SEMINCI, Crónica 9. David Garrido Bazán. Cobertura de la 50 Seminci para La Butaca.Net. Todos los derechos reservados.
Palmarés final: Me encantan las historias circulares.
Teatro Calderón. Sala de los espejos. 11:50 AM. Faltan diez minutos para que el Jurado dé lectura al Palmarés de la 50 Edición de la Seminci, y la sala se está llenando rápidamente. De pronto, una voz conocida se dirige al cronista:
- Hola, ¿Está ocupada esa silla?
- Si - respondo de forma instintiva, sin fijarme en quien me habla – Se la estoy guardando a un compañero de… - miro, dudo. No me lo puedo creer.
- Bueno, no importa. Creo que esa de delante tuya esta libre. ¿Qué? ¿Qué tal el Festival? ¿Has visto más cosas que te gustaran tanto como La Dignidad de los Nadies? – Servidor está todavía patidifuso
Hay que joderse. Una vez más, Mercedes Sampietro estaba delante de mí. Y como soy incapaz de mantener una promesa, ni siquiera las que me impongo en estas crónicas, me había dejado en casa el libro dedicado a ella que me prometí a mi mismo que llevaría durante el resto de la Seminci como penitencia por no haberla reconocido hacía una semana (Véase Crónica 2). Y sin una maldita cámara a mano. Con lo que a mi me gustan las historias circulares. “Esto, cuando lo cuente, no se lo va a creer nadie” pensaba para mis adentros. Menos mal que tengo testigos. En fin.
- ¿Sabes que no te reconocí la primera vez que te vi el otro día? Me di cuenta después de un rato que estaba hablando contigo…
- Uy, no te preocupes. A mi eso me pasa constantemente, y te aseguro que con mi cargo es mucho peor…
Menudo lujo. La presidenta de la Academia Española sentada delante de mí esperaba pacientemente, como todos nosotros, a que el Jurado diera lectura al palmarés. En realidad habría que decir los Jurados, pues hay tantas secciones y premios que cada categoría tiene su propio tribunal. Así los errores se reparten más y no les caen las broncas y los pateos siempre a los mismos, que estos chicos de la prensa ya se sabe como son…
Total, que comenzó la cosa con el Premio del Público. Les voy a contar una cosa de este premio: el año pasado (y los anteriores, según tengo entendido) los premios del público se votaban de una manera muy democrática. A la entrada a la sala te daban un folleto con el título de la película y con las cuatro esquinas del mismo numeradas del 1 al 4. Uno veía la peli, recortaba el número que le parecía y depositaba su voto en unas urnas ad-hoc colocadas a la salida de la sala. Supongo que el problema para la organización sería que tendría que tener a alguien que contabilizara esos votos, sacara la media y todo lo necesario. Fuera como fuera, el nuevo equipo ha tenido la brillante idea de modernizar el sistema: ahora el premio del público se entrega vía SMS. Uno coge su móvil, envía un mensaje con unas claves para cada peli y su voto y digo yo que habrá un sistema que hará todo el proceso. Estupendo. Solo que a) la gente pasa de gastarse las pelas en un SMS por una chorrada como ésta y B) No le pidas a una abuela de 60 años que envíe un SMS para votar por el premio del público, porque lo más seguro es que te mande a freír espárragos, con lo que la universalidad del sistema queda un poco en entredicho.
- El ganador del Premio del público este año es: Vida y Color de Santiago Tabernero
Unas nada disimuladas risas recorrieron la sala. Una de dos: o Santiago Tabernero tiene muchos amiguitos o el sistema estaba borracho. Porque sino a ver como se explica que la que para muchos (un servidor incluido) es una de las peores películas de la Sección Oficial haya sido la ganadora del premio del publico. A lo mejor es lo que dice un amigo mío, que la gente la ha votado agradecida porque les ha ahorrado ver varios capítulos de Cuéntame.
- ¿Qué tal está la película ésta de Vida y Color?
Horror. La Presidenta de la Academia en persona me preguntaba, escuchando el cachondeo de la sala sobre este Premio, por la dichosa película. Menudo brete. A ver como salgo de ésta.
