llamar la atención de la crítica especializada. De las pelis ‘raritas’ del festival, Los Condenados quizás fuera la que tuvo mayor capacidad de generar ese interminable debate entre lo que se cuenta, el fondo, y el cómo se cuenta, la forma, algo esencial en esta obra hasta el punto de ahogar un tanto lo que se plantea. Hay una línea continuista en este sentido, pese a que el Jurado sea lógicamente distinto: el año pasado fue Tiro en la Cabeza, la muy discutible y solo a ratos interesante visión del terrorismo de Jaime Rosales, quien se alzó con el premio de la crítica internacional. Por mi parte, que sigan premiando estas propuestas. Mientras al final el premio de la crítica internacional a la Mejor Película del Año recaiga sobre obras tan indiscutibles como La Cinta Blanca de Michael Haneke, no hay problema.
Y eso es todo, a falta del jugoso anecdotario y algunas grandes películas de Zabaltegui que no he tenido tiempo de comentar y que confieso que no sé cuando tendré tiempo de subir a CineMérida. Me despido de Donosti con la siempre inevitable sensación de tristeza pero bueno, la Seminci no está tan lejos para tomar el relevo. Ahí estaremos.

2 comentarios:

RO dijo...

Gracias por tu crónica del festival.
Cuando uno ve un a peli o lee un libro, lo que más le llena es ver plasmado en palabras o imágenes algo que él ya pensaba pero que, o bien no se había parado a expresarlo o no sabía cómo hacerlo.
Algo así me ha pasado cuando he leido tus críticas.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Las dos mejores películas del Festival (de largo) han sido la de Dumont y Yuki & Nina. La gran mayoría de las películas de la Sección Oficial no deberían estar nunca en un Festival de categoría A (incluyo la de Campanella). El cine de Rebollo da la impresión de estar un poco demodé, llega un poco tarde. Lakuesta fracasa en su primer film de ficción y de la tercera española mejor no hablar.