La semana ha sido un poco movidilla, así que voy en plan más o menos telegráfico (para lo que en mi es normal, claro XDD) con las cosillas relacionadas con el mundo del cine de estos últimos días.
MARTES 27: Llevado por mi devoción por Cate Blanchett (hay que ver como me gusta esta mujer, en todos los sentidos: desde que la descubrí en Elisabeth la he visto en casi todo lo que ha hecho, desde la Galadriel de El SDLA a la vidente de Premonición, pasando por la ‘rehen’ de Bandits, el divertido putón que vuelve loco a Kevin Spacey en la primera media hora de Atando Cabos de Lasse Hallstrom y sus dos papeles casi opuestos de este 2005: la Katherine Hepburn de El Aviador y la periodista embarazada de la surrealista Life Aquatic. Es una actriz estupenda) y superando mi habitual aversión a casi todo lo que hace el efectista Joel Schumacher (y encima aquí producido por el inefable Jerry Bruckheimer, casi nada) veo en VERONICA GUERIN, biopic sobre esta periodista de investigación irlandesa que, con un par, se lanzó de lleno en una serie de reportajes a destapar a mediados de los años 90, los ‘negocios’ con los que se forraban los capos del narcotráfico, amparados por una ley timorata que impedía perseguir o investigar las fuentes de ingresos de estos auténticos mafiosos. Lo pagó con su vida: fue tiroteada en 1996. La película es tan glorificadora y previsible como cabría esperar en una mujer que consiguió con su muerte lo que no pudo en vida: que las leyes cambiaran para que, al menos, los mafiosos no pudieran enriquecerse tan impunemente como hasta entonces y algunos dieran con sus huesos en la cárcel. Más allá de algunos excesos que podrían haberse ahorrado (¡esos niños jugando en la calle en pleno día con las jeringuillas usadas por los drogadictos!) destaca el perfecto acento irlandés que luce Blanchett en su papel, el violento mafioso al que da vida el estupendo actor Gerard McSorley (en un papel radicalmente opuesto a su pacífico pero decidido padre de una de las víctimas de los atentados del IRA que borda en Omagh, una de las pelis de este 2005) y una curiosidad que no me resisto a comentar: la visión que ofrece la película del personaje real de Martin Cahill, El General, un ladrón que tuvo en jaque a la Garda irlandesa durante años con sus inteligentes estrategias y que fue asesinado en la puerta de la casa donde convivía con su esposa y su amante (que además era su cuñada). La película de Schumacher sostiene que Cahill fue asesinado por orden de uno de los capos de la droga que le debía dinero y se resistía a pagárselo, una versión ciertamente distinta que aquella que mantenía John Boorman en su espléndida El General, donde el mismo personaje de un genial Brendan Gleeson era asesinado por el IRA (a quien se culpó efectivamente del mismo, aunque este nunca lo reivindicó) por haber tenido tratos con los paramilitares unionistas. Ya sé que me dejo en el tintero una tercera versión, la que encarnó Kevin Spacey en Criminal y Decente, otra peli basada en el mismo personaje, pero es tan anodina que no merece la pena detenerse en ella ¿Cuál sería la verdadera historia de Martin Cahill?
En cualquier caso, Verónica Guerin se deja ver con cierto agrado y hasta Schumacher tiene algún que otro detalle bueno de puesta en escena (la doble visión del asesinato, en el prólogo y al final de la película), además de un cachondo cameo a cargo de un Colin Farell fugaz, más irlandés que nunca, que requiebra en la calle a la Blanchett ¡alabando las virtudes del entonces futbolista del Manchester United (y ahora aspirante a actor) Eric Cantona!
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