- Hmmm… Segundo Asalto está muy bien. Ha gustado mucho por aquí.
Y si cuela, cuela. Menos mal que el Jurado seguía anunciando premios y había que callarse y seguir escuchando.
- Sección Punto de encuentro: Primer Premio para Ruido de Marcelo Bertalmío, Uruguay. Cortometrajes: Post-it de Michele Rho, Italia.
En fin. El jurado joven que otorga el premio a la sección Punto de Encuentro había optado por la película que tuvo mayor éxito de público, lo que no quiere decir que sea una buena película, ni mucho menos (véase crónica 2) No he visto las suficientes pelis de Punto de Encuentro para juzgar, pero al menos Sueños de Shangai me pareció mejor. Y algunos de mis compañeros hablan muy bien de La Cosecha de Hielo de Harold Ramis. Pero, como el año pasado, creo que el nivel medio de la sección paralela ha sido bastante flojito.
- Sección Documental Tiempo de Historia. Dos Segundos Premios: Trece entre Mil de Iñaki Arteta, España (aplausos) y El Mamut Siberiano de Vicente Ferraz, Brasil (silencio). Primer Premio Ex-Aequo para Cuadernos de Contabilidad de Manolo Millares, España – gran conmoción y aplausos: parte del equipo de la peli, director incluido, está en la sala, y se nota el jaleo – y La Dignidad de los Nadies de Pino Solanas, Argentina – gran jaleo y aplausos, casi todos provocados por mi persona: acabo de escuchar el premio que más ganas tenía de oír y me dejo llevar por el entusiasmo. Que se entere el Jurado que estoy con ellos.
Mercedes Sampietro se ha dado la vuelta y ha sonreído tres veces: dos por los documentales españoles premiados y una por escucharme celebrar el premio a La Dignidad de los Nadies.
- Te devuelvo la recomendación: la peli de Manolo Millares está muy bien, a ver si puedes verla.
- En cuanto pueda, Presi.
Dicho esto, Mercedes Sampietro se levanta de su asiento y se va a felicitar a los miembros del equipo de Cuadernos de Contabilidad de Manolo Millares, cuya alegría es más que considerable. Por un instante temo que les echen de la sala. Pero les salva el cambio de tercio. Entra un nuevo Jurado. Son tres de los cinco miembros de la prestigiosa FIPRESCI, el jurado de la crítica internacional. Semblante serio.
- La FIPRESCI quiere anunciar, antes de dar lectura al galardón, que para este Premio ha tenido en cuenta la totalidad de las películas presentadas en la Sección Oficial, estuvieran o no a concurso.
De nuevo la sala se llena de murmullos. Inaudito. Nunca antes un jurado de la Fipresci ha premiado películas que no estén a concurso por haber recibido galardones en otros festivales. Teóricamente, mientras no hayan recibido el Premio Fipresci en otro Festival, pueden premiar a cualquier película exhibida en la Seminci, pero es algo que no suele hacerse. Eso quería decir que le iban a dar el premio a Brokeback Mountain de Ang Lee o a Arcadia de Costa Gavras. Me extrañaba que, por la introducción, no fuera para Manderlay. Caché y Mi Nikifor no contaban, pues ya fueron premiadas en Cannes y Atenas respectivamente por otros Jurados Fipresci.
- El premio Fipresci de esta 50 Seminci es para Joyeux Nöel (Feliz Navidad) de Christian Carion, Francia.
Pitos generalizados. ¿Pero se puede saber que broma es ésta? El Jurado de la Federación Internacional de Críticos acababa de dar su premio, que habitualmente reconoce el riesgo o la innovación de una película que rara vez gusta a todos pero que no suele dejar indiferente (Tideland de Terry Gilliam en San Sebastián, Batalla en el Cielo en Rio de Janeiro, Caché en Cannes, La Pesadilla de Darwin en Sydney, El Sabor de la Sandía en Berlín, por poner algunos ejemplos) a la película más complaciente y ñoña de los últimos tiempos. Que esto lo haga un Jurado normal, pues vale, pero caramba, se supone que los de la Fipresci son gente seria que lleva muchos años en esto de la crítica de cine. El ambiente se estaba calentando por momentos. Y en estas estamos cuando los de las Fipresci salen corriendo (antes de que alguno les tire algo) y entran los miembros del jurado internacional, con los periodistas ya un poco de uñas. Manuel Hidalgo, conciliador, templa ánimos.
- Bueno, venga. Vamos a dar lectura al Palmarés y esperemos que no nos pateéis mucho. Empezamos por el Premio a la Mejor Fotografía: Jie Du, por Ping Pong Mongol
Silencio indiferente. Era una de las opciones fáciles, lo que no quiere decir que sea un premio inmerecido. Seguimos expectantes.
- Premio a la Mejor Interpretación Femenina: Krystyna Feldman por Mi Nikifor.
Pues ídem de ídem. Estaba entre las candidatas por su transformación a lo Linda Hunt. Tampoco era una sorpresa, ni mucho menos. Pero seguía faltando algo de riesgo: podían haber optado por un ex-aequo para Ingrid Rubio y Valeria Bertuccelli o por Blanca Lewin, la protagonista de En La Cama, incluso por el divertido papel de China Zorrilla en Elsa y Fred. Pero nada que objetar. Seguimos para bingo.
- Premio a la Mejor Interpretación Masculina: Melvin Poupaud por El Tiempo que Nos Queda.
Vaya. Nos lo temíamos. Sabíamos que la presencia de André Techiné el frente del jurado podría favorecer a la película francesa. Lástima: este podría haber sido un buen premio para Darío Grandinetti o, con mucho más sentido del riesgo, el histriónico Armin Rhode de Banquete de Boda. El silencio sigue siendo de lo más intranquilizador. La gente sigue esperando.
- Premio Pilar Miró a la Mejor Dirección Novel: Daniel Cebrián, por Segundo Asalto.
Hay tímidos aplausos. La verdad es que Segundo Asalto está bien, pero este premio bien podría haber reconocido a Hans Canosa por Conversaciones con Otra Mujer y sus experimentos con la pantalla partida. La anécdota es que Daniel Cebrián no está en la sala. Una hora más tarde nos lo cruzaríamos en la Plaza Mayor, le felicitaríamos por su Premio y le indicaríamos el camino al Teatro Calderón, donde le esperaban varias entrevistas. Imaginen las expectativas que el propio Cebrián tendría sobre este premio, que a la postre cubrió la cuota española del Palmarés.
- Espiga de Plata: El Tiempo que nos queda, de François Ozon, Francia.
Más tímidos aplausos y algún que otro pateo. La peli de Ozon es una versión a lo gay de Mi Vida sin Mi de Isabel Coixet, y la catalana lo hizo infinitamente mejor, las cosas como son. La peli no ha gustado a la prensa en general, y eso se nota en la frialdad con la que es recibido este galardón, el segundo del palmarés para la cinta francesa. Joder con Techiné, como barre para casa el tío.
- Espiga de Oro: En La Cama de Matías Bizé, Chile.
Muchos aplausos. Es la película que mayores debates y polémicas ha levantado. Para unos, es un atrevimiento notable que sale bien parada e incluso emociona. Para otros, es un truño insufrible con aires de modernez pedante. Para otros poquitos, no es nada. Se salieron de la proyección a los pocos minutos y no le dieron una oportunidad. Para este cronista es una peli interesante, desigual, irregular. La Espiga de Oro es a todas luces demasiado premio, aunque es evidente que el Jurado ha despejado la incógnita: la película que más les ha gustado es la del premio especial 50 Aniversario, que para eso la leen la última.
- Premio Especial 50 Aniversario ex–aequo para Caché de Michael Hanecke y Manderlay de Lars Von Trier. El Jurado reconoce en estas dos películas la madurez artística de dos cineastas europeos de trayectoria muy personal.
En otras palabras: que no nos mojamos, oiga usted. Que las dos mejores pelis de la Sección Oficial se repartan la pasta y a otra cosa, mariposa, que nosotros ya hemos cumplido. Sin duda alguna el Jurado ha estado de lo más complaciente y no se ha pringado en resolver la cuestión que mayores debates suscitaba ¿Von Trier o Hanecke? Pues ambos y listo, que para eso están los ex-aequos. Claro que… está por ver si a los distribuidores de estas dos películas (que recordémoslo, ya participaron en Cannes sin llevarse ningún premio gordo) les hará gracia la broma de tener que repartirse los 50.000 euros que ya de por sí debían repartirse entre el productor y el director del filme – o sea, que va a haber que hacer cuatro partes, al menos – mientras comparten la dudosa gloria de un premio especial del Jurado que, la verdad, no queda tan bonito como esa Espiga de Oro que la chilena En La Cama va a disfrutar en solitario. No se yo. Lo que si puedo decirles es que la decisión final del jurado no gustó demasiado a la Prensa. A un servidor lo que sí le pareció justo fue que el premio gordo de los cortos fuera para una maravilla de la animación llamada Las Misteriosas Exploraciones Geográficas de Jasper Morello, una película australiana de ciencia ficción retro, con iconografía propia del siglo XIX y naves impulsadas a vapor que surcan los aires como si estos fueran mares desconocidos a explorar, con enormes montañas de piedra flotantes que esconden monstruos extraños y otras sorpresas: anoten el título, que al igual que pasó con Ryan el pasado año, puede que veamos esta película en la categoría del Oscar al Mejor cortometraje de Animación.
Epílogo: Un par de horas después, en un céntrico restaurante vallisoletano, unos cuantos periodistas dábamos buena cuenta de unas chuletas de buey regadas con un buen tinto de la Ribera del Duero. De repente, sin que nadie se de cuenta de nada, entra el actor Daniel Brühl acompañado del algunos amigos.
- Eh, Daniel ¡Feliz Navidad! – saludamos algunos con no poca sorna.
El aludido, uno de los protagonistas de la película de clausura que había ganado el Premio Fipresci, se vuelve, sonríe, saluda y se va a su mesa. “Malditos cachondos”.
Un año más, que nos quiten lo bailao, que no es poco. Hasta el 2006.
Palmarés final: Me encantan las historias circulares.
Teatro Calderón. Sala de los espejos. 11:50 AM. Faltan diez minutos para que el Jurado dé lectura al Palmarés de la 50 Edición de la Seminci, y la sala se está llenando rápidamente. De pronto, una voz conocida se dirige al cronista:
- Hola, ¿Está ocupada esa silla?
- Si - respondo de forma instintiva, sin fijarme en quien me habla – Se la estoy guardando a un compañero de… - miro, dudo. No me lo puedo creer.
- Bueno, no importa. Creo que esa de delante tuya esta libre. ¿Qué? ¿Qué tal el Festival? ¿Has visto más cosas que te gustaran tanto como La Dignidad de los Nadies? – Servidor está todavía patidifuso
Hay que joderse. Una vez más, Mercedes Sampietro estaba delante de mí. Y como soy incapaz de mantener una promesa, ni siquiera las que me impongo en estas crónicas, me había dejado en casa el libro dedicado a ella que me prometí a mi mismo que llevaría durante el resto de la Seminci como penitencia por no haberla reconocido hacía una semana (Véase Crónica 2). Y sin una maldita cámara a mano. Con lo que a mi me gustan las historias circulares. “Esto, cuando lo cuente, no se lo va a creer nadie” pensaba para mis adentros. Menos mal que tengo testigos. En fin.
- ¿Sabes que no te reconocí la primera vez que te vi el otro día? Me di cuenta después de un rato que estaba hablando contigo…
- Uy, no te preocupes. A mi eso me pasa constantemente, y te aseguro que con mi cargo es mucho peor…
Menudo lujo. La presidenta de la Academia Española sentada delante de mí esperaba pacientemente, como todos nosotros, a que el Jurado diera lectura al palmarés. En realidad habría que decir los Jurados, pues hay tantas secciones y premios que cada categoría tiene su propio tribunal. Así los errores se reparten más y no les caen las broncas y los pateos siempre a los mismos, que estos chicos de la prensa ya se sabe como son…
Total, que comenzó la cosa con el Premio del Público. Les voy a contar una cosa de este premio: el año pasado (y los anteriores, según tengo entendido) los premios del público se votaban de una manera muy democrática. A la entrada a la sala te daban un folleto con el título de la película y con las cuatro esquinas del mismo numeradas del 1 al 4. Uno veía la peli, recortaba el número que le parecía y depositaba su voto en unas urnas ad-hoc colocadas a la salida de la sala. Supongo que el problema para la organización sería que tendría que tener a alguien que contabilizara esos votos, sacara la media y todo lo necesario. Fuera como fuera, el nuevo equipo ha tenido la brillante idea de modernizar el sistema: ahora el premio del público se entrega vía SMS. Uno coge su móvil, envía un mensaje con unas claves para cada peli y su voto y digo yo que habrá un sistema que hará todo el proceso. Estupendo. Solo que a) la gente pasa de gastarse las pelas en un SMS por una chorrada como ésta y B) No le pidas a una abuela de 60 años que envíe un SMS para votar por el premio del público, porque lo más seguro es que te mande a freír espárragos, con lo que la universalidad del sistema queda un poco en entredicho.
- El ganador del Premio del público este año es: Vida y Color de Santiago Tabernero
Unas nada disimuladas risas recorrieron la sala. Una de dos: o Santiago Tabernero tiene muchos amiguitos o el sistema estaba borracho. Porque sino a ver como se explica que la que para muchos (un servidor incluido) es una de las peores películas de la Sección Oficial haya sido la ganadora del premio del publico. A lo mejor es lo que dice un amigo mío, que la gente la ha votado agradecida porque les ha ahorrado ver varios capítulos de Cuéntame.
- ¿Qué tal está la película ésta de Vida y Color?
Horror. La Presidenta de la Academia en persona me preguntaba, escuchando el cachondeo de la sala sobre este Premio, por la dichosa película. Menudo brete. A ver como salgo de ésta.
- Hmmm… Segundo Asalto está muy bien. Ha gustado mucho por aquí.
Y si cuela, cuela. Menos mal que el Jurado seguía anunciando premios y había que callarse y seguir escuchando.
- Sección Punto de encuentro: Primer Premio para Ruido de Marcelo Bertalmío, Uruguay. Cortometrajes: Post-it de Michele Rho, Italia.
En fin. El jurado joven que otorga el premio a la sección Punto de Encuentro había optado por la película que tuvo mayor éxito de público, lo que no quiere decir que sea una buena película, ni mucho menos (véase crónica 2) No he visto las suficientes pelis de Punto de Encuentro para juzgar, pero al menos Sueños de Shangai me pareció mejor. Y algunos de mis compañeros hablan muy bien de La Cosecha de Hielo de Harold Ramis. Pero, como el año pasado, creo que el nivel medio de la sección paralela ha sido bastante flojito.
- Sección Documental Tiempo de Historia. Dos Segundos Premios: Trece entre Mil de Iñaki Arteta, España (aplausos) y El Mamut Siberiano de Vicente Ferraz, Brasil (silencio). Primer Premio Ex-Aequo para Cuadernos de Contabilidad de Manolo Millares, España – gran conmoción y aplausos: parte del equipo de la peli, director incluido, está en la sala, y se nota el jaleo – y La Dignidad de los Nadies de Pino Solanas, Argentina – gran jaleo y aplausos, casi todos provocados por mi persona: acabo de escuchar el premio que más ganas tenía de oír y me dejo llevar por el entusiasmo. Que se entere el Jurado que estoy con ellos.
Mercedes Sampietro se ha dado la vuelta y ha sonreído tres veces: dos por los documentales españoles premiados y una por escucharme celebrar el premio a La Dignidad de los Nadies.
- Te devuelvo la recomendación: la peli de Manolo Millares está muy bien, a ver si puedes verla.
- En cuanto pueda, Presi.
Dicho esto, Mercedes Sampietro se levanta de su asiento y se va a felicitar a los miembros del equipo de Cuadernos de Contabilidad de Manolo Millares, cuya alegría es más que considerable. Por un instante temo que les echen de la sala. Pero les salva el cambio de tercio. Entra un nuevo Jurado. Son tres de los cinco miembros de la prestigiosa FIPRESCI, el jurado de la crítica internacional. Semblante serio.
- La FIPRESCI quiere anunciar, antes de dar lectura al galardón, que para este Premio ha tenido en cuenta la totalidad de las películas presentadas en la Sección Oficial, estuvieran o no a concurso.
De nuevo la sala se llena de murmullos. Inaudito. Nunca antes un jurado de la Fipresci ha premiado películas que no estén a concurso por haber recibido galardones en otros festivales. Teóricamente, mientras no hayan recibido el Premio Fipresci en otro Festival, pueden premiar a cualquier película exhibida en la Seminci, pero es algo que no suele hacerse. Eso quería decir que le iban a dar el premio a Brokeback Mountain de Ang Lee o a Arcadia de Costa Gavras. Me extrañaba que, por la introducción, no fuera para Manderlay. Caché y Mi Nikifor no contaban, pues ya fueron premiadas en Cannes y Atenas respectivamente por otros Jurados Fipresci.
- El premio Fipresci de esta 50 Seminci es para Joyeux Nöel (Feliz Navidad) de Christian Carion, Francia.
Pitos generalizados. ¿Pero se puede saber que broma es ésta? El Jurado de la Federación Internacional de Críticos acababa de dar su premio, que habitualmente reconoce el riesgo o la innovación de una película que rara vez gusta a todos pero que no suele dejar indiferente (Tideland de Terry Gilliam en San Sebastián, Batalla en el Cielo en Rio de Janeiro, Caché en Cannes, La Pesadilla de Darwin en Sydney, El Sabor de la Sandía en Berlín, por poner algunos ejemplos) a la película más complaciente y ñoña de los últimos tiempos. Que esto lo haga un Jurado normal, pues vale, pero caramba, se supone que los de la Fipresci son gente seria que lleva muchos años en esto de la crítica de cine. El ambiente se estaba calentando por momentos. Y en estas estamos cuando los de las Fipresci salen corriendo (antes de que alguno les tire algo) y entran los miembros del jurado internacional, con los periodistas ya un poco de uñas. Manuel Hidalgo, conciliador, templa ánimos.
- Bueno, venga. Vamos a dar lectura al Palmarés y esperemos que no nos pateéis mucho. Empezamos por el Premio a la Mejor Fotografía: Jie Du, por Ping Pong Mongol
Silencio indiferente. Era una de las opciones fáciles, lo que no quiere decir que sea un premio inmerecido. Seguimos expectantes.
- Premio a la Mejor Interpretación Femenina: Krystyna Feldman por Mi Nikifor.
Pues ídem de ídem. Estaba entre las candidatas por su transformación a lo Linda Hunt. Tampoco era una sorpresa, ni mucho menos. Pero seguía faltando algo de riesgo: podían haber optado por un ex-aequo para Ingrid Rubio y Valeria Bertuccelli o por Blanca Lewin, la protagonista de En La Cama, incluso por el divertido papel de China Zorrilla en Elsa y Fred. Pero nada que objetar. Seguimos para bingo.
- Premio a la Mejor Interpretación Masculina: Melvin Poupaud por El Tiempo que Nos Queda.
Vaya. Nos lo temíamos. Sabíamos que la presencia de André Techiné el frente del jurado podría favorecer a la película francesa. Lástima: este podría haber sido un buen premio para Darío Grandinetti o, con mucho más sentido del riesgo, el histriónico Armin Rhode de Banquete de Boda. El silencio sigue siendo de lo más intranquilizador. La gente sigue esperando.
- Premio Pilar Miró a la Mejor Dirección Novel: Daniel Cebrián, por Segundo Asalto.
Hay tímidos aplausos. La verdad es que Segundo Asalto está bien, pero este premio bien podría haber reconocido a Hans Canosa por Conversaciones con Otra Mujer y sus experimentos con la pantalla partida. La anécdota es que Daniel Cebrián no está en la sala. Una hora más tarde nos lo cruzaríamos en la Plaza Mayor, le felicitaríamos por su Premio y le indicaríamos el camino al Teatro Calderón, donde le esperaban varias entrevistas. Imaginen las expectativas que el propio Cebrián tendría sobre este premio, que a la postre cubrió la cuota española del Palmarés.
- Espiga de Plata: El Tiempo que nos queda, de François Ozon, Francia.
Más tímidos aplausos y algún que otro pateo. La peli de Ozon es una versión a lo gay de Mi Vida sin Mi de Isabel Coixet, y la catalana lo hizo infinitamente mejor, las cosas como son. La peli no ha gustado a la prensa en general, y eso se nota en la frialdad con la que es recibido este galardón, el segundo del palmarés para la cinta francesa. Joder con Techiné, como barre para casa el tío.
- Espiga de Oro: En La Cama de Matías Bizé, Chile.
Muchos aplausos. Es la película que mayores debates y polémicas ha levantado. Para unos, es un atrevimiento notable que sale bien parada e incluso emociona. Para otros, es un truño insufrible con aires de modernez pedante. Para otros poquitos, no es nada. Se salieron de la proyección a los pocos minutos y no le dieron una oportunidad. Para este cronista es una peli interesante, desigual, irregular. La Espiga de Oro es a todas luces demasiado premio, aunque es evidente que el Jurado ha despejado la incógnita: la película que más les ha gustado es la del premio especial 50 Aniversario, que para eso la leen la última.
- Premio Especial 50 Aniversario ex–aequo para Caché de Michael Hanecke y Manderlay de Lars Von Trier. El Jurado reconoce en estas dos películas la madurez artística de dos cineastas europeos de trayectoria muy personal.
En otras palabras: que no nos mojamos, oiga usted. Que las dos mejores pelis de la Sección Oficial se repartan la pasta y a otra cosa, mariposa, que nosotros ya hemos cumplido. Sin duda alguna el Jurado ha estado de lo más complaciente y no se ha pringado en resolver la cuestión que mayores debates suscitaba ¿Von Trier o Hanecke? Pues ambos y listo, que para eso están los ex-aequos. Claro que… está por ver si a los distribuidores de estas dos películas (que recordémoslo, ya participaron en Cannes sin llevarse ningún premio gordo) les hará gracia la broma de tener que repartirse los 50.000 euros que ya de por sí debían repartirse entre el productor y el director del filme – o sea, que va a haber que hacer cuatro partes, al menos – mientras comparten la dudosa gloria de un premio especial del Jurado que, la verdad, no queda tan bonito como esa Espiga de Oro que la chilena En La Cama va a disfrutar en solitario. No se yo. Lo que si puedo decirles es que la decisión final del jurado no gustó demasiado a la Prensa. A un servidor lo que sí le pareció justo fue que el premio gordo de los cortos fuera para una maravilla de la animación llamada Las Misteriosas Exploraciones Geográficas de Jasper Morello, una película australiana de ciencia ficción retro, con iconografía propia del siglo XIX y naves impulsadas a vapor que surcan los aires como si estos fueran mares desconocidos a explorar, con enormes montañas de piedra flotantes que esconden monstruos extraños y otras sorpresas: anoten el título, que al igual que pasó con Ryan el pasado año, puede que veamos esta película en la categoría del Oscar al Mejor cortometraje de Animación.
Epílogo: Un par de horas después, en un céntrico restaurante vallisoletano, unos cuantos periodistas dábamos buena cuenta de unas chuletas de buey regadas con un buen tinto de la Ribera del Duero. De repente, sin que nadie se de cuenta de nada, entra el actor Daniel Brühl acompañado del algunos amigos.
- Eh, Daniel ¡Feliz Navidad! – saludamos algunos con no poca sorna.
El aludido, uno de los protagonistas de la película de clausura que había ganado el Premio Fipresci, se vuelve, sonríe, saluda y se va a su mesa. “Malditos cachondos”.
Un año más, que nos quiten lo bailao, que no es poco. Hasta el 2006.
